La minoróa copta denuncia la desprotección estatal
«Los cristianos en Egipto hemos perdonado durante 1.400 años y ahora estamos hartos»
La asociación Organización Egipcia por los Derechos Humanos presentaría una queja ante el Consejo de DD.HH. de Naciones Unidas en Ginebra.
El último ataque a una iglesia copta del barrio de Imbaba en El Cairo ha reavivado las tensiones entre musulmanes y cristianos coptos, que se declararon "hartos" de que el Estado no castigue a quienes atacan sus templos.
"Los cristianos hemos perdonado durante 1.400 años y ahora estamos hartos", aseguró hoy a Efe el psicólogo copto Amgad Jairy, que sostuvo que desde que en el año 639 los árabes invadieron Egipto y el cristianismo dejó de ser la religión mayoritaria en el país, los cristianos "han aguantado y perdonado todo tipo de ataques".
Jairy habló así durante una concentración de protesta por el ataque hace dos días de un grupo de musulmanes a la iglesia de Mar Mina, en el barrio cairota de Imbaba, después de que se extendiera el rumor de que una cristiana convertida al islam permanecía encerrada en el templo.
Hoy varios centenares de manifestantes reclamaron al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que gobierna Egipto desde la renuncia del presidente Hosni Mubarak, que garantice la protección de los cristianos y castigue a los responsables del ataque de hace dos días, que se saldó con doce muertos y centenares de heridos.
Rodeado de decenas de manifestantes que apoyaban sus declaraciones con gestos enérgicos, Jairy denunció que "el Ejército no está haciendo nada, no está metiendo a gente en la cárcel" y lamentó que la quema de templos "siempre queda impune".
El analista del Centro Al Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos, Emed Gad, se mostró de acuerdo con estas afirmaciones y apostilló que "el principal problema en este conflicto es que ni el Ejército ni la Policía egipcias hicieron nada para prevenir el ataque" a la iglesia de Mar Mina.
Para Gad, la clave del asunto es "la reacción del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, que debería aplicar la ley y arrestar a los salafistas", la corriente islámica ultraconservadora a quien los cristianos atribuyen los ataques.
"Durante las más de seis horas que duró el asalto, el Ejército no intervino y quizás es porque quieren que haya problemas graves de seguridad en Egipto para luego tomar el control de la seguridad del Estado", apuntó este analista.
Gad aseguró que los sucesos de hace dos días en el barrio de Imbaba representan "un nuevo fenómeno" porque "es la primera vez que los cristianos en Egipto están listos para defenderse".
"Si el Consejo Supremo no actúa y aplica la ley, podríamos ver un aumento de la violencia", insistió.
Desde la asociación de apoyo a los coptos Organización Egipcia por los Derechos Humanos, su dirigente, Naguib Gibrail, reveló a Efe que la entidad estudia presentar una queja ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra.
Una acción que Gad apoyó porque, según afirmó, "la ley no protege a los cristianos en Egipto como ciudadanos y por lo tanto tienen derecho a ir en busca de seguridad y protección".
Gibrail, que también atribuyó los ataques a los templos coptos a los salafistas, corroboró que "a pesar de todo lo que han hecho los salafistas, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no ha emprendido ninguna acción contra ellos".
Este activista aseguró que la convivencia entre miembros de ambas comunidades "es peor ahora que antes de la revolución" y lo atribuyó a que "ahora los coptos de Egipto están más asustados a causa de los salafistas".
Uno de los grupos opositores al antiguo régimen de Mubarak, el Movimiento del 6 de Abril, condenó hoy los ataques a las iglesias e hizo un llamamiento a la unidad entre cristianos y musulmanes convocando para el próximo viernes una gran manifestación en la célebre plaza de Tahrir, que fue epicentro de la revolución egipcia.
El portavoz de la plataforma, Mohamed Adel, reveló a Efe que este movimiento de jóvenes se ha organizado en varios barrios de la capital para proteger las iglesias y promover una marcha de cristianos y musulmanes hasta la iglesia de Mar Mina de Imbaba.
"Todos los movimientos civiles nos estamos organizando para trabajar en Imbaba y otras zonas de El Cairo", subrayó Adel, que agregó que en momentos de tensión como el actual "la gente necesita escuchar algo más que a los grupos islamistas y los egipcios deben mostrar su rechazo hacia lo que pasó en Imbaba".