Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Una zona que aún es pagana y de familias polígamas

En domingo, primero la misa, después el fútbol... un sacerdote colombiano entrena niños en Camerún

El padre William, en la selva de Camerún, con algunos de los chicos que entrena con camisetas de su equipo colombiano
El padre William, en la selva de Camerún, con algunos de los chicos que entrena con camisetas de su equipo colombiano

ReL

William Cañón llegó a Camerún como misionero en 2014. A su servicio como sacerdote ha añadido otro: entrenador de fútbol infantil. Los niños que entrena en Camerún visten los uniformes de color rojo y blanco del equipo colombiano Santa Fe, un club desconocido para ellos hasta que el sacerdote llegó a su selva. 

Un día en el poblado
Es domingo, y los domingos para los niños de la diócesis de Mamfe, al suroeste de Camerún, de unos 20.000 habitantes, son diferentes. Ese día los niños de la comunidad bangwa se olvidan del obligatorio y exigente estudio, del trabajo constante en el campo, de las necesidades que pasan a diario sus familias en medio de la pobreza, de la falta de agua potable, de luz eléctrica, de alimento. También se olvidan de que por allí rondan, amenazantes, muchas enfermedades como el sida, malaria y muchas infecciones.

El padre William Andrés Cañón celebra la eucaristía de los domingos antes de entrenar. Tras el desayuno y la oración habitual se pone su camiseta de Santa Fe y se convierte en un improvisado entrenador de fútbol.


Los niños entrenando con el sacerdote

No sabe de táctica ni de fundamentación deportiva pero tiene a su cargo a decenas de niños, unos 60

Ahora está prestando servicio en una parroquia de primera evangelización, con muchas actividades diarias donde celebra la eucaristía todos los días, a las 6:00 de la mañana entre semana, y a las 7:30 los domingos; visita el hospital de la región, donde es capellán; pasa a diario por la zona de maternidad, donde ve a muchos recién nacidos; ve a personas enfermas y a comunidades humildes; pasa horas de camino de un lugar a otro, y de vuelta.

La situación social en Camerún
La población con la que trabaja es vulnerable. Pasa necesidades. El padre Cañón cuenta en El Tiempo que muchos son aún paganos, que no han sido evangelizados y que practican la poligamia: cada hombre puede tener hasta cuatro mujeres; los hombres de mayor jerarquía, incluso 10.

Las familias son numerosas, con abundancia de niños, muchos de los cuales ahora juegan al fútbol. Son niños criados por sus madres, que son las que trabajan, porque allí, según el padre Cañón, aún se vive una cultura machista. “El hombre es el que manda”, dice.

El padre tiene mucho trabajo para orientar a esta población. Relata con aire de satisfacción que el cristianismo está creciendo y que ya hay seminarios y conventos llenos de jóvenes que se preparan para la vida religiosa. Siente que está cumpliendo. Pero a la vez que no es suficiente. Quería hacer algo más. Veía un potencial inexplorado.

Evangelizar jugando al fútbol
Un día cualquiera, soleado como casi todos en Camerún, durante su labor misional decidió que a través del fútbol podía llevar un poco de alegría a una niñez que, aunque vulnerable, es apasionada por este deporte.

Después de ir a la eucaristía nos reunimos y brindamos un momento de formación cristiana; después, con mi poco conocimiento en el tema deportivo, jugamos al fútbol”, relata el sacerdote.


El equipo del padre William 

Algunos tienen que caminar de 2 a 3 horas desde sus casas para llegar al campo de fútbol en medio de la selva. Entonces el padre pone a rodar el balón y los niños, de entre 6 y 16 años, corren, algunos descalzos o con zapatos maltrechos.

William agrega, con orgullo, que los rústicos arcos que ahora son las porterías los hicieron con tubos y que los sostienen con piedras. 

“Verlos llegar es un espectáculo inimaginable –dice el padre, conmovido–, algunos llegan sin zapatos, pero con una alegría inmensa en sus rostros. La mayoría son chicos espontáneos y sinceros. Y, sobre todo, agradecidos. Porque es el único momento que tienen para distraerse y soñar. A pesar de las circunstancias y las dificultades, siempre están allí”.

Lo que los niños necesitaban eran uniformes. Así que el sacerdote se puso manos a la obra y consiguió que gracias a la relación que él mismo tiene con el Santa Fe donase la equipación. 

Un juego limpio

El equipo de William ya ha jugado el primer campeonato en esta comunidad africana, con la ayuda de un camerunés que se prepara para ser árbitro. Incluso, crearon un sistema de reglas de juego limpio, para complementar el deporte con la formación humana.



“Haga a los demás lo que quiere que le hagan a usted”. Son seis reglas que el padre ha implementado y que los propios niños se encargan de hacer cumplir: jugar correctamente, esforzarse al máximo, jugar limpio, ser honesto, celebrar, marcar la diferencia, tener perseverancia y cuidar del otro. 

La población de Camerún es de unos 24 millones de habitantes, de los cuales un 70% son cristianos (en las zonas anglófonas son mayoría los protestantes, y en las francófonas los católicos), un 20% musulmanes y un 10% de religiones animistas o tradicionales. 

En la diócesis de Mamfe hay un 43% de católicos y 42 sacerdotes para hacerse cargo de una población de 326.000 habitantes (unos 140.000 católicos).
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