Bloquean la construcción de una iglesia neogótica en Qufu porque allí reposan los restos de Confucio
En China, un grupo de estudiosos confucianos firmó y publicó una carta abierta en la cual pide a las autoridades que prohíban la construcción de una iglesia en la ciudad de Qufu, donde está la tumba de Confucio.
El texto, que es prácticamente un calco de una protesta similar del año 2010, desencadenó el debate en la sociedad civil acerca del rol de la iglesia, la cultura tradicional y la libertad religiosa.
El edificio, dedicado a la Trinidad, está diseñado en estilo neogótico y su construcción es totalmente financiada por la comunidad protestante local.
El proyecto prevé que la iglesia tenga una altura de 43 metros, con una capacidad de 3.000 asientos.
Pero así “le haría sombra” al templo de Confucio (v. foto), que alcanza tan sólo los 25 metros de altura.
La construcción fue planificada varios años atrás. No obstante, los estudiosos de la filosofía confuciana emprendieron una primera protesta online en diciembre de 2010. De nada sirvió la propuesta de incluir en el edificio cristiano un Centro de Intercambio Cultural con el confucianismo.
Templo de Confucio en Qufu, la ciudad donde descansan los restos del filósofo del s.VI-V antes de Cristo
El grupo de estudiosos, además de oponerse a la misma, solicitó el “respeto por la tierra sagrada de la cultura china”.
La segunda versión de la carta sostiene, asimismo, que un lugar de culto cristiano “fue construido en secreto” a tres kilómetros del templo de Confucio. El edificio gótico del proyecto original quedó en un simple bungalow. “Esto se convertirá en una gran iglesia protestante luego de la Fiesta de la Primavera”, denuncia la carta.
Un funcionario del Departamento de asuntos religiosos local declaró, sin embargo, al Global Times (órgano oficial del gobierno) “no saber nada acerca de esto”.
Es verdad que en las inmediaciones del templo se levanta una iglesia. Puede hospedar a 800 personas, y generalmente los fieles deben quedarse fuera del recinto para poder seguir los servicios. El nuevo proyecto, en cambio, fue aprobado por las autoridades hace varios años: éste debiera reemplazar al edificio cristiano que fue destruido durante la Revolución Cultural.
También en este punto surge un problema: la carta abierta dice que de hecho en Qufu “nunca han existido lugares de culto de religiones extranjeras”.
Pero la realidad es que diversos credos han convivido en el área durante cientos de años. Una mezquita, construida al final de la dinastía Ming, surge a aproximadamente 500 metros del templo de Confucio: fue destruida durante la Revolución cultural, y reconstruida en el último decenio. La Guardia Roja destruyó además dos iglesias: una protestante y una católica.
Según el Global Times, en el año 2011 en el área se registraba la presencia de cerca de 7.000 cristianos protestantes, pero el número de aquellos no registrados podría llegar a 10.000.
Y por el contrario, las autoridades comunistas jamás admitieron al confucionismo entre las religiones oficiales: justamente, algunos maestros de dicha filosofía actualmente están tratando de obtener su reconocimiento a nivel nacional.
Miembros de la Guardia Roja tiran al suelo y arrastran la imagen de Confucio en 1966; el comunismo en esa época era ferozmente anti-confuciano
De hecho, durante la era maoísta el confucianismo era definido como un “legado del feudalismo”, al tal punto que los restos mortales de Confucio sufrieron daños terribles durante las campañas políticas inspiradas por Mao Zedong.
Hoy, en cambio, las mismas doctrinas son explotadas por el gobierno a fin de promover una “sociedad armoniosa”. En los últimos tiempos, por otra parte, Beijing ha decidido invertir en el “soft power” cultural y ha comenzado a usar el confucionismo como herramienta para hacer frente a las “influencias” de la cultura occidental.
Uno de los aspectos del confucionismo, que hacen que éste sea amado por el Partido, es su indicación de someterse totalmente a la autoridad constituida.
El texto, que es prácticamente un calco de una protesta similar del año 2010, desencadenó el debate en la sociedad civil acerca del rol de la iglesia, la cultura tradicional y la libertad religiosa.
El edificio, dedicado a la Trinidad, está diseñado en estilo neogótico y su construcción es totalmente financiada por la comunidad protestante local.
El proyecto prevé que la iglesia tenga una altura de 43 metros, con una capacidad de 3.000 asientos.
Pero así “le haría sombra” al templo de Confucio (v. foto), que alcanza tan sólo los 25 metros de altura.
La construcción fue planificada varios años atrás. No obstante, los estudiosos de la filosofía confuciana emprendieron una primera protesta online en diciembre de 2010. De nada sirvió la propuesta de incluir en el edificio cristiano un Centro de Intercambio Cultural con el confucianismo.
Templo de Confucio en Qufu, la ciudad donde descansan los restos del filósofo del s.VI-V antes de Cristo
El grupo de estudiosos, además de oponerse a la misma, solicitó el “respeto por la tierra sagrada de la cultura china”.
La segunda versión de la carta sostiene, asimismo, que un lugar de culto cristiano “fue construido en secreto” a tres kilómetros del templo de Confucio. El edificio gótico del proyecto original quedó en un simple bungalow. “Esto se convertirá en una gran iglesia protestante luego de la Fiesta de la Primavera”, denuncia la carta.
Un funcionario del Departamento de asuntos religiosos local declaró, sin embargo, al Global Times (órgano oficial del gobierno) “no saber nada acerca de esto”.
Es verdad que en las inmediaciones del templo se levanta una iglesia. Puede hospedar a 800 personas, y generalmente los fieles deben quedarse fuera del recinto para poder seguir los servicios. El nuevo proyecto, en cambio, fue aprobado por las autoridades hace varios años: éste debiera reemplazar al edificio cristiano que fue destruido durante la Revolución Cultural.
También en este punto surge un problema: la carta abierta dice que de hecho en Qufu “nunca han existido lugares de culto de religiones extranjeras”.
Pero la realidad es que diversos credos han convivido en el área durante cientos de años. Una mezquita, construida al final de la dinastía Ming, surge a aproximadamente 500 metros del templo de Confucio: fue destruida durante la Revolución cultural, y reconstruida en el último decenio. La Guardia Roja destruyó además dos iglesias: una protestante y una católica.
Según el Global Times, en el año 2011 en el área se registraba la presencia de cerca de 7.000 cristianos protestantes, pero el número de aquellos no registrados podría llegar a 10.000.
Y por el contrario, las autoridades comunistas jamás admitieron al confucionismo entre las religiones oficiales: justamente, algunos maestros de dicha filosofía actualmente están tratando de obtener su reconocimiento a nivel nacional.
Miembros de la Guardia Roja tiran al suelo y arrastran la imagen de Confucio en 1966; el comunismo en esa época era ferozmente anti-confuciano
De hecho, durante la era maoísta el confucianismo era definido como un “legado del feudalismo”, al tal punto que los restos mortales de Confucio sufrieron daños terribles durante las campañas políticas inspiradas por Mao Zedong.
Hoy, en cambio, las mismas doctrinas son explotadas por el gobierno a fin de promover una “sociedad armoniosa”. En los últimos tiempos, por otra parte, Beijing ha decidido invertir en el “soft power” cultural y ha comenzado a usar el confucionismo como herramienta para hacer frente a las “influencias” de la cultura occidental.
Uno de los aspectos del confucionismo, que hacen que éste sea amado por el Partido, es su indicación de someterse totalmente a la autoridad constituida.
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