«Las dos monjas asesinadas son nuestras mártires», señala el obispo de Sudán del Sur en su funeral
“La hermana Mary Daniel Abut y la hermana Regina Roba Luate son nuestras mártires porque fueron asesinadas a sangre fría”. Son las palabras de monseñor Stephen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de Juba, en Sudán del Sur, en la homilía del funeral celebrado el 20 de agosto por las dos hermanas de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús, asesinadas, junto con otras tres personas, en una emboscada en la carretera el 16 de agosto, según informa la Agencia de noticias católicas y misioneras Fides.
“Nuestras hermanas murieron por su fe, por su convicción de que, al animar a otras personas a seguir a Dios, llegarían al objetivo final de nuestra vida”, destacó. El arzobispo de Juba finalmente lanzó una invitación a la conversión: “La gracia de la conversión está siempre presente. Debemos convertirnos. Debemos transformarnos en hacer cosas buenas por nosotros mismos para salvar nuestra Iglesia. Y para salvar nuestra nación, debemos hacer cosas buenas, no matar gente, no matar monjas, no matar gente inocente”.
Circunstancia del martirio
Mientras tanto, han surgido nuevos detalles sobre las circunstancias en las que fueron asesinadas las dos religiosas. “Las dos monjas formaban parte de los 12 pasajeros (7 monjas y 5 hombres) en un autobús que regresaba a Juba de la celebración del centenario de la parroquia católica de Loa dedicada a Nuestra Señora de la Asunción”, explica la hermana Alice Jurugo Drajea, Superiora General de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús.
El autobús, que había salido de la parroquia de Loa alrededor de las 7.30, fue interceptado tras una hora de viaje por hombres armados que abrieron fuego. Temiendo que los pasajeros masculinos fueran los primeros objetivos de los pistoleros, el conductor del autobús les ordenó que salieran del vehículo y huyeran.
Autobús en el que viajaban las religiosas asesinadas
Cuatro monjas también intentaron escapar mientras tres hermanas mayores permanecieron en el autobús. “Los hombres armados pretendían quemar a las tres monjas en el bus como lo hicieron con el vehículo que colocaron frente al bus para forzarlo a detenerse. Gracias a Dios, no tenían mechero ni gasolina para encender el fuego”, explica la hermana Drajea.
Mientras los pasajeros masculinos huían entre los árboles junto con las cuatro monjas, los hombres armados persiguieron a las dos monjas y las mataron a tiros. Dos pasajeros también fueron capturados y asesinados. En su huida, los criminales también atropellaron al conductor de un mototaxi.