Triduo Pascual en Camboya: pocos bautizos y evangelización paulatina, el crucifijo les impresiona
El padre Mario Ghezzi, misionero del Pime (Pontificio Instituto para las Misiones Exteriores), es párroco en Ta Khmau, una pequeña ciudad al sur de Phnom Penh (Camboya) donde todavía no existe una comunidad cristiana.
"Este año en Pascua tendremos bautizos en dos de las tres comunidades que sigo: en una, nueve personas, y en la otra cuatro. Serán los primeros desde 2014. Estamos en los albores del cristianismo”, explica a Asia News: “No sé cuántas personas vendrán para la Vigilia pascual. Normalmente en la misa dominical participan unas cincuenta personas, pero ninguna de ellas está bautizada”.
Los gestos de la Semana Santa, explica el misionero, se limitarán “a la celebración de la muerte del Señor y a la Vigilia Pascual”: “No estamos preparados para el Via Crucis”. ¿Por qué? La Pascua es el sacrificio de Dios, algo "difícil de entender para quien viene de la cultura budista camboyana. ¡Mucho más difícil que la Navidad! El crucifijo impresiona, casi molesta. Una vez un joven me dijo: ´Pero este Jesús, si murió así, ¡debe haber cometido muchos pecados!´ Esta es la lógica del karma. A pesar de ello, se nota un cierto interés de la población local por la fe cristiana”.
Antes de desplazarse a Ta Khmau, el padre Ghezzi fue varios años párroco en el vicariato apostólico de Phnom Penh, donde esta Pascua se celebrarán 114 bautizos de adultos: “Es un número levemente más bajo que los años pasados, donde eran entre los ciento cincuenta y los doscientos bautizos. En todo el país, la media de las conversiones es de doscientas cincuenta”.
Un aspecto importante de la preparación a la Pascua “es el catecumenado: cada parroquia acompaña a los catecúmenos al bautismo”: “Es un recorrido muy serio que dura tres años, con todos los pasos previstos: el primer grado, el segundo y luego varios escrutinios que se realizan durante la Cuaresma”. En Phnom Penh los catecúmenos son más de quinientos: "Unos continúan, otros abandonan...".
Según el padre Ghezzi, la evangelización de personas que son totalmente ignorantes sobre la fe se debe hacer “despacito, despacito, para evitar una ´indigestión´ litúrgica. Es necesario proponer un gesto, sin obligar. Para quien viene por la primera vez a la iglesia, enfrentarse al Triduo Pascual es algo muy comprometedor”.
"Este año en Pascua tendremos bautizos en dos de las tres comunidades que sigo: en una, nueve personas, y en la otra cuatro. Serán los primeros desde 2014. Estamos en los albores del cristianismo”, explica a Asia News: “No sé cuántas personas vendrán para la Vigilia pascual. Normalmente en la misa dominical participan unas cincuenta personas, pero ninguna de ellas está bautizada”.
Los gestos de la Semana Santa, explica el misionero, se limitarán “a la celebración de la muerte del Señor y a la Vigilia Pascual”: “No estamos preparados para el Via Crucis”. ¿Por qué? La Pascua es el sacrificio de Dios, algo "difícil de entender para quien viene de la cultura budista camboyana. ¡Mucho más difícil que la Navidad! El crucifijo impresiona, casi molesta. Una vez un joven me dijo: ´Pero este Jesús, si murió así, ¡debe haber cometido muchos pecados!´ Esta es la lógica del karma. A pesar de ello, se nota un cierto interés de la población local por la fe cristiana”.
Antes de desplazarse a Ta Khmau, el padre Ghezzi fue varios años párroco en el vicariato apostólico de Phnom Penh, donde esta Pascua se celebrarán 114 bautizos de adultos: “Es un número levemente más bajo que los años pasados, donde eran entre los ciento cincuenta y los doscientos bautizos. En todo el país, la media de las conversiones es de doscientas cincuenta”.
Un aspecto importante de la preparación a la Pascua “es el catecumenado: cada parroquia acompaña a los catecúmenos al bautismo”: “Es un recorrido muy serio que dura tres años, con todos los pasos previstos: el primer grado, el segundo y luego varios escrutinios que se realizan durante la Cuaresma”. En Phnom Penh los catecúmenos son más de quinientos: "Unos continúan, otros abandonan...".
Según el padre Ghezzi, la evangelización de personas que son totalmente ignorantes sobre la fe se debe hacer “despacito, despacito, para evitar una ´indigestión´ litúrgica. Es necesario proponer un gesto, sin obligar. Para quien viene por la primera vez a la iglesia, enfrentarse al Triduo Pascual es algo muy comprometedor”.
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