Un año desde que quemaron docenas de iglesias en Níger: ni detenidos, ni juicios ni compensaciones
Hace un año, el 16 y el 17 de enero de 2015, en dos ciudades de Níger, Zinder y Niamey, se produjeron varios ataques: quemaron docenas de iglesias y diez personas fueron asesinadas.
“El balance oficial de Niamey registró 45 iglesias, 5 hoteles, 36 bares, un orfanato y una escuela, quemados y saqueados. En Zinder, el día anterior, el mismo número de muertes, iglesias y otra escuela cristiana destruida”, escribe a la Agencia Fides el misionero padre Mauro Armanino, de la Sociedad de las Misiones Africanas (SMA), desde Níger, recordando los acontecimientos de enero de 2015.
La mayoría de las estructuras eclesiásticas fueron destruidas por una multitud enfurecida bajo el pretexto de unas caricaturas consideradas “blasfemas”, publicadas por la revista francesa Charlie Hebdo.
“En Zinder, la primera capital del país, ya en 2013 se había producido la destrucción y quema de iglesias”, recuerda el padre Mauro.
Una iglesia quemada en Niamey hace un año
"El gobierno prometió castigar a los culpables y compensar a las comunidades cristianas golpeadas por la destrucción. Un año después, como siempre, la amnesia que afecta cuando y donde se quiere, las autoridades, y la sociedad de Níger han perdido una vez más el privilegio de cuestionarse sobre el futuro”, dijo el misionero.
“Y sin embargo las comunidades cristianas, los obispos y pastores de las iglesias protestantes, habían expresado su disposición a perdonar desde el principio. Perdonar, como se sabe, no es sinónimo de olvidar y por ello las comunidades celebran tres días de memoria orante. Las autoridades tienen amnesia política, ayuda en esto por una sociedad civil dividida, al menos en parte comprada por el sistema y distraída por las próximas elecciones”.
“Las comunidades cristianas comparten tres días de memoria para aprender a resurgir. Para esperar que renazca de las cenizas una convivencia posible. Las cenizas se transforman en una forma renovada de presencia en la sociedad del Níger. Frente a la impunidad imperante está la memoria viva de lo que pasó. No es para alimentar el resentimiento, sino por la justicia, la única que puede garantizar un camino de paz para todos”.
“El balance oficial de Niamey registró 45 iglesias, 5 hoteles, 36 bares, un orfanato y una escuela, quemados y saqueados. En Zinder, el día anterior, el mismo número de muertes, iglesias y otra escuela cristiana destruida”, escribe a la Agencia Fides el misionero padre Mauro Armanino, de la Sociedad de las Misiones Africanas (SMA), desde Níger, recordando los acontecimientos de enero de 2015.
La mayoría de las estructuras eclesiásticas fueron destruidas por una multitud enfurecida bajo el pretexto de unas caricaturas consideradas “blasfemas”, publicadas por la revista francesa Charlie Hebdo.
“En Zinder, la primera capital del país, ya en 2013 se había producido la destrucción y quema de iglesias”, recuerda el padre Mauro.
Una iglesia quemada en Niamey hace un año
"El gobierno prometió castigar a los culpables y compensar a las comunidades cristianas golpeadas por la destrucción. Un año después, como siempre, la amnesia que afecta cuando y donde se quiere, las autoridades, y la sociedad de Níger han perdido una vez más el privilegio de cuestionarse sobre el futuro”, dijo el misionero.
“Y sin embargo las comunidades cristianas, los obispos y pastores de las iglesias protestantes, habían expresado su disposición a perdonar desde el principio. Perdonar, como se sabe, no es sinónimo de olvidar y por ello las comunidades celebran tres días de memoria orante. Las autoridades tienen amnesia política, ayuda en esto por una sociedad civil dividida, al menos en parte comprada por el sistema y distraída por las próximas elecciones”.
“Las comunidades cristianas comparten tres días de memoria para aprender a resurgir. Para esperar que renazca de las cenizas una convivencia posible. Las cenizas se transforman en una forma renovada de presencia en la sociedad del Níger. Frente a la impunidad imperante está la memoria viva de lo que pasó. No es para alimentar el resentimiento, sino por la justicia, la única que puede garantizar un camino de paz para todos”.
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