Tres obispos españoles en África, Camboya y el Amazonas: «Para entender, pregunta a un misionero»
¿Cómo entender lo que pasa en países lejanos y tan distintos? ¿Cómo ir más allá de los eslóganes y las anécdotas? Hay conocer la sociedad local, y eso no lo hacen ni los analistas ni los periodistas apresurados. Quien conoce la situación en África, en Camboya, en el Amazonas, es el misionero que lleva 20 o 40 años allí.
Así, los obispos españoles de Puerto Ayacucho (José Ángel Divasson, en la amazonía venezolana), Bangassou (Juan José Aguirre, al sur de República Centroafricana) y Battambang (Enrique Figaredo, en Camboya) lamentaron que los occidentales desconocen muchos hechos importantes que suceden en tierras de misión, y que la gran prensa sólo presta atención a anécdotas sin entender las raíces de los hechos.
El presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), el claretiano Luis Ángel de las Heras, presentó una mesa redonda con los testimonios de estos tres obispos misioneros, que tuvo lugar en el marco del espacio cultural "El Domund, al descubierto", que se está desarrollando desde el pasado 1 de octubre en el Centro Cultural Arganzuela, organizado por Obras Misionales Pontificias (OMP).
Con los yanomanis en el Amazonas
Monseñor Divasson, que afirmó que "la historia de la ciudad (Puerto Ayacucho) tiene mucho que ver con la presencia de la Iglesia", explicó su trabajo con los indígenas yanomanis; sobre todo, el duro trabajo de inculturación del Evangelio.
Sin embargo, el obispo reconoció que si bien "Dios estaba presente en esos pueblos" antes de la llegada de los misioneros, ellos han tenido que descubrir "los signos del Evangelio que ya había en esas personas y los rasgos culturales que expresan sus sentimientos".
En este contexto, dijo que son pueblos "absolutamente amenazados", y denunció la búsqueda del oro por parte de multinacionales chinas.
Pero el obispo de Puerto Ayacucho concluyó diciendo que "este pueblo tiene futuro si se hace cristiano".
Matanzas islamistas en África
Por su parte, monseñor Aguirre, comentó la religiosidad africana recordando cómo los sitios en la iglesia son siempre insuficientes en la Misa de los domingos.
Con la población que ha sufrido los estragos de la guerrilla de Joseph Kony primero y de la Seleka después, el obispo de Bangassou ha encontrado su sitio.
El prelado es una de las pocas voces de este "genocidio silencioso" (más de 200 personas fueron degolladas por los radicales islámicos entre julio y agosto); tal vez, porque ha decidido quedarse con su pueblo, "contando sus lágrimas".
En el corazón del sufrimiento
Enrique Figaredo dijo que Dios le "colocó en el corazón del sufrimiento" al llevarle en su primer destino misionero a un campo de refugiados y discapacitados en Bangkok.
Allí aprendió que "el Evangelio se hace vida" y lleva a reconocer la dignidad de las personas. En el ejercicio de su vocación, ha aprendido a "servir con sencillez" y afirmó que "la Iglesia tiene que estar orgullosa" de estar presente en sitios con tanta necesidad.
El prelado de Battambang insistió en la necesidad de ofrecer una información seria de la presencia de los misioneros "en los lugares críticos" e invitó a que se conozcan "las raíces" de la noticia y no sólo "el final o la anécdota". Defendió a los misioneros como los mejores conocedores de esas situaciones, porque nadie más está "40 años conociendo una cultura".
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