Sandra Sabattini, voluntaria con toxicómanos, atropellada a los 22 años, ya es «la novia beata»
Sandra Sabattini, fallecida en 1984, a los 22 años, atropellada por un automóvil, ha sido elevada a los altares como beata, por su intensa vida cristiana y el grado heroico de sus virtudes. En el momento de su muerte estaba ilusionada con sus proyectos de boda: iba a casarse con su novio, Guido Rossi.
Sus amigos y los que han desarrollado devoción por ella la han señalado como la "primera novia beata" de la Iglesia, al menos en tiempos modernos, sin pasar por el martirio.
El cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió en la diócesis italiana de Rímini la beatificación de la joven. También él la presentó como “la primera novia santa admitida a los honores de los altares”.
El cardenal Semeraro con enfermos y amigos de la Comunidad Papa Juan XXIII en la catedral de Rímini durante la beatificación de Sandra Sabattini este 24 de octubre
El Papa Francisco la recordó este domingo: “Hoy en Rímini se beatifica a la joven Sandra Sabattini, estudiante de medicina fallecida a los 22 años en un accidente de carretera. Joven alegre, animada por una gran caridad y por la oración diaria, se dedicó con entusiasmo al servicio de los más débiles por la senda del carisma del Siervo de Dios, el Padre Oreste Benzi”.
Los que eran veinteañeros cuando la conocieron, hace 36 años, hoy se acercan a los 60 años: mucho acudieron emocionados a la ceremonia en la catedral de Rímini.
Tras la lectura del decreto de beatificación, se colocó junto al altar de la catedral una reliquia de la nueva beata para la veneración de los fieles: era parte de un mechón de pelo que conservó Guido Rossi, su novio.
Ceremonia completa de la beatificación en vídeo
“El deseo de servir a los pobres no surgía en ella de una cuestión emotiva para hacer beneficencia, sino de una fuente espiritual, el amor de Dios”, explicó el cardenal citando biógrafos de la joven.
Volcada en los necesitados
También citó a los padres de la joven beata, leyendo declaraciones del padre: “Ella daba un testimonio que me sorprendía a mí y a su mama y veíamos como daba su dinero a los más necesitados. Mi hija no ofrecía solo ayuda material sino que daba a quien necesitaba acogida, sin ningún juicio porque deseaba comunicar la voz del Señor”.
"Leyendo su diario se puede ver que la suya era una vida entregada a la caridad", señaló el cardenal. Ella empezó a escribir su diario a los 11 años y allí se encuentran sus pensamientos espirituales. A los 14 años conoció al Padre Oreste Benzi, fundador de la Comunidad Papa Juan XXIII, dedicada a atender a pobres y marginados. Tras una experiencia misionera con esta comunidad, Sandra escribió: “Nos hemos roto los huesos, pero esa es gente a la que nunca abandonaré”.
Ceremonia de beatificación de Sandra Sabattini en Rímini: más fotos aquí
A los 16 años anotaba en su diario: "Señor, me diste un gran regalo, el de tener ganas de dar mi vida a los más pobres”.
Cuando un pobre llamaba a la puerta de su casa, si consideraba que su familia no le había dado suficiente, ella corría detrás de la persona para completar el donativo con sus ahorros.
"Muchos buenos cristianos pero el mundo necesita santos"
Durante un tiempo vivió en una casa de acogida en el verano de 1982, donde trabajó como voluntaria en una comunidad terapéutica para drogadictos.
“Si realmente amo, ¿cómo puedo soportar que un tercio de la humanidad muera de hambre, mientras mantengo mi seguridad o mi estabilidad económica? Seré una buena cristiana, pero no una santa. ¡Hoy hay una inflación de buenos cristianos mientras el mundo necesita santos!”, decía la joven.
Al acabar sus estudios secundarios dudó si irse de inmediato a África, a misiones, pero al final decidió estudiar antes medicina en Bolonia. Obtenía muy buenas notas.
Últimos pensamientos: el "Donador" puede intervenir
La mañana del 29 de abril de 1984, mientras se dirigía a una reunión de la Comunidad Papa Juan XXIII, Sandra fue atropellada por un vehículo. Falleció con 22 años después de tres días en coma.
En la última página de su diario, dos días antes del accidente, Sandra escribió: “Esta vida no es mía. Esta vida, que va evolucionando por un respiro que no es mío, transcurre en una serena jornada que no es mía [...] No hay nada en este mundo que sea tuyo. ¡Sandra, date cuenta! Todo es un regalo en el que el ‘Donador’ puede intervenir cuando y como quiera. Cuida el regalo que se te ha dado haciéndolo más hermoso y pleno para cuando sea la hora”.
Un joven youtuber explica el milagro que ha permitido la beatificación de Sandra Sabattini