Mostró el perdón y sanación de Dios a niños de la guerra y soldados forzados en Angola
El sacerdote y misionero espiritano español Benedicto Sánchez quiere volver a Angola en cuanto pueda. Hay mucho trabajo por hacer. Piensa, por ejemplo, en cosas que dañan a las familias como la poligamia o la brujería. Está intentando conseguir un coche adecuado para su misión. Y aún queda mucho por trabajar en el campo del perdón y la reconciliación, muchas heridas causadas por las guerras de Angola.
Primero, con los huérfanos en plena guerra
Benedicto Sánchez llegó a Angola en 1986, "en plena guerra", y allí formó una gran familia junto a los niños de 'Ana a Itungu', los huérfanos de la guerra, que habían salido de sus aldeas huyendo de los ataques de las guerrillas.
Durante seis años, Benedicto Sánchez ayudó a estos menores en sus necesidades básicas pero lo mejor para ellos era sentirse acogidos. "Se sentían en familia al ser acogidos, fue una espiritualidad muy fuerte y muy maravillosa", ha explicado en una entrevista con Europa Press con motivo de la celebración del Domund, este domingo 20 de octubre.
Con soldados forzados a matar y disparar
Nueve años después de aquella primera misión, ya a mediados de los años 90, tras pasar un tiempo en España, el misionero español volvió a encontrarse en Angola con aquellos niños pero ya de militares pues habían sido llevados a la guerra de una manera forzada.
"Iban con los camiones militares y se ponían a capturar a todos los jóvenes que encontraban, muchos cuando salían de las capillas, de la selva, y se los llevaban. Muchos se iban a refugiar, hacían cuevas y se quedaban días, meses y semanas ocultos. Cuando estaban en la misión más o menos respetaban. Justo un día que iba con dos o tres chicos en el coche en los controles, nos paraban y se los querían llevar, yo les decía que no", relata Benedicto Sánchez.
Construir paz, perdón y reconciliación
Ya en tiempos de la postguerra, el misionero comenzó los "caminos de reconciliación" que consistieron en 45 charlas de perdón y diálogo dirigidas a más de 40.000 militares.
Lo que más atormentaba a esos chicos, según asegura el religioso, eran las muertes que habían causado.
"El primero que me preguntó, un tal Damián, me dice: '¿Dios me va a perdonar?'. Le dije: 'Se lo vamos a preguntar a Dios, vamos a caminar en dirección a Dios y cuando estemos muy cerca se lo vamos a preguntar", recuerda, al tiempo que también destaca las "grandes vivencias" durante las visitas a las cárceles. "Creamos una amistad maravillosa”, explica.
Los misioneros españoles son actualmente unos 11.000 por todo el mundo. Este domingo se celebra la Jornada del Domund, para animar a la oración y el apoyo generoso a los misioneros y su trabajo a menudo en circunstancias muy complicadas. Más sobre las misiones y misioneros aquí en ReL
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