Italia, delegación más grande de los Juegos Mediterráneos, trae un asistente especial: un sacerdote

Este viernes 22 de junio comienzan en Tarragona los XVIII Juegos Mediterráneos, un evento multideportivo del movimiento olímpico que reúne a miles de deportistas de 26 países de la cuenca mediterránea.

La delegación más numerosa en esta ocasión será la de Italia, que llega a España con 413 deportistas, entre ellos campeones mundiales y olímpicos.

Sin embargo, a la prensa le ha llamado poderosamente la atención uno de los miembros del combinado italiano. No es de deportista. Es asistente, concretamente religioso. Se trata de Gionatan de Marco, un sacerdote de 36 años que es oficialmente el capellán de los deportistas italiano, y cuya labor será la de asistir espiritualmente a los miembros de la delegación.

Debutó como asistente en los pasados JJOO de invierno

La agencia EFE publica que este sacerdote debuto como asistente de los atletas en pasados Juegos de Invierno que se disputaron en PyeongChang (Corea del Sur) en febrero,  y que su relación con el deporte “es la de educador, no la de un aficionado”.

En una entrevista en el diario Avvenire publicada durante los pasados juegos hablaba de su labor como capellán, rutina que no variará para estos Juegos del Mediterráneo de Tarragona. “Mi mañana comienza con el envío del mensaje de Whatsapp con la #Palabradeldía a todo el equipo de Italia ya los miembros que trabajan en la Casa de Italia. Realizo una oración y escribo un mensaje de vida y esperanza para mis amigos de esta aventura. Durante el día me divido entre una sede y otra para encontrarme con los atletas y entregar lo que llamo ‘mi pequeña cosa’”.

Mensajes, reuniones personales, misa...

En dicha hoja que entrega a los atletas se les ofrece la manera de tener una atención espiritual, ya sea con un mensaje diario, una reunión personal o con la misa. En sus misas en los pasados juegos olímpicos reconoce que la gran mayoría eran deportistas italianos aunque también algunos estadounidenses se unieron a ellos.

Par este joven capellán, “la fe y el deporte tienen muchas cosas en común: coraje, entrenamiento, alegría, altruismo e imaginación para encontrar su propia forma de expresar la belleza que todos traen consigo”.