Estado Islámico difunde el secuestro de tres trabajadores cristianos inmigrantes en Libia
Las milicias del Estado Islámico (EI) se atribuyeron la responsabilidad por el secuestro de tres inmigrantes cristianos en el este de Libia.
Se trata de un ciudadano de origen egipcio, un nigeriano y un ghanés. Así lo confirma un comunicado oficial publicado en la red por los yihadistas, acompañado de fotos tomadas de los pasaportes de los rehenes.
Fuentes locales anónimas por temor a represalias, informan que los tres fueron llevados cerca de Noufliyah, bastión del Estado Islámico en el sureste de la ciudad de Sirte.
La noticia del secuestro fue confirmado por un portavoz de las fuerzas leales al gobierno de Tobruk, reconocidos por la comunidad internacional.
También ayer fueron secuestrados cuatro trabajadores italianos cerca del complejo de Eni en el Mellitah. Los cuatro habrían sido "recogidos" por la tarde en Zuaia, ciudades bajo el control de las milicias islamistas que apoyan al gobierno en Trípoli, en el noroeste del país del norte de África, mientras regresaban de Túnez.
No es la primera vez que los cristianos (y los trabajadores extranjeros) terminan en el punto de mira del Estado islámico en el norte de África y, en concreto, en Libia. El 19 de abril los militantes habían publicado un video que muestra la ejecución de treinta hombres, presentados como "cristianos etíopes".
De ellos, un primer grupo de 12 personas fue decapitado en una playa en Libia;
Otros 16 asesinados con un disparo en el cuello en una zona desértica.
En la presentación de las víctimas, los yihadistas hablaron de "Iglesia enemiga de Etiopía".
Antes, a mediados de febrero el Estado islámico había publicado otro vídeo con la decapitación de 21 personas, en su mayoría cristianos coptos egipcios; ellos también fueron masacrados en una playa en Libia, en una representación teatral y en un entorno similar a la que caracterizó a la posterior decapitación de abril.
Desde la caída del régimen del coronel Muamar Gadafi, en 2011, Libia se hunde en una situación de caos que persiste, y que favoreció el surgimiento de grupos fundamentalistas como el Estado islámico.
En el país hay dos gobiernos - ambos con Parlamentos - que compiten por el poder, uno con sede en Trípoli y la otra basada en Tobruk, al este del país. En junio pasado, los yihadistas se han aprovechado de esta situación de guerra y la confusión para capturar la ciudad de Sirte, unos 450 km al este de Trípoli.
Se trata de un ciudadano de origen egipcio, un nigeriano y un ghanés. Así lo confirma un comunicado oficial publicado en la red por los yihadistas, acompañado de fotos tomadas de los pasaportes de los rehenes.
Fuentes locales anónimas por temor a represalias, informan que los tres fueron llevados cerca de Noufliyah, bastión del Estado Islámico en el sureste de la ciudad de Sirte.
La noticia del secuestro fue confirmado por un portavoz de las fuerzas leales al gobierno de Tobruk, reconocidos por la comunidad internacional.
También ayer fueron secuestrados cuatro trabajadores italianos cerca del complejo de Eni en el Mellitah. Los cuatro habrían sido "recogidos" por la tarde en Zuaia, ciudades bajo el control de las milicias islamistas que apoyan al gobierno en Trípoli, en el noroeste del país del norte de África, mientras regresaban de Túnez.
No es la primera vez que los cristianos (y los trabajadores extranjeros) terminan en el punto de mira del Estado islámico en el norte de África y, en concreto, en Libia. El 19 de abril los militantes habían publicado un video que muestra la ejecución de treinta hombres, presentados como "cristianos etíopes".
De ellos, un primer grupo de 12 personas fue decapitado en una playa en Libia;
Otros 16 asesinados con un disparo en el cuello en una zona desértica.
En la presentación de las víctimas, los yihadistas hablaron de "Iglesia enemiga de Etiopía".
Antes, a mediados de febrero el Estado islámico había publicado otro vídeo con la decapitación de 21 personas, en su mayoría cristianos coptos egipcios; ellos también fueron masacrados en una playa en Libia, en una representación teatral y en un entorno similar a la que caracterizó a la posterior decapitación de abril.
Desde la caída del régimen del coronel Muamar Gadafi, en 2011, Libia se hunde en una situación de caos que persiste, y que favoreció el surgimiento de grupos fundamentalistas como el Estado islámico.
En el país hay dos gobiernos - ambos con Parlamentos - que compiten por el poder, uno con sede en Trípoli y la otra basada en Tobruk, al este del país. En junio pasado, los yihadistas se han aprovechado de esta situación de guerra y la confusión para capturar la ciudad de Sirte, unos 450 km al este de Trípoli.
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