Ayuda a los damnificados del terremoto
Un gesto de ayuda a Lorca desde la parroquia japonesa de Takarazuka
El párroco, de la localidad murciana de Cieza, lleva ya 10 años de misionero en el país del Sol Naciente.
Entre las ayudas que está recibiendo la diócesis de Cartagena para poder hacer frente a la situación dolorosa que provocaron los terremotos del pasado 11 de mayo en Lorca, cabe reseñar, por su valor, la que ha enviado desde su parroquia de Takarazuka, en la archidiócesis de Osaka, en Japón, el sacerdote de esta diócesis, Pascual Saorín Camacho, informan desde la diócesis de Cartagena.
El país del Sol Naciente fue también testigo del desastre que deja a su paso el temblar de la tierra, pues justo dos meses antes de los terremotos de Lorca, el 11 de marzo, Japón también sufrió otro, en el que perecieron miles de personas.
Pascual Saorín, de la localidad murciana de Cieza, aunque lleva ya 10 años de misionero en Japón, se siente muy cercano a todo lo que acontece en su diócesis de Cartagena. En esta ocasión ha hecho llegar 3.600 euros, fruto de la generosidad de sus parroquianos japoneses, como gesto de comunión eclesial y de cercanía entre los que sufren las consecuencias del terremoto de Lorca.
Antes de llegar a Japón, Pascual trabajó en su diócesis de Cartagena 9 años en diferentes parroquias, en la pastoral juvenil y como voluntario en un centro para enfermos terminales de SIDA y como profesor de religión en centros públicos. Actualmente trabaja en la archidiócesis de Osaka y es párroco de la Iglesia de Takarazuka
El país del Sol Naciente fue también testigo del desastre que deja a su paso el temblar de la tierra, pues justo dos meses antes de los terremotos de Lorca, el 11 de marzo, Japón también sufrió otro, en el que perecieron miles de personas.
Pascual Saorín, de la localidad murciana de Cieza, aunque lleva ya 10 años de misionero en Japón, se siente muy cercano a todo lo que acontece en su diócesis de Cartagena. En esta ocasión ha hecho llegar 3.600 euros, fruto de la generosidad de sus parroquianos japoneses, como gesto de comunión eclesial y de cercanía entre los que sufren las consecuencias del terremoto de Lorca.
Antes de llegar a Japón, Pascual trabajó en su diócesis de Cartagena 9 años en diferentes parroquias, en la pastoral juvenil y como voluntario en un centro para enfermos terminales de SIDA y como profesor de religión en centros públicos. Actualmente trabaja en la archidiócesis de Osaka y es párroco de la Iglesia de Takarazuka
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