Liturgia de Lamento y Arrepentimiento
El arzobispo de Dublín y el cardenal de Boston lavan los pies a un grupo de víctimas de abusos
El prelado irlandés Diarmuid Martin dijo que la Iglesia en Dublín y la Iglesia del mundo entero está en deuda con estos supervivientes.
La Iglesia está en deuda con las víctimas del abuso sexual del clero que se negaron a guardar silencio, incluso cuando se enfrentaron a la incredulidad, dijo el arzobispo de Dublín.
El arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin, dijo esto el pasado domingo cuando celebró una liturgia de Lamento y Arrepentimiento en la Concatedral de Santa María, en el marco de su vistia apostólica a la archidiócesis de Dublín.
Durante el servicio, que fue preparado en su mayoría por víctimas, el cardenal Sean O´Malley, arzobispo de Boston, y monseñor Martin lavaron los pies a un grupo de personas que habían sufrido abusos de distintas maneras.
El cardinal O´Malley es uno de los delegados apostólicos designados por el Papa.
En su homilía monseñor Martin reflexionó: “Una vez alguien me recordó la diferencia entre disculparse o decir lo siento y por otro lado pedir perdón. Puedo tropezarme con alguien por la calle y decir ´lo siento´. Puede ser significativa o una fórmula vacía. Cuando digo ´lo siento´, depende de mí”.
“Cuando pido perdón sin embargo esto ya no depende de mí. Estoy en las manos de otros. Sólo vosotros podéis perdonarme, sólo Dios puede perdonarme”, afirmó el prelado.
“Yo, como arzobispo de Dublín y como Diarmuid Martin, permanezco aquí en silencio y pido perdón a Dios y también le pido por estos primeros pasos de perdón de todos los supervivientes de abusos”, añadió.
Valentía
El arzobispo habló de otro silencio: que es “una falta de coraje y de verdad”.
“Hoy hay hombres y mujeres en esta catedral a quienes quiero expresar nuestra inmensa gratitud por el hecho de que ellos no permanecieron en silencio”, dijo. “A pesar del daño que les ha supuesto ellos han tenido el coraje de hablar publicamente, de hablar, hablar, hablar, una y otra vez, con valentía con determinación, incluso a la cara de los incrédulos y de los que rechazaban”.
Dijo que la Iglesia en Dublín y la Iglesia del mundo entero está en deuda con estos supervivientes.
“Algunos de vosotros en vuestro dolor e indignación habéis rechazado a la Iglesia que una vez amastéis, pero paradojicamente vuestro abandono puede haber ayudado a purificar la Iglesia, a través del reto de afrontar la verdad, para salir de la negación y reconocer la maldad que ya se ha hecho y el daño que ya está hecho”, reflexionó el arzobispo Martin.
“Os invito a seguir hablando”, añadió. “Todavía hay una largo camino en este viaje de la honestidad antes de que podamos merecer verdaderamente el perdón”.
La cruz
El prelado de 65 años de edad también reflexionó sobre el silencio de Jesús en la cruz, marcado por sus palabras finales, incluyendo su afirmación del perdón a uno de los ladrones crucificado con él.
“Este perdón no es un perdón barato”, afirmó el arzobispo. “Uno de los ladrones se burló de Jesús, no reconoció este acto de injusticia que se estaa llevando a cabo. El otro reconoció su propia culpa y este reconocimiento le abrió la puerta al perdón”.
“Nadie de los que compartieron la responsabilidad de lo que sucedió en la Iglesia de Jesucristo en esta archidiócesis puede pedir perdón a los que fueron abusados, sin reconocer la injusticia cometida y el propios fracaso por lo que ha tenido lugar”.
“Nos reunimos bajo el signo de la cruz que nos juzga pero que en último lugar nos libera”, añadió.