Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Beatificado el heroico obispo asesinado por los otomanos hace un siglo: tres Patriarcas en el acto

Fady Noun /AsiaNews

El obispo Flavien Melki podía haber dejado Turquía o, una vez detenido, podía haberse hecho musulmán, pero él prefirió a Cristo
El obispo Flavien Melki podía haber dejado Turquía o, una vez detenido, podía haberse hecho musulmán, pero él prefirió a Cristo
La ceremonia de beatificación del Obispo sirio-católico Flaviano Michel Melki, el 29 de agosto pasado, se llevó a cabo en una atmósfera especiale.

Tuvo lugar en el convento de el-Charfé (Harissa, Líbano), exactamente un siglo y un día después del martirio del obispo, que sufrió el genocidio de 1915 llevado a cabo por los otomanos.

En la mente de todos los asistentes, sin embargo, estaba el nuevo genocidio, el del Estado Islámico que persigue a los cristianos y otras minorías y ha ocupado Mosul y la llanura de Nínive desde 2014, con la complicidad de algunas potencias regionales.

El Patriarca Ignace Youssif III Younan presidio la ceremonia de beatificación, que ha calificado como un hito "histórico".

Han transcurrido unos pocos meses desde el día en que el Papa Francisco- por primera vez en boca de los papas - ha utilizado el término "genocidio" para describir la masacre de los armenios (y de otros cristianos orientales) ocurrida hace 100 años.

De niño, vio como mataban a su madre
Nacido en 1858 en Kalaat Mara (cerca de Mardin, en la actual Turquía), el obispo Melki, cuando era niño vio a su iglesia saqueada e incendiada durante las masacres de 1895 y, a su madre, asesinada.

Se ordenó sacerdote en 1913 y fue nombrado obispo de Mardin Gazarta (Cizre moderno, en el sureste de Turquía). Michel Melki vivía en la pobreza extrema: había vendido hasta sus vestiduras para ayudar a los pobres.

Durante el verano de 1915, mientras se encontraba fuera de su diócesis, decidió regresar allí rápidamente después de enterarse que su ciudad pronto sería derribada por la violencia. Sus amigos le rogaron que huyera de Turquía en ese momento, pero él contestó: "¡Nunca! Derramaré mi sangre por mis ovejas".

Fue detenido el 28 de agosto, junto con el obispo caldeo Jacques Abraham, y ambos fueron instados a convertirse al Islam. Por su firme rechazo, Abraham fue abatido con un arma de fuego; Melki, entonces de 57 años de edad, fue golpeado hasta perder el conocimiento, y después fue decapitado. Su cuerpo fue arrojado al río Al-Doujla.

El nuevo beato es el segundo obispo oriental que el Vaticano reconoce oficialmente como un mártir "in odium fidei" (por odio a la fe). En 2001, Juan Pablo II beatificó a Ignace Maloyan, Arzobispo católico armenio de Mardin (Turquía), en un esfuerzo por valorar su sacrificio y animar a los fieles de su Iglesia a permanecer unidos en su tierra.

La beatificación se celebró en presencia de tres patriarcas católicos orientales: el de la Iglesia Maronita (la mayoritaria en Líbano), el de la Iglesia Greco-Católica o melquita y el de la Iglesia Católica Armenia -Beshara Rai, Gregorio III y Aram I, respectivamente.

También estuvieron presentes representantes de todos los patriarcados orientales y los nuncios apostólicos de Líbano y Siria, Mons. Gabriele Caccia y Mons. Mario Zenari respectivamente.

Bajo un calor sofocante, asistieron también muchos sacerdotes y religiosos cuyas órdenes están presentes en Siria e Irak, junto a un pequeño grupo de fieles de la Iglesia siro-católica.

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, leyó la bula papal que da al obispo mártir el título de "Beato".

En su homilía, el patriarca Younan observó que, por una extraordinaria coincidencia, la beatificación de Mons. Melki tuvo lugar el 29 de agosto, día en que la Iglesia Católica recuerda la decapitación de Juan el Bautista, como para subrayar que a través de los siglos, la fe a menudo se prueba en el crisol del martirio.

Al relacionar el genocidio de 1915, con lo que está sucediendo hoy, especialmente en Siria e Irak, el Patriarca dijo que al "¿Por qué?" Llevado al cielo por un pueblo desarraigado, despojado de su país, obligado a huir, no hay respuesta, excepto la que se puede recibir en la fe.

"El secreto del sufrimiento - dijo - que nadie entiende. Lo aceptamos en el espíritu de Cristo".

Señaló que el genocidio de 1915 eliminó prácticamente la presencia de los siro-católicos en Turquía. De los 80 millones de turcos, hoy en día existen sólo algo más de "50.000 fieles de nuestra Iglesia".

El ataque a la catedral de Bagdad
El prelado anunció además que en 2016 su Iglesia introducirá una nueva causa de beatificación para las 48 víctimas del atentado terrorista que hace cinco años (en el 2010) devastó la catedral de As-Saydé (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro), en plena misa dominical. Los dos sacerdotes que celebraban fallecieron durante el ataque.

Luego evocó la expulsión de los cristianos de Mosul y de la llanura de Nínive (2014), así como el secuestro de 200 familias en Quaryatayn (provincia de Homs, Siria) y del sacerdote Jacques Mourad, de quienes no hay noticias hace tres meses, por no mencionar la destrucción del monasterio de San Elian, que data del siglo V.

Sobre las familias secuestradas, teniendo en cuenta el estilo con el que actúa Estado Islámico, el obispo añadió. "¿Ellos fueron masacrados? ¿Obligado a renunciar a su fe? ¿Vendidos como esclavos? No sabemos nada".

No se olvidó tampoco de los dos obispos de Aleppo, Youhanna Ibrahim (sirio-católica) y Boulos Yazigi (griego-ortodoxa), de quienes no se tienen noticias hace más de tres años.

Como siempre, al hablar con los medios de comunicación, tuvo palabras duras para denunciar "la pasividad de las grandes potencias" que "que dicen defender la libertad" y abandonan a su suerte a la gente "que asumió el riesgo de quedarse".

El Patriarca Younan no se olvidó de señalar que no sólo los católicos sirios, sino todos los cristianos de Oriente - caldeos, asirios, los maronitas, melquitas, armenios - están amenazados, especificando que cuando la persecución no es física, pasa a ser moral".

Younan reprocha también a las grandes potencias el hecho de haber perdido los deberes de la hospitalidad, dejando a un pequeño país como el Líbano llevar solo la pesada carga de cientos de miles de refugiados. "¿Dónde está la conciencia del mundo?", Se preguntó por enésima vez.

En cuanto al Líbano, el patriarca también cuestionó "la facilidad con que algunos dirigentes venden las propias responsabilidades y su propio país", en lugar de "tranquilizar a los cristianos del Líbano y de todo Oriente eligiendo un nuevo presidente de la República".

Durante la ceremonia religiosa, se cantó un himno compuesto en honor del nuevo beato y se presentaron un icono y un busto. La fiesta de Flaviano Michel Melki se ha fijado en el calendario litúrgico para el 28 de agosto, fecha de su martirio.
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