La directora de Caritas Jerusalén: Gaza está al borde del colapso, sin luz y sin medicinas
La situación en la Franja se está agravando, también debido al recorte de fondos decidido por Trump. Sólo hay seis horas de electricidad por día y faltan medicinas. El compromiso de Caritas en favor de las personas mayores y niños es palpable en esta zona del mundo donde "si tienes diez años, has pasado por tres o cuatro guerras”, explica la la hermana Bridget Thige, la nueva directora general de Caritas Jerusalén.
"Gaza está al borde del colapso", explica la religiosa, quien durante años ha estado dedicada a proyectos para apoyar a la población de la Franja de Gaza, afligida por la pobreza y las guerras continuas, explica la agencia AsiaNews.
La situación en Gaza ha empeorado en los últimos meses y las perspectivas para el futuro no son positivas: continúa el bloqueo que transforma la franja en una "prisión al aire libre" de donde es "casi imposible" salir; la crisis energética sigue siendo aguda; faltan los medicamentos esenciales; los recortes salariales de los empleados de la Autoridad Nacional Palestina han exacerbado la situación económica y, ahora, despiertan temores de que se congele parte de los fondos estadounidenses aportados a la agencia de la ONU dedicada a los refugiados palestinos (UNRWA).
"La reducción de fondos a la UNRWA -dice la hermana Tighe- no solo afectará a los beneficiarios de la educación y la atención médica, sino también a los empleados. Hay miles de personas trabajando para la agencia: maestros, trabajadores sociales, psicólogos. Con el presupuesto reducido, UNRWA tendrá que decidir qué cortar: ¿educación? ¿salud? ¿alimentos?".
Esto, en el contexto de una crisis energética que sigue siendo "aguda". "El verano pasado la situación fue desesperante. En ese momento yo vivía en Gaza y lo viví con ellos. Donde vivía, en la ciudad de Gaza, teníamos electricidad sólo dos o tres horas por día, con el calor de julio y agosto. La gente no tenía neveras en funcionamiento, por lo que tenían que comprar comida todos los días y los precios subían. Los hospitales estaban gastando más y más dinero en generadores, necesarios para los servicios esenciales".
"Han sufrido tanto -continúa- que oí hablar de familias que corrían con niños que se sofocaban, que necesitaban un respirador y no tenían electricidad".
Aunque hay más horas de electricidad, la situación en los hospitales sigue siendo desesperada porque faltan los medicamentos más esenciales. "Cuando vivía en Gaza, asistí a reuniones organizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con un representante local del Ministerio de Salud, con una conexión de video desde Ramallah y otras organizaciones involucradas en la atención médica. Recibimos una actualización continua sobre el stock de medicamentos: siempre está en cero".
En Gaza, el principal compromiso de Caritas es la salud, en apoyo de los más frágiles a través de un centro médico fijo y móvil, en particular para niños y ancianos, de los cuales nadie se ocupa directamente. Para los más jóvenes, el objetivo principal es intervenir en la psique traumatizada por la guerra: "Si tienes diez años en Gaza, has pasado por tres o cuatro guerras. Muchos niños, probablemente todos, están traumatizados en cierta medida". Otro programa tiene como objetivo atender a los pequeños refugiados de entre 3 y 5 años que viven en zonas pobres, donde hay una elevada tasa de infecciones de lombrices intestinales.
"Espero que haya negociaciones políticas o de otro tipo detrás de escena para aliviar la situación, pero no sé cuáles serán", concluye sor Tighe.
"Gaza está al borde del colapso", explica la religiosa, quien durante años ha estado dedicada a proyectos para apoyar a la población de la Franja de Gaza, afligida por la pobreza y las guerras continuas, explica la agencia AsiaNews.
La situación en Gaza ha empeorado en los últimos meses y las perspectivas para el futuro no son positivas: continúa el bloqueo que transforma la franja en una "prisión al aire libre" de donde es "casi imposible" salir; la crisis energética sigue siendo aguda; faltan los medicamentos esenciales; los recortes salariales de los empleados de la Autoridad Nacional Palestina han exacerbado la situación económica y, ahora, despiertan temores de que se congele parte de los fondos estadounidenses aportados a la agencia de la ONU dedicada a los refugiados palestinos (UNRWA).
"La reducción de fondos a la UNRWA -dice la hermana Tighe- no solo afectará a los beneficiarios de la educación y la atención médica, sino también a los empleados. Hay miles de personas trabajando para la agencia: maestros, trabajadores sociales, psicólogos. Con el presupuesto reducido, UNRWA tendrá que decidir qué cortar: ¿educación? ¿salud? ¿alimentos?".
Esto, en el contexto de una crisis energética que sigue siendo "aguda". "El verano pasado la situación fue desesperante. En ese momento yo vivía en Gaza y lo viví con ellos. Donde vivía, en la ciudad de Gaza, teníamos electricidad sólo dos o tres horas por día, con el calor de julio y agosto. La gente no tenía neveras en funcionamiento, por lo que tenían que comprar comida todos los días y los precios subían. Los hospitales estaban gastando más y más dinero en generadores, necesarios para los servicios esenciales".
"Han sufrido tanto -continúa- que oí hablar de familias que corrían con niños que se sofocaban, que necesitaban un respirador y no tenían electricidad".
Aunque hay más horas de electricidad, la situación en los hospitales sigue siendo desesperada porque faltan los medicamentos más esenciales. "Cuando vivía en Gaza, asistí a reuniones organizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con un representante local del Ministerio de Salud, con una conexión de video desde Ramallah y otras organizaciones involucradas en la atención médica. Recibimos una actualización continua sobre el stock de medicamentos: siempre está en cero".
En Gaza, el principal compromiso de Caritas es la salud, en apoyo de los más frágiles a través de un centro médico fijo y móvil, en particular para niños y ancianos, de los cuales nadie se ocupa directamente. Para los más jóvenes, el objetivo principal es intervenir en la psique traumatizada por la guerra: "Si tienes diez años en Gaza, has pasado por tres o cuatro guerras. Muchos niños, probablemente todos, están traumatizados en cierta medida". Otro programa tiene como objetivo atender a los pequeños refugiados de entre 3 y 5 años que viven en zonas pobres, donde hay una elevada tasa de infecciones de lombrices intestinales.
"Espero que haya negociaciones políticas o de otro tipo detrás de escena para aliviar la situación, pero no sé cuáles serán", concluye sor Tighe.
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