«Amo ser un sacerdote católico»: así surgió la vocación de este joven indio de rito siro-malabar
Sinto Jose es un sacerdote católico de rito Siro-Malabar de la India. Estudia Comunicación Institucional en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma y reside en el Colegio sacerdotal Tiberino. Este joven religioso, becado por CARF (Centro Académico Romano Fundación), cuenta la historia de una vocación surgida en un país donde los cristianos son minoría, y donde su familia, católica de fe profunda, ha tenido un papel fundamental en que ahora sea sacerdote. Este es su testimonio en primera persona:
Un sacerdote católico de rito Siro-Malabar en Roma
Mi nombre es Sinto Jose y nací el 16 de enero de 1987 en Aloor, Kerala, India. Mi padre es un granjero y mi madre es ama de casa. Tengo una hermana mayor y un hermano menor. Mi hermana, la Hna. Jeeva, es monja y pertenece a la Congregación de la Sagrada Familia. Ahora se encuentra en India trabajando en una escuela primaria en nuestra Diócesis. Mi hermano, Shibin, trabaja en el Christ College de Irinjalakuda como empleado. Su esposa, Glady está estudiando en una universidad privada. Puedo decir sin duda alguna que en mi familia está la roca y la base de mi vocación sacerdotal.
Mi familia y yo somos de rito siro-malabar y pertenecemos a la Eparquía de Irinjalakuda. La Diócesis de Irinjalakuda es histórica y geográficamente rica. Uno de los lugares importantes en la diócesis es Kodungallur, que se conoce como la cuna del cristianismo, gracias a Santo Tomás, uno de los 12 apóstoles de Jesús, quien, después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, emprendió la misión de difundir el evangelio de Jesucristo a todo el mundo. De acuerdo con la tradición, Santo Tomás llegó por mar y desembarcó en Kodungalloor (Cranganore), la capital del entonces Imperio Cera, en el 52 d.C. Bautizó familias en Kodungalloor y Palayur (Trichur). Santo Tomás predicó el evangelio dondequiera que iba, y fundó Iglesias. Según nuestra tradición malabar, el santo fundó siete Iglesias, que se encuentran en Cranganore, Quilon, Chayal, Kokkamangalam, Niranam, Paravur y Palayur. Desde allí fue a Coromandel y sufrió el martirio en Tamil Nadu. Su cuerpo fue llevado a la ciudad de Mylapore y fue enterrado en un santuario sagrado. Según las “Canciones de Ramban”, Santo Tomás convirtió a 17.550 personas; ordenó sacerdotes y consagró obispos. Además les dio a sus seguidores una forma de liturgia adecuada a su clima, cultura y costumbres. Desde el siglo IV, la Iglesia en la India comenzó a comunicarse con la Iglesia de Siria Oriental y pronto empezó a introducir libros litúrgicos y compartir ritos. Así, la Iglesia de la India se convirtió en miembro del patriarcado de Babilonia (también conocido como asirio y sirio-caldeo) por motivos prácticos, no por razones doctrinales.
La Eparquía de Irinjalakuda fue erigida por el papa San Pablo VI. En consecuencia, la bula papal “Trichuriensis Eparchiae” fue promulgada el 22 de junio de 1978. Mons. James Pazhayattil fue nombrado primer obispo, mientras que el actual es mons. Pauly Kannookadan. La eparquía tiene actualmente 56.958 familias, es decir 269.867 bautizados sobre 1.326.000 habitantes. Mi parroquia nativa es la iglesia de Santo Tomás Anathadam.
En una familia y en una tradición de la fe tan viva y tan histórica, respirando el mismo aire de Santo Tomás, sentí fuerte la llamada del Señor a ser yo también uno de sus siervos en el Sacerdocio. Así que, después de diez años de formación sacerdotal, fui ordenado el 29 de diciembre de 2014 como sacerdote católico de la Eparquía de Irinjalakuda. Después de mi ordenación, me desempeñé durante un año como asistente del párroco en el santuario de Mapranam Holy Cross. Luego, durante otro año, fui secretario de Mons. Pauly Kannookadan, actual obispo de Irinjalakuda. Luego me nombraron padre prefecto del Seminario menor de San Pablo, Irinjalakuda, y director adjunto del Centro de Comunicación Christu Darsan.
Después de un año, el Obispo dio permiso para los estudios de licenciatura en Comunicación en la Universidad Pontificia de Santa Cruz. Consideré que era una gran oportunidad tener una buena formación en Italia y luego volver a mi país, en las huellas de Santo Tomás.
Estoy seguro, pues, de que los medios de comunicación son un canal importante para difundir las buenas noticias de Dios al mundo, es decir el Evangelio. Son esenciales para divulgar la enseñanza católica en el mundo. Estoy seguro también de que el buen éxito de mis estudios va a ser útil para el Departamento de periodismo y comunicación de mi Diócesis, así como de la Iglesia Syro Malabar entera.
Amo ser un sacerdote católico: es una de las mejores maneras de seguir a Jesucristo. Es una vida completamente enfocada en el servicio, en el sacrificio y en la voluntad de Dios. Es una forma de vida para expresar el amor de Dios en todo el mundo. Sé que tengo muchas discapacidades, pero Dios dice: “Mi gracia te es suficiente”. Además, una de las cosas más maravillosas en el sacerdocio es celebrar los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión. A través de mi vida sacerdotal, experimento la verdadera hermandad con los otros sacerdotes. Para un sacerdote cada día es un nuevo día con diferentes eventos. El sacerdocio es dejar todo para seguir a Jesús, como la perla de gran precio. La fidelidad a la propia vocación es un elemento esencial de la santidad.
Me gustaría dar las gracias a mis queridos benefactores del CARF (Centro Académico Romano Fundación), y pedirles que recen por mi, para que yo sea un santo sacerdote fiel a Cristo y que se multipliquen las semillas y los frutos que Santo Tomás empezó a sembrar en mi tierra