Bajo la protección de Nuestra Señora de la Cruz del Sur
Antes de un mes, Australia tendrá su propio ordinariato para anglocatólicos
Nace con presencia en Melbourne, Sydney, Brisbane y Perth, atraerá a los anglicanos que quieren la unión con Roma... y quizá también a unas islas melanesias.
El ordinariato anglocatólico inglés, creado en 2011, ya cuenta con 40 grupos repartidos por Inglaterra y alguno en Escocia. El ordinariato anglocatólico de EEUU, creado hace pocos meses, por el momento pilotará también los grupos de Canadá, y pronto contará con unos 40 grupos consolidados
Según ha adelantado Denis Hart, arzobispo de Melbourne (Australia), el 15 de junio el Papa anunciará la creación de un nuevo ordinariato para personas de origen anglicano que quieran entrar en la Iglesia Católica manteniendo elementos de su liturgia y herencia cultural: Australia acogerá el Ordinariato de Nuestra Señora de la Cruz del Sur, con San Agustín de Canterbury como patrón.
En este país de enormes distancias, el ordinariato anglocatólico nacerá pequeño pero con presencia firme en cuatro ciudades: dos grupos o parroquias en Melbourne (el templo de la Santa Cruz será su sede), otras dos en Sydney, uno en Brisbane y otro en Perth, según las previsiones del obispo Hart, que es el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal. Serán grupos cohesionados con voluntad de evangelizar y crecer.
Hartos de la deriva liberal
Como en los otros ordinariatos, una vez establecidos los primeros grupos pioneros, irá llegando un goteo de conversos de origen anglicano, descontentos con la deriva liberal de esta denominación en Australia, un país mucho más secularizado y antirreligioso que Estados Unidos. Los primeros miembros del ordinariato llegarán del grupo conservador Traditional Anglican Church (que abandonaron la comunión con Canterbury hace décadas) y también anglicanos de la corriente Forward In Faith, que hasta hoy aún intentaban influir en el anglicanismo australiano desde dentro.
Todavía no se sabe quién será el ordinario que pastoreará a los anglocatólicos australianos. En Inglaterra es Keith Newton, el antiguo obispo anglicano de Richborough, hoy sacerdote católico. En Estados Unidos es Jeffrey Steenson, antiguo obispo episcopaliano de Río Grande, hoy también sacerdote católico. Ambos están casados, y aunque pueden usar algunos símbolos de autoridad por dispensa papal (mitra, báculo, cruz grande en el pecho, título de monseñor) no son obispos.
El actual obispo auxiliar de Melbourne, Peter Elliott, que fue anglicano antes de ser católico (hace ya décadas) es el delegado de los obispos australianos y de Doctrina de la Fe para monitorizar el proceso en la isla-continente. Quizá podría ser él designado como ordinario. Pero también en Inglaterra había obispos católicos que habían sido anglicanos, favorables al proceso, pero Roma optó por un ex-obispo anglicano, alguien que haya compartido los sinsabores de ser pastor anglocatólico conservador en el caos doctrinal de Canterbury.
Respetar las sensibilidades
"No debemos ser triunfalistas respecto a esto", explica Elliott a la prensa católica en lengua inglesa. "Debemos respetar las sensibilidades de los anglicanos que no han elegido dar este paso. Pero sí invito a los católicos a salir a darles la bienvenida".
Entre los nuevos católicos habrá personas que han esperado durante décadas y décadas, como Kevin Parson, de 85 años, y su esposa Judith, que se decidieron en 2009 en cuanto el Papa anunció la creación de ordinariatos y esperan la erección del australiano. "La Comunión Anglicana ha perdido, en mi opinión, mucha de la tradición en la que se basaba", afirma en la prensa inglesa. "He sido anglocatólico toda mi vida, hasta donde puedo alcanzar a recordar, y siempre había de fondo, para mí y mis amigos, la idea de que tarde o temprano los anglocatólicos y los católicos romanos debíamos llegar a un acuerdo para algún tipo de unión". Su recepción como católico la ve como "una vuelta a casa" y "el amanecer de una época nueva" para los anglocatólicos.
Caso especial: el Estrecho de Torres
Un caso especial sobre el que la Iglesia no se ha pronunciado aún es el de las 17 pequeñas parroquias de las islas del Estrecho de Torres, entre Australia y Papúa (algunas justo frente a la costa de Nueva Guinea). Se trata de unas islas de población y cultura melanesia, bastante aisladas, que fueron evangelizadas por misioneros anglicanos conservadores y están organizadas desde 1997 con el nombre de "Iglesia del Estrecho de Torres" (www.churchoftorresstrait.org) dentro de la Traditional Anglican Church. Son melanesios de piel oscura con liturgia de la lejana Inglaterra.
En un Sínodo de los pastores y obispos de estas comunidades anglicanas isleñas en junio de 2011 se votó a favor de la propuesta de Benedicto XVI, pero pidiendo un Ordinariato propio, debido a sus peculiaridades culturales y geográficas. Los lazos con la Iglesia Católica ya se iniciaron con cordialidad en una serie de jornadas conjuntas.
Sin embargo, no parece que las Islas del Estrecho de Torres vayan a tener su propio ordinariato, al menos por ahora, como no lo tienen Escocia ni Canadá, pese a contar con Conferencias Episcopales propias. Igual que Canadá forma parte por ahora del Ordinariato de EEUU, estas islas probablemente dependerán del ordinario australiano, aunque con cierta autonomía. Tampoco se sabe si entrarían en el ordinariato en una primera oleada o más adelante.
Lo interesante del Estrecho de Torres es que se presenta como el territorio misionero natural para el ordinariato australiano: gente humilde, sencilla y espiritual, con población creciente y vida comunitaria rural, isleña, muy distinta a las comunidades urbanas de las grandes ciudades.
En junio de 2011, el obispo anglocatólico de las islas, Tolowa Nona, se mostró muy claro: el establecimiento de un ordinariato sería "el hecho más significativo de la historia cristiana" de esas islas desde la primera predicación, en 1871.
Según ha adelantado Denis Hart, arzobispo de Melbourne (Australia), el 15 de junio el Papa anunciará la creación de un nuevo ordinariato para personas de origen anglicano que quieran entrar en la Iglesia Católica manteniendo elementos de su liturgia y herencia cultural: Australia acogerá el Ordinariato de Nuestra Señora de la Cruz del Sur, con San Agustín de Canterbury como patrón.
En este país de enormes distancias, el ordinariato anglocatólico nacerá pequeño pero con presencia firme en cuatro ciudades: dos grupos o parroquias en Melbourne (el templo de la Santa Cruz será su sede), otras dos en Sydney, uno en Brisbane y otro en Perth, según las previsiones del obispo Hart, que es el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal. Serán grupos cohesionados con voluntad de evangelizar y crecer.
Hartos de la deriva liberal
Como en los otros ordinariatos, una vez establecidos los primeros grupos pioneros, irá llegando un goteo de conversos de origen anglicano, descontentos con la deriva liberal de esta denominación en Australia, un país mucho más secularizado y antirreligioso que Estados Unidos. Los primeros miembros del ordinariato llegarán del grupo conservador Traditional Anglican Church (que abandonaron la comunión con Canterbury hace décadas) y también anglicanos de la corriente Forward In Faith, que hasta hoy aún intentaban influir en el anglicanismo australiano desde dentro.
Todavía no se sabe quién será el ordinario que pastoreará a los anglocatólicos australianos. En Inglaterra es Keith Newton, el antiguo obispo anglicano de Richborough, hoy sacerdote católico. En Estados Unidos es Jeffrey Steenson, antiguo obispo episcopaliano de Río Grande, hoy también sacerdote católico. Ambos están casados, y aunque pueden usar algunos símbolos de autoridad por dispensa papal (mitra, báculo, cruz grande en el pecho, título de monseñor) no son obispos.
El actual obispo auxiliar de Melbourne, Peter Elliott, que fue anglicano antes de ser católico (hace ya décadas) es el delegado de los obispos australianos y de Doctrina de la Fe para monitorizar el proceso en la isla-continente. Quizá podría ser él designado como ordinario. Pero también en Inglaterra había obispos católicos que habían sido anglicanos, favorables al proceso, pero Roma optó por un ex-obispo anglicano, alguien que haya compartido los sinsabores de ser pastor anglocatólico conservador en el caos doctrinal de Canterbury.
Respetar las sensibilidades
"No debemos ser triunfalistas respecto a esto", explica Elliott a la prensa católica en lengua inglesa. "Debemos respetar las sensibilidades de los anglicanos que no han elegido dar este paso. Pero sí invito a los católicos a salir a darles la bienvenida".
Entre los nuevos católicos habrá personas que han esperado durante décadas y décadas, como Kevin Parson, de 85 años, y su esposa Judith, que se decidieron en 2009 en cuanto el Papa anunció la creación de ordinariatos y esperan la erección del australiano. "La Comunión Anglicana ha perdido, en mi opinión, mucha de la tradición en la que se basaba", afirma en la prensa inglesa. "He sido anglocatólico toda mi vida, hasta donde puedo alcanzar a recordar, y siempre había de fondo, para mí y mis amigos, la idea de que tarde o temprano los anglocatólicos y los católicos romanos debíamos llegar a un acuerdo para algún tipo de unión". Su recepción como católico la ve como "una vuelta a casa" y "el amanecer de una época nueva" para los anglocatólicos.
Caso especial: el Estrecho de Torres
Un caso especial sobre el que la Iglesia no se ha pronunciado aún es el de las 17 pequeñas parroquias de las islas del Estrecho de Torres, entre Australia y Papúa (algunas justo frente a la costa de Nueva Guinea). Se trata de unas islas de población y cultura melanesia, bastante aisladas, que fueron evangelizadas por misioneros anglicanos conservadores y están organizadas desde 1997 con el nombre de "Iglesia del Estrecho de Torres" (www.churchoftorresstrait.org) dentro de la Traditional Anglican Church. Son melanesios de piel oscura con liturgia de la lejana Inglaterra.
En un Sínodo de los pastores y obispos de estas comunidades anglicanas isleñas en junio de 2011 se votó a favor de la propuesta de Benedicto XVI, pero pidiendo un Ordinariato propio, debido a sus peculiaridades culturales y geográficas. Los lazos con la Iglesia Católica ya se iniciaron con cordialidad en una serie de jornadas conjuntas.
Sin embargo, no parece que las Islas del Estrecho de Torres vayan a tener su propio ordinariato, al menos por ahora, como no lo tienen Escocia ni Canadá, pese a contar con Conferencias Episcopales propias. Igual que Canadá forma parte por ahora del Ordinariato de EEUU, estas islas probablemente dependerán del ordinario australiano, aunque con cierta autonomía. Tampoco se sabe si entrarían en el ordinariato en una primera oleada o más adelante.
Lo interesante del Estrecho de Torres es que se presenta como el territorio misionero natural para el ordinariato australiano: gente humilde, sencilla y espiritual, con población creciente y vida comunitaria rural, isleña, muy distinta a las comunidades urbanas de las grandes ciudades.
En junio de 2011, el obispo anglocatólico de las islas, Tolowa Nona, se mostró muy claro: el establecimiento de un ordinariato sería "el hecho más significativo de la historia cristiana" de esas islas desde la primera predicación, en 1871.
Comentarios