Roma acepta el ingreso de 18 parroquias luteranas en el Ordinariato anglocatólico de EEUU

La idea de Benedicto XVI de acoger grupos de conversos de tradición anglicana en Ordinariatos, estructuras que mantengan parte de su liturgia y tradiciones, puede saltar del mundo anglicano al luterano. El primer caso ya se ha dado en Estados Unidos, donde la Congregación de la Doctrina de la Fe ha dado luz verde a que la Anglo-Lutheran Catholic Church (ALCC), un grupo de 18 parroquias que se declaran "angloluteranas", entre en bloque en el Ordinariato anglocatólico de EEUU.

 

Aunque el grupo de futuros conversos parece pequeño a ojos católicos (unos 4.000 fieles en EEUU y unos 6.000 en sus misiones en Sudán del Sur, además de una parroquia en Jartum y un grupo en Berlín, Alemania), para el Ordinariato resulta muy importante por varias razones.

 

Por un lado, aporta una veintena de clérigos con experiencia y empuje misionero, y además sus propias parroquias. Eso es importante porque muchos conversos del episcopalianismo (anglicanos de EEUU) al dejar sus parroquias episcopalianas carecerán de centros de reunión. La ALCC tiene locales en 12 estados y aportará estabilidad e independencia al nuevo Ordinariato.

 

En segundo lugar, es el primer caso en que un grupo que se define "luterano" es redirigido por Roma a unirse a la Iglesia a través de un Ordinariato anglicano. Eso parece abrir la puerta a usar los ordinariatos anglicanos para acoger grupos de luteranos. Hay países con luteranos conservadores escindidos de las iglesias luteranas nacionales, más liberales y heterodoxas: esos grupos tienen acuerdos de intercomunión con la Comunión Anglicana u otros grupos anglicanos (sería el caso, por ejemplo, del acuerdo de Porvoo). Por esta conexión, el sistema de ordinariatos podría aplicarse a los luteranos.

 

El pasado 17 de noviembre de 2009, Dwight Longenecker, antiguo pastor anglicano, hoy sacerdote católico, ya anunciaba que muchos luteranos, baptistas, metodistas y evangélicos admiran la liturgia y espiritualidad católica, al Papa y los santos, y que pueden encontrar más fácil aceptar el catolicismo a través de un «entorno anglicano» como el de los ordinariatos anglocatólicos. De hecho, según el documento "Anglicanorum Coetibus", cualquier persona no católica puede acudir a un Ordinariato e ingresar en la Iglesia católica a través de él.

 

 

En cuanto a la liturgia, no hay propiamente una liturgia luterana como sí la hay anglicana. "Las liturgias luteranas son liturgias católicas a las que se les ha quitado el canon de la misa y, siguiendo las instrucciones de Lutero, se ha sustituido por las ´Verba´, las palabras de la institución de la Última Cena", explica Gladfelter. En EEUU muchos grupos luteranos usan la liturgia del "Book of Divine Worship" anglicano, quitando el canon eucarístico, o la misa católica "forma ordinaria", con el mismo cambio en el canon. "El patrimonio luterano, al contrario que el anglicano, es sobre todo teológico, no litúrgico y organizativo", añade Gladfelter, el arzobispo metropolita de la ALCC.

Siete años hacia Roma 

Desde 2004, la ALCC se planteó ingresar en la Iglesia Católica. Había cosas que lo favorecían, como el documento conjunto de 1999 sobre la doctrina de la justificación que firmaron católicos y luteranos, superando un debate que separaba a ambas tradiciones desde el siglo XVI. Entonces llegó Benedicto XVI, un alemán muy agustiano que comprendía bien Lutero y su tiempo. En 2007 se decidieron a pedir la reunión, aceptaron todos los concilios católicos y el Catecismo Católico.

 

 En mayo de 2009 escribieron al Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que los redirigió a Doctrina de la Fe. La ALCC no lo sabía, pero para entonces había otros dos grupos de anglicanos explorando la unión con Roma: los ingleses conservadores de los obispos Newton y Burnham, y la Traditional Anglican Church, con presencia en Australia, Canadá, EEUU y países del Tercer Mundo.En noviembre de 2009 les sorprendió la jugada de Benedicto XVI: la "Anglicanorum Coetibus" que ofrecía Ordinariatos para los anglicanos que buscaban unirse en grupo a Roma. Pero ¿les incluiría eso a ellos, que se definían como luteranos? La respuesta la dio en octubre de 2010 Luis Ladaria, arzobispo secretario de Doctrina de la Fe: sí, les incluía. "Les invitamos a contactar con el arzobispo Wuerl", decía la nota, remitiéndoles al cardenal de Washington, que pilota la creación del Ordinariato en EEUU. El 21 de febrero la ALCC anunciaba su incorporación al proceso de creación del Ordinariato americano.

 

"Los que somos obispos en la ALCC estamos dispuestos y deseosos de renunciar a la púrpura en servicio de la Iglesia", explicaba en "The Anglicatholic" el obispo Edward J. Steele. "Haremos lo que nos pida el Papa, y eso ha sido nuestra disposición desde el primer día".

El difícil puzzle de los anglocatólicos de EEUU 

Probablemente, el Ordinariato anglocatólico de Estados Unidos sea el más grande y dinámico, pero el cardenal Wuerl se encuentra sobre la mesa grupos muy distintos a los que hay que unir, y repartidos en un país enorme. Por eso, el proceso será mucho más lento y complicado que en Inglaterra. Los anglicanos del Ordinariato incluirán:

 

1) Parroquias que ya son católicas, pero que desde los años 80 usan liturgia anglicana debido a una dispensa especial concedida por Juan Pablo II (el llamado "Uso Anglicano del Rito Latino").

 

2) Parroquias que vienen de la Traditional Anglican Church (incluyendo al menos 6 obispos de este grupo). Son los más numerosos

 

3) Ahora, las 18 comunidades de la ALCC; hace años que dicen a sus miembros que su objetivo es la unión con Roma, y no habrá escisiones

 

4) Algunas parroquias, comunidades de monjas, clero y fieles que vengan de la Iglesia Episcopaliana (es el caso de la parroquia Mount Calvary de Baltimore, una comunidad de monjas, y fieles de la diócesis de Fort Worth... su obispo auxiliar les precedió hacia Roma hace ya unos años).

 

5) Parroquias o grupos que vengan de pequeñas iglesias anglicanas independientes, como la parroquia de San Columba de Nevada, una de las 40 comunidades de la Episcopal Missionary Church. San Columba es el primer caso de parroquia de este ambiente en pedir su ingreso. 

  

¿Iglesia Católica Nórdica? Un Ordinariato que pudo ser 

En 1999 un grupo de clérigos luteranos de Noruega, muy cercanos al catolicismo y también a la ortodoxia, abandonó la Iglesia luterana nacional de Noruega por su deriva heterodoxa. Los obispos católicos solo les habían dado la oportunidad de convertirse individualmente y de hecho algunos de esos obispos eran mucho más liberales que ellos. Al final fueron acogidos por la Iglesia Católica Nacional Polaca (que está en Estados Unidos, la fundaron emigrantes polacos descontentos en 1897).

 

Hoy son una docena de clérigos, con cuatro parroquias y apenas 200 fieles activos, bajo el nombre "Iglesia Católica Nórdica". Los escándalos sexuales que afloraron los dos últimos años (un obispo noruego que dimitió en 2009 luego admitió haber abusado de un chico siendo sacerdote en los años 80) han sido portada en Noruega, el catolicismo tiene mala fama y este grupo, que en otras condiciones podrían ser candidatos a un ordinariato no está interesado hoy por hoy. Pero si el modelo de la ALCC funciona bien, a largo plazo hay posibilidades en otros grupos luteranos conservadores de la Europa descristianizada. La Comunión de Porvoo (un documento que proclama la intercomunión entre muchos grupos luteranos y la Iglesia de Inglaterra) puede invocarse para aplicar los Ordinariatos.

 

La "jugada salvaje" africano-asiática 

Los miembros sudaneses de la ALCC, ¿formarán un Ordinariato anglocatólico en Sudán? Es un país con bastantes anglicanos y  nadie sabe todavía cómo pueden funcionar los ordinariatos en África, donde vive la inmensa mayoría de los anglicanos del mundo. El líder de la ALCC, Irl Gladfelter, afirma que "estoy seguro de que eventualmente habrá un Ordinariato en Sudán, en Sur Sudán, en Uganda, Kenia, Sudáfrica, Nigeria, etc..."

 

Hay católicos que sueñan con la jugada más ambiciosa, tanto que dejaría pequeño el cisma de Enrique VIII hace cinco siglos. La Comunión Anglicana, presidida a nivel mundial por el Arzobispo de Canterbury, está viendo como aumenta la brecha entre las iglesias "progresistas" (los episcopalianos de EEUU, los de Canadá, y pronto también la Iglesia de Inglaterra, favorables al aborto, las obispas y las prácticas homosexuales) y las conservadoras del tercer mundo, coordinadas en una plataforma llamada GAFCOM. Los conservadores de EEUU y Canadá han creado con unas 600 parroquias su propia Iglesia Anglicana de América del Norte (ACNA), que los episcopalianos se niegan a aceptar, pero que el GAFCOM, desde África y Asia, sí reconoce.

 

Podría suceder que el anglicanismo conservador del Tercer Mundo unido en el GAFCOM pida a Canterbury y a la Comunión Anglicana la expulsión de los anglicanos liberales de Canadá y de los episcopalianos de EEUU. Podría suceder que Canterbury (cuya autoridad es solo simbólica), con Inglaterra, Canadá y EEUU se nieguen y digan que tan anglicano es casar obispas lesbianas como criticar la homosexualidad en África.

 

En ese caso, las iglesias del GAFCOM (que pastorean "30 millones de los 55 millones de anglicanos activos que hay en el mundo", según el GAFCOM) podrían desgajarse en bloque de Canterbury (con muchos millones de africanos y asiáticos) y plantearse la vía romana, a través de una adaptación generosa de los Ordinariatos. De todas formas, sería algo complicado: una cosa es admitir unos pocos cientos de sacerdotes casados en los Ordinariatos aquí y allá, y otra integrar millones de africanos y asiáticos con un numerosísimo clero casado, que en muchas zonas sería más numerosa que el clero célibe romano. El tema del clero casado sería de primera importancia.

 

Por otra parte, muchas de estas iglesias son de estilo básicamente evangélico, tirando a pentecostal, y no se sienten especialmente atraídas por el catolicismo. Más creíble que un traslado en bloque a Roma de 30 millones de anglicanos del Tercer Mundo es que, aquí y allá, algún obispo africano o asiático entre en Roma llevándose una diócesis entera.