Filipinas se organiza para recibir al Papa: sus misas pueden acoger entre 1 y 5 millones de fieles
Filipinas, una nación marcada por la ferviente pasión de sus más de 75 millones de católicos, espera ansiosa la visita del papa Francisco después de meses de expectación y meticulosos preparativos.
Ante la previsible avalancha de fieles con la llegada de una de las personalidades más veneradas en el país, el Gobierno de Filipinas ha puesto todo su empeño en garantizar que la estancia del pontífice, que estará en Manila y Tacloban, la ciudad más afectada por el tifón Haiyan, transcurre sin ningún contratiempo.
Para ello, ha anunciado varias medidas, entre ellas el despliegue de una enorme operación de seguridad que contará con 25.000 policías, 7.000 soldados y 5.000 reservistas que tienen el objetivo de proteger al santo padre y poner orden en los actos multitudinarios previstos durante los cuatro días de visita.
En el evento que se prevé será el más multitudinario, la misa que el papa dará en el casco antiguo de Manila, las autoridades han prohibido a los asistentes llevar cualquier tipo de mochila o paraguas, y toda comida o bebida debe ser transportada en envases transparentes.
Durante el acto, está previsto que el pontífice se desplace en un vehículo entre el público. Se espera que acudirán a la misa al menos 1,2 millones de personas, aunque se teme que el número pueda ascender hasta los cinco millones.
Los expertos de inteligencia temen que, al margen de la posibilidad de atentado, se produzcan avalanchas humanas que acaben con la vida de personas, como sucede cada 9 de enero durante la procesión del Nazareno Negro, la más multitudinaria del año en Filipinas.
Por ello, las autoridades han pedido calma y comprensión en repetidas ocasiones a los filipinos que quieran asistir a los actos, que serán más multitudinarios en Manila, donde se han declarado tres días festivos para que la población pueda acudir a ver a Jorge Mario Bergoglio.
"Pedimos a la gente que quieran ir que se contenten con ver al papa, porque no todos nos vamos a poder acercar a él", ha dicho el jefe de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Gregorio Catapang.
Las autoridades consideran la labor de los efectivos de seguridad tan importantes para controlar a las masas que han anunciado que unos 2.000 agentes de tráfico utilizarán pañales para no tener que interrumpir su trabajo.
Según el director de la Agencia para el Desarrollo de la Metrópolis de Manila, el teniente de alcalde Francis Tolentino, sus agentes han recibido "muy bien" la medida, y recomienda a los fieles que vayan a asistir a los actos del papa que se la apliquen.
La presencia del santo pontífice en Manila también ha causado la cancelación de cientos de vuelos el día 15, cuando está prevista su llegada a Manila, como el día 19, cuando abandona Filipinas.
Durante la visita, el papa Francisco se reunirá con el presidente de Filipinas, Beningno Aquino, así como con otras autoridades políticas y religiosas del país, tanto en Manila como en Tacloban, en la región central del país.
El santo padre se entrevistará en la capital con familias víctimas de los distintos desastres naturales que han azotado Filipinas en los últimos dos años.
Por otra parte, durante su visita el día 17 a Tacloban, la más afectada por el tifón Haiyan en noviembre de 2013, que causó al menos 6.300 muertos y 1.000 desaparecidos, también está programada una comida con una veintena de víctimas de la tormenta, además de otra misa.
El papa Francisco llegará a Filipinas tras pasar por Sri Lanka, un nuevo viaje a Asia que se produce poco después de que visitase Corea del Sur el pasado mes de agosto.
Ante la previsible avalancha de fieles con la llegada de una de las personalidades más veneradas en el país, el Gobierno de Filipinas ha puesto todo su empeño en garantizar que la estancia del pontífice, que estará en Manila y Tacloban, la ciudad más afectada por el tifón Haiyan, transcurre sin ningún contratiempo.
Para ello, ha anunciado varias medidas, entre ellas el despliegue de una enorme operación de seguridad que contará con 25.000 policías, 7.000 soldados y 5.000 reservistas que tienen el objetivo de proteger al santo padre y poner orden en los actos multitudinarios previstos durante los cuatro días de visita.
En el evento que se prevé será el más multitudinario, la misa que el papa dará en el casco antiguo de Manila, las autoridades han prohibido a los asistentes llevar cualquier tipo de mochila o paraguas, y toda comida o bebida debe ser transportada en envases transparentes.
Durante el acto, está previsto que el pontífice se desplace en un vehículo entre el público. Se espera que acudirán a la misa al menos 1,2 millones de personas, aunque se teme que el número pueda ascender hasta los cinco millones.
Los expertos de inteligencia temen que, al margen de la posibilidad de atentado, se produzcan avalanchas humanas que acaben con la vida de personas, como sucede cada 9 de enero durante la procesión del Nazareno Negro, la más multitudinaria del año en Filipinas.
Por ello, las autoridades han pedido calma y comprensión en repetidas ocasiones a los filipinos que quieran asistir a los actos, que serán más multitudinarios en Manila, donde se han declarado tres días festivos para que la población pueda acudir a ver a Jorge Mario Bergoglio.
"Pedimos a la gente que quieran ir que se contenten con ver al papa, porque no todos nos vamos a poder acercar a él", ha dicho el jefe de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Gregorio Catapang.
Las autoridades consideran la labor de los efectivos de seguridad tan importantes para controlar a las masas que han anunciado que unos 2.000 agentes de tráfico utilizarán pañales para no tener que interrumpir su trabajo.
Según el director de la Agencia para el Desarrollo de la Metrópolis de Manila, el teniente de alcalde Francis Tolentino, sus agentes han recibido "muy bien" la medida, y recomienda a los fieles que vayan a asistir a los actos del papa que se la apliquen.
La presencia del santo pontífice en Manila también ha causado la cancelación de cientos de vuelos el día 15, cuando está prevista su llegada a Manila, como el día 19, cuando abandona Filipinas.
Durante la visita, el papa Francisco se reunirá con el presidente de Filipinas, Beningno Aquino, así como con otras autoridades políticas y religiosas del país, tanto en Manila como en Tacloban, en la región central del país.
El santo padre se entrevistará en la capital con familias víctimas de los distintos desastres naturales que han azotado Filipinas en los últimos dos años.
Por otra parte, durante su visita el día 17 a Tacloban, la más afectada por el tifón Haiyan en noviembre de 2013, que causó al menos 6.300 muertos y 1.000 desaparecidos, también está programada una comida con una veintena de víctimas de la tormenta, además de otra misa.
El papa Francisco llegará a Filipinas tras pasar por Sri Lanka, un nuevo viaje a Asia que se produce poco después de que visitase Corea del Sur el pasado mes de agosto.
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