Matan de dos tiros al sacerdote Mark Ventura, defensor de los indígenas en el norte de Filipinas
Mark Ventura, sacerdote filipino de 37 años, fue asesinado de dos disparos este domingo en la región filipina de Cagayán, al norte del país, cuando terminaba de oficiar misa hacia las 8.15 de la mañana en un centro educativo en Peña Weste (municipio de Gattarán, isla de Luzón).
El sacerdote estaba bendiciendo a los niños y hablando con los miembros del coro, cuando un hombre no identificado que llevaba un casco de motocicleta irrumpió desde la parte de atrás del local y disparó contra la víctima dos veces.
(Vea aquí la foto del sacerdote caído y aún revestido al pie del ambón).
El jefe de la policía nacional, Oscar Albayalde, ha informado de que el sospechoso huyó rumbo a Baggao a bordo de una motocicleta conducida por un cómplice, según recoge AsiaNews.
Reacción de los obispos
El arzobispo de Tuguegarao, Sergio Lasam Utleg, acudió a la escena de los hechos y guió una oración junto a los fieles que se acercaron al lugar.
La Conferencia Episcopal de las Filipinas (CBCP) condenó el homicidio del sacerdote, ofreciendo oraciones por el padre Ventura, por su familia de luto y por la comunidad católica de Tuguegarao.
“Condenamos este acto malvado –ha protestado Romulo Valles, el obispo presidente de la CBCP –. Estamos profundamente consternados y aún no podemos creer la noticia del brutal asesinato del padre Mark Ventura”.
Los obispos piden a las autoridades “que se actúe rápidamente para dar con los autores de este crimen y entregarlos a la justicia”.
Con los indígenas, contra los abusos
El padre Ventura era director de la San Isidro Labrador Mission Station, cargo que había asumido a principios de mes, en la localidad de Mabuno. El hombre había sido ordenado sacerdote siete años atrás, y era muy conocido por su compromiso en la lucha contra la explotación del territorio que efectúan las empresas mineras, y por sus iniciativas en favor de las poblaciones indígenas de la provincia. La zona de Gattarán es famosa por sus minas de cobre y oro.
Antes de comenzar a desempeñarse en el cargo en Gattarán, el sacerdote fue rector del seminario mayor de Santo Tomás de Aquino con sede en Aparri, Cagayán.
Otro sacerdote fue asesinado en diciembre
Su homicidio es el segundo que afecta a un sacerdote en Filipinas en los últimos meses. En diciembre de 2017, Marcelito Páez, sacerdote de 72 años, fue asesinado por hombres armados de identidad desconocida tras haber facilitado la liberación de un prisionero político en Jaén, Nueva Ecija, en el interior de la isla de Luzón. (Lea aquí su historia).
En 2011 fue asesinado también un sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, Fausto Tentorio, italiano que llevaba 32 años en Filipinas y ya había sobrevivido a un intento de asesinato en 2003. De nuevo, su defensa de los indígenas era la causa y la modalidad similar: después de la misa, el asesino le atacó y huyó en motocicleta. En este caso usó dos golpes de arma blanca en la cabeza, en vez de un arma de fuego. (Lea aquí en ReL su historia).
El sacerdote estaba bendiciendo a los niños y hablando con los miembros del coro, cuando un hombre no identificado que llevaba un casco de motocicleta irrumpió desde la parte de atrás del local y disparó contra la víctima dos veces.
(Vea aquí la foto del sacerdote caído y aún revestido al pie del ambón).
El jefe de la policía nacional, Oscar Albayalde, ha informado de que el sospechoso huyó rumbo a Baggao a bordo de una motocicleta conducida por un cómplice, según recoge AsiaNews.
Reacción de los obispos
El arzobispo de Tuguegarao, Sergio Lasam Utleg, acudió a la escena de los hechos y guió una oración junto a los fieles que se acercaron al lugar.
La Conferencia Episcopal de las Filipinas (CBCP) condenó el homicidio del sacerdote, ofreciendo oraciones por el padre Ventura, por su familia de luto y por la comunidad católica de Tuguegarao.
“Condenamos este acto malvado –ha protestado Romulo Valles, el obispo presidente de la CBCP –. Estamos profundamente consternados y aún no podemos creer la noticia del brutal asesinato del padre Mark Ventura”.
Los obispos piden a las autoridades “que se actúe rápidamente para dar con los autores de este crimen y entregarlos a la justicia”.
Con los indígenas, contra los abusos
El padre Ventura era director de la San Isidro Labrador Mission Station, cargo que había asumido a principios de mes, en la localidad de Mabuno. El hombre había sido ordenado sacerdote siete años atrás, y era muy conocido por su compromiso en la lucha contra la explotación del territorio que efectúan las empresas mineras, y por sus iniciativas en favor de las poblaciones indígenas de la provincia. La zona de Gattarán es famosa por sus minas de cobre y oro.
Antes de comenzar a desempeñarse en el cargo en Gattarán, el sacerdote fue rector del seminario mayor de Santo Tomás de Aquino con sede en Aparri, Cagayán.
Otro sacerdote fue asesinado en diciembre
Su homicidio es el segundo que afecta a un sacerdote en Filipinas en los últimos meses. En diciembre de 2017, Marcelito Páez, sacerdote de 72 años, fue asesinado por hombres armados de identidad desconocida tras haber facilitado la liberación de un prisionero político en Jaén, Nueva Ecija, en el interior de la isla de Luzón. (Lea aquí su historia).
En 2011 fue asesinado también un sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, Fausto Tentorio, italiano que llevaba 32 años en Filipinas y ya había sobrevivido a un intento de asesinato en 2003. De nuevo, su defensa de los indígenas era la causa y la modalidad similar: después de la misa, el asesino le atacó y huyó en motocicleta. En este caso usó dos golpes de arma blanca en la cabeza, en vez de un arma de fuego. (Lea aquí en ReL su historia).
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