Domingo, 10 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Lo dice el jesuita egipcio e islamólogo Samir Khalil Samir

«El Estado en Occidente tiene que controlar las mezquitas, como hacen todos los países musulmanes»

El jesuita e islamólogo Samir Khalil Samir pide al Islam autocrítica, renuncia a la violencia, capacidad de integrarse... y al Estado que controle las mezquitas
El jesuita e islamólogo Samir Khalil Samir pide al Islam autocrítica, renuncia a la violencia, capacidad de integrarse... y al Estado que controle las mezquitas

Samir Khalil Samir/AsiaNews

«Es necesario controlar las mezquitas. A primera vista esto es contrario a nuestro espíritu europeo, a la distinción entre Estado y religión. Pero las mezquitas en el islam no son sólo un lugar de oración. Son un lugar de adoctrinamiento y de indicaciones políticas, algunas veces dañinas hacia la comunidad. Por esto el Estado europeo debería controlarlas, como se hace en todos los países musulmanes. En el mundo islámico las mezquitas son la primera realidad en ser controlada».

Así se expresa el islamólogo y jesuita egipcio afincado en Líbano Samir Khalil Samir en un análisis en la agencia AsiaNews.

El padre Samir Khalil explica que el Islam se encuentra en una guerra civil cada vez más dura entre chiíes (como Irán y Hezbolá y ciertas élites con poder recientemente en Irak) y los suníes (que incluyen al Estado Islámico que ocupa partes de Siria e Irak y a los wahabíes de Arabia Saudí), con éstos últimos compitiendo también con alauitas (etnia principal que gobierna n Siria).

En este contexto de guerra civil por el poder, el daño a cristianos, yazidíes e incluso los atentados contra Occidente son productos secundarios dentro del gran esquema de los líderes de las facciones, dice el analista.

Puesto que las mezquitas en Occidente incorporan clérigos, líderes y financiación de las distintas facciones en guerra, Occidente debe aprender a controlar las mezquitas y a buscar formas de integrar a los musulmanes, algo que hace 50 años sabía hacer mucho mejor que hoy. 

Reproducimos a continuación el artículo del padre Samir Khalil Samir.

Hay una guerra interna en el islam y los políticos occidentales no defienden la cultura europea
por Samir Khalil Samir, sj

Inmediatamente después del ataque de París, al semanario Charlie Hedbo, las Comunidades musulmanas de Francia han emitido un comunicado muy equilibrado y razonable. Pero todas estas declaraciones muestran un cierto desconcierto: ellos saben que no basta decir que estuvo mal.

Al menos el 80% de los ataques terroristas en el mundo se realizan en nombre del islam, para defender la fe, al profeta y esas prácticas se difunden cada vez más, también en occidente.

Hablé ayer con un imán de París y me dijo que en la capital francesa han iniciado una escuela para imanes y ya hay más de mil inscriptos. En esta escuela se quiere orientar a los imanes a conocer la cultura occidental, a integrarse.

Esta es una noticia importante porque en el islam, todo parte de los imanes.

En Europa los imanes y los predicadores de las mezquitas son pagados por sus países de origen. Ahora en Francia quieren crear un islam autóctono, que asimile los valores occidentales de Francia.

Pero esto contrasta con la mayoría de los islamistas activistas, según los cuales occidente es un enemigo, y el islam es un sistema que se difunde también con la violencia.

De hecho, en Medio Oriente y en Europa se enfrentan dos modos de ver al islam.

Si miramos a Medio Oriente y más allá, nos damos cuenta de lo fuerte que es la contraposición y la violencia entre suníes y chiíes.

He encontrado un imán que era de Mosul. Es un chií cuya familia fue asesinada por los fundamentalistas suníes. Ahora emigró a Najaf, donde el gran ayatolá Ali al Sistani construyó un pueblo para recibir a los chiíes y cristianos que debieron huir de Mosul.

El odio entre suníes y chiíes aumenta sin parar, sobre todo el de los sunníes contra los chiíes considerados apóstatas.

En medio de estos dos están las minorías: cristianos, yazidíes, kurdos, etc...

Es una lucha de los suníes para reconquistar lo que han perdido: Irak guiado por los chiíes; Siria guiada por los alauitas; los Hezbollah chiíes en Líbano, más los potentes del ejército regular..

Lo de los sunníes es un tentativo de retomar espacios, pues se consideran a sí mismos como la auténtica forma del islam.

Es una lucha sobre todo interior del islam, que luego se vuelca sobre las minorías y sobre el occidente, acusado de ser quien promovió a Israel, que se secularizó, etc... Pero Occidente es el enemigo más lejano. Lo que más les interesa es la lucha interna por ser "el islam más auténtico".

Hasta en Líbano existe esta fuerte tensión. Tanto que ambas comunidades musulmanas piden a los cristianos que permanezcan para que sirvan de colchón. Si en Líbano no hubiese cristianos, ya se habría iniciado la guerra entre suníes y chiíes.

El islam debería enfrentar a fondo las temáticas de la modernidad: la interpretación a fondo del Corán, la no violencia, la libertad de conciencia, pero ninguno se anima hacerlo.

Una primera cosa que valdría la pena aceptar por parte de todos es el principio de la no violencia. Todos los musulmanes afirman que "el islam es paz", que no es violento, etc...

Las viñetas de Charlie Hedbo, por ejemplo, son una cosa vieja, de hace unos meses. De acuerdo, los dibujos son irónicos, sarcásticos, hasta vulgares, pero ustedes musulmanes, ¿por qué deben responder con la violencia? ¿Por qué a una cosa escrita no responder con otro escrito?

En el pasado (2006) Charlie Hebdo, había presentado a Mahoma con una bomba en lugar del turbante. Pero yo les digo a mis amigos musulmanes: ¿cómo representáis vosotros a Mahoma? Con la espada. En el museo de Estambul existen dos espadas consideradas pertenecientes al profeta. Y Arabia Saudita, el país que custodia los lugares santos y sagrados del islam, ¿qué tiene en su bandera? ¡Dos espadas! Entonces yo digo: los de Charlie Hebdo sólo han modernizado la figura de Mahoma. Antes había dos espadas, ¡ahora hay dos bombas!

Mientras el islam, en vez de pelearse con los otros- apóstatas, cristianos, occidente, ateos- no haga una autocrítica y reconozca que el problema está en su interior, no se saldrá de todo esto y los países islámicos estarán siempre caracterizados por la guerra entre ellos.

También los enfrentamientos que suceden en África, en los países árabes del Mediterráneo y en las fronteras con el desierto del Sahara son enfrentamientos internos del islam.

Quisiera decir a los amigos musulmanes: enfrenten el reto, hagan autocrítica, repiensen al islam para hoy, reinterpreten las palabras del profeta.

También en la Biblia hay versículos que alaban la guerra. Pero todos nosotros comprendemos que es necesario reinterpretarlas y no tomarlas al pie de la letra.

Es necesario tener en cuenta que estamos en el S. XXI. Quienes pagan estas guerras son los sencillos y las minorías que no pueden defenderse.

El enfrentamiento entre suníes y chiíes se coagula también en la lucha entre Arabia Saudita e Irán. Aquí a la religión se agregan los problemas económicos, estratégicos, geopolíticos, de dominio...

Es necesario decir a Arabia Saudita que ya vivimos en el S. XXI. ¿Cómo es posible, por ejemplo, negar a las mujeres el derecho a conducir solas un vehículo? ¿Por qué las mujeres saudíes no pueden votar a nivel nacional?

¿Quién hace estas cosas? Arabia Saudita. Y lo hace declarándose auténtica intérprete del islam. Y esto desagrada a todos, también a los musulmanes.

Si tú haces estas cosas en nombre de la religión, entonces no protestes si yo ataco tu religión que te lleva a humillar tanto a un ser humano.

Si tú hablas con los musulmanes, te dicen: Sí, cierto, pero como Arabia Saudita ofrece billones de dólares a los otros países, al final todos dicen: "¡Dios bendiga a Arabia saudita!"

¿Y el occidente? El problema de la relación con los musulmanes, existe porque muchos de ellos no se quieren integrar, dado que el islam es un sistema, no sólo una religión. Muchos musulmanes -la mayoría- tratan de integrarse, pero lo hacen lentamente.

En Francia estaban más integrados los argelinos de hace 50 años atrás que los emigrados de hoy.

Ahora en Francia, en casi todo el país hay supermercados que venden alimentos halal. Y para simplificar, ya también en las escuelas y en los supermercados a menudo se venden sólo cosas halal, que es comible también por los no musulmanes.

Esto lleva a ver a los musulmanes como una amenaza, que arriesga cancelar los propios valores occidentales (entre las cuales también el comer carne de cerdo). Y viendo que los musulmanes se organizan en grupos activistas, también los occidentales se organizan en grupos con tendencias anti-islámicas.

Hay que decir que los políticos europeos no saben enfrentar bien el problema.

Ellos tendrían que decir a los emigrantes: Son ustedes bienvenidos. Nosotros los recibimos fraternamente, también porque somos de tradición cristiana. Si quieren, pueden estar aquí, pero tienen que integrarse. Pueden practicar la religión que quieran o también pueden ser ateos, pero deben entrar en el sistema existente aquí, integrándose desde el punto de vista económico, político y social.

Lamentablemente los políticos prefieren no comprometerse y predicar sólo una vaga acogida, dejando la cultura europea a nivel privado.

En general veo que en muchas partes de Europa existe una acogida muy fuerte hacia los emigrantes. Y también entre los musulmanes hay una apertura.

Pero existe también un grupo o núcleo de islámicos que rechaza la integración y que la combate..

Para vigilar este aspecto, es necesario controlar las mezquitas.

A primera vista esto es contrario a nuestro espíritu europeo, la distinción entre Estado y religión. Pero las mezquitas en el islam no son sólo un lugar de oración. Ellas son un lugar de adoctrinamiento y de indicaciones políticas, algunas veces dañinas hacia la comunidad. Por esto el Estado europeo debería controlarlas, como se hace en todos los países musulmanes. En el mundo islámico las mezquitas son la primera realidad que son controladas.

Este último ejemplo muestra que lamentablemente, frente a las pretenciosas certezas de los grupos islámicos organizados, existen todavía muchas incertezas en el mundo occidental.
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