Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El Patriarca Sako, tras el atentado de Bagdad: Daesh pierde en lo militar y por eso busca más terror

ReL / AsiaNews

El último atentado en Bagdad con más de 200 víctimas en un centro comercial parece responder al debilitamiento militar de Daesh
El último atentado en Bagdad con más de 200 víctimas en un centro comercial parece responder al debilitamiento militar de Daesh

Los yihadistas de Estado Islámico-Daesh, que desde su conquista de Mosul hace casi dos años se habían destacado por su voluntad de mantener un territorio controlado, ahora aumentan sus actos de terrorismo masivo contra civiles porque están perdiendo terreno desde el punto de vista militar y geográfico, ha comentado Louis Sako, el Patriarca de los católicos caldeos, visitando la zona destruida por el último atentado masivo en Bagdad.

Según el Patriarca caldeo Estado Islámico ya no piensa “en la geografía” (en controlar territorios) porque “ha perdido” en el plano militar. Ahora su objetivo es “atacar por todas partes, provocar la mayor cantidad de víctimas posibles”, para dar la sensación de que tiene dominio sobre todo el mundo; "esta ideología es una auténtica y verdadera bomba atómica”.

Louis Raphael I Sako visitó la zona del atentado del finde  semana en Bagdad.  “He visto a los padres buscando a sus propios hijos entre los escombros –cuenta-, estaban desesperados, porque no los hallaban. He encendido algunas velas, he rezado luego con ellos, con estas familias, condenando esta masacre contra la humanidad, contra la religión…”.

El domingo el Papa Francisco manifestó su cercanía a las víctimas del doble atentado en Irak (y del ataque ocurrido en Bangladesh). Durante el Angelus, en la plaza de San Pedro, el pontífice expresó con fuerza su “cercanía a los familiares de las víctimas y a los heridos del atentado sucedido ayer en Dacca y también del sucedido en Bagdad”. “Recemos juntos por ellos, por los difuntos –agregó- y pidamos al Señor que convierta el corazón de los violentos enceguecidos por el odio”.

En tanto, el gobierno iraquí decretó tres días de luto nacional, a raíz del gravísimo ataque de bomba que embistió –en la noche del 2 al 3 de julio- la capital, Bagdad, provocando unos 180 muertos y más de 220 heridos.

Murieron a causa del estallido de vehículos abarrotados de explosivos. Tras la masacre de los civiles, especialmente de niños, estarían las milicias del Estado islámico (EI) que reivindicaron el atentado en las últimas horas.

Pasada la medianoche, un kamikaze, a bordo de un vehículo cargado de explosivos, se hizo estallar por el aire en las inmediaciones de un centro comercial situado en el barrio de Karrada, en el centro de la ciudad.

A pesar de ser muy tarde, la zona estaba llena de personas haciendo las compras para la fiesta de Eid Al-Fitr, que marca el fin del Ramadán.

En la explosión murieron familias enteras; además varias víctimas fueron sepultadas sin siquiera haber efectuado el reconocimiento del cadáver previamente.

Poco después de la explosión en el centro comercial, se registró otro atentado en un barrio de población mayormente chií situado al norte de la capital, episodio en el cual murieron cinco personas.



El Primer Ministro iraquí, Haider al-Abadi, visitó las zonas que fueron teatro de la violencia, encontrándose con la ira de la población local, exasperada por este reguero de sangre que parece no tener fin.

El jefe del Ejecutivo anunció que serán reforzadas las medidas de seguridad, y que se procederá a un mejoramiento de las operaciones de control de los vehículos en los ingresos a la capital y en las principales ciudades del país.  

Entrevistado por AsiaNews, el patriarca caldeo dice estar “muy golpeado y triste” por el ataque, y agrega que puede comprender “la ira de la población contra el gobierno y las autoridades”.

Ha pedido a quienes se desempeñan en los altos cargos del país “poner a un lado los intereses personales y fortalecer la unidad, la cohesión nacional. Es necesario proteger la vida y las propiedades de los ciudadanos”.

“He escuchado el dolor de la gente –prosigue Mar Sako- su decepción. Ahora compete al gobierno y a la clase política promover la reconciliación, ir más allá de los intereses personales, de la cultura sectaria, de la violencia y de la venganza. El pueblo pide paz, ayuda”.

“El mundo musulmán –advierte- debe condenar esta ideología y buscar los medios prácticos para superarla. Se requiere una enseñanza del islam que sea moderada, que practique la tolerancia y la convivencia, la colaboración y el respeto por los derechos humanos”.

Y agrega, “debe darse un cambio interno de la religión musulmana misma, porque el terrorismo y la violencia son un cáncer para el islam”.

La propaganda del EI, recuerda el patriarca, quiere hacer creer "que ya nadie puede decir que está seguro, en ningún lugar”.

En las próximas horas, el Patriarcado caldeo -la principal comunidad católica en Irak- emitirá un mensaje dirigido “a los hermanos musulmanes por el fin del Ramadán”.

Mientras, continúa la obra de la Iglesia iraquí a favor de los desplazados: “He enviado 50.000 dólares para las familias de refugiados de Fallujah y Anbar –concluye Sako- y hemos ayudado al menos a 2.000 familias musulmanas. Ahora aguardamos a Mosul, donde también debemos mostrar, en ese contexto, nuestra solidaridad”. 

Se refiere así a las ciudades de las que se van retirando las tropas yihadistas.
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