«¿Porqué Arabia Saudita y Qatar no han acogido aún ni un refugiado sirio?» plantea Cáritas Líbano
Líbano es el país con mayor porcentaje de cristianos de Oriente Medio y con mayor libertad religiosa.
Pero todo puede cambiar y el país puede desestabilizarse debido a la violencia en los países vecinos, sobre todo Siria e Irak, y al flujo de refugiados.
Líbano tiene 4,2 millones de habitantes, de los que más del 40% son cristianos.
Y allí ha llegado una multitud de 1,5 millones de refugiados huyendo, sobre todo, de Siria. (Eso es más población que todas las personas de Navarra, Cantabria y La Rioja juntas).
Muchos en Líbano temen que potencias enemigas quieran desestabilizar el país y que para ello se aprovechen del caos que acompaña a tal multitud de refugiados, que el pequeño país se ha esforzado en acoger ya durante 3 años.
El sacerdote católico maronita Paul Karam, Presidente de Cáritas Líbano, describe a la agencia Fides el ambiente que se respira en el país después de que el ejército libanés haya destruido un campo de refugiados y arrestado a cientos de personas en Arsal.
“Entre la población local la hostilidad hacia los refugiados continúa creciendo, sobre todo después de que se hayan encontrado armas en los campos de refugiados. Ahora todo el mundo ve a los refugiados como la masa de maniobra a disposición de las potencias regionales que quieren desestabilizar el Líbano o dominarlo, impidiéndole tener una política independiente”, señala Karam, que coordina la ayuda a esta multitud desproporcionada.
Varias ONGs han acusado al ejército de violencia injusta contra refugiados. Pero parece probado que todo empezó cuando un grupo de varios centenares de hombres se organizaron para corear consignas en el campo a favor del Estado Islámico que cubre de sangre Irak y Siria.
La frontera entre Siria y el Líbano ha sido cruzada en varias ocasiones por incursiones de grupos yihadistas como Al-Nusra, que amenaza con ejecutar a nueve policías y soldados libaneses que tiene como rehenes en represalia por la participación pro-Assad de la milicia chií libanesa de Hezbolá en el conflicto sirio.
“En algunos campos de refugiados - recuerda el p. Karam - se han encontrado armas. Entre la gente del Líbano, se teme que haya intereses y responsabilidades políticas locales y regionales que quieren usar a los refugiados para tener bajo chantaje o hacer explotar el frágil equilibrio del Líbano. Los refugiados son más de un millón de personas".
Y añade: "Obviamente, la Iglesia advierte contra el criminalizar a los refugiados como tales, pero registramos que este sentimiento es cada vez mayor entre la población, no podemos negarlo y no conseguimos apaciguar los ánimos. Nos critican por la ayuda que le damos a los refugiados. Y es natural hacerse preguntas: ¿por qué no se controla a los refugiados de Siria cuando llegan y durante su estancia, como se hace en Jordania o Turquía? ¿Por qué Arabia Saudita y Qatar hasta ahora no han acogido ni un refugiado sirio?”
Pero todo puede cambiar y el país puede desestabilizarse debido a la violencia en los países vecinos, sobre todo Siria e Irak, y al flujo de refugiados.
Líbano tiene 4,2 millones de habitantes, de los que más del 40% son cristianos.
Y allí ha llegado una multitud de 1,5 millones de refugiados huyendo, sobre todo, de Siria. (Eso es más población que todas las personas de Navarra, Cantabria y La Rioja juntas).
Muchos en Líbano temen que potencias enemigas quieran desestabilizar el país y que para ello se aprovechen del caos que acompaña a tal multitud de refugiados, que el pequeño país se ha esforzado en acoger ya durante 3 años.
El sacerdote católico maronita Paul Karam, Presidente de Cáritas Líbano, describe a la agencia Fides el ambiente que se respira en el país después de que el ejército libanés haya destruido un campo de refugiados y arrestado a cientos de personas en Arsal.
“Entre la población local la hostilidad hacia los refugiados continúa creciendo, sobre todo después de que se hayan encontrado armas en los campos de refugiados. Ahora todo el mundo ve a los refugiados como la masa de maniobra a disposición de las potencias regionales que quieren desestabilizar el Líbano o dominarlo, impidiéndole tener una política independiente”, señala Karam, que coordina la ayuda a esta multitud desproporcionada.
Varias ONGs han acusado al ejército de violencia injusta contra refugiados. Pero parece probado que todo empezó cuando un grupo de varios centenares de hombres se organizaron para corear consignas en el campo a favor del Estado Islámico que cubre de sangre Irak y Siria.
La frontera entre Siria y el Líbano ha sido cruzada en varias ocasiones por incursiones de grupos yihadistas como Al-Nusra, que amenaza con ejecutar a nueve policías y soldados libaneses que tiene como rehenes en represalia por la participación pro-Assad de la milicia chií libanesa de Hezbolá en el conflicto sirio.
“En algunos campos de refugiados - recuerda el p. Karam - se han encontrado armas. Entre la gente del Líbano, se teme que haya intereses y responsabilidades políticas locales y regionales que quieren usar a los refugiados para tener bajo chantaje o hacer explotar el frágil equilibrio del Líbano. Los refugiados son más de un millón de personas".
Y añade: "Obviamente, la Iglesia advierte contra el criminalizar a los refugiados como tales, pero registramos que este sentimiento es cada vez mayor entre la población, no podemos negarlo y no conseguimos apaciguar los ánimos. Nos critican por la ayuda que le damos a los refugiados. Y es natural hacerse preguntas: ¿por qué no se controla a los refugiados de Siria cuando llegan y durante su estancia, como se hace en Jordania o Turquía? ¿Por qué Arabia Saudita y Qatar hasta ahora no han acogido ni un refugiado sirio?”
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