García Herrería: «Somos libres de querer elegir una visión más esperanzadora o triste de la Iglesia»
Charlamos sobre la actualidad de la Iglesia con Javier García Herrería que, desde hace dos años, dedica la mitad de su jornada laboral a leer información religiosa de todo el mundo y ofrece un boletín semanal donde comparte gratuitamente una síntesis de lo más destacado (Si desea suscribirse a la newsletter semanal de Javier G. Herrería, puede hacerlo aquí).
-¿Cómo valoras la situación de la Iglesia desde el punto de vista informativo?
-Hay que distinguir dos ámbitos muy distintos. En primer lugar están los medios de prensa generalistas, que casi siempre tratan los temas religiosos por intereses sensacionalistas. El caso de las monjas de Belorado, en Burgos, es un buen ejemplo. O también está el interés sociológico que ha suscitado la capacidad de convocatoria de los conciertos de Hakuna, aunque la mayoría de reportajes han tratado de minusvalorar la realidad espiritual que está detrás de esta asociación.
-¿Y qué opinas de cómo ha tratado la prensa los abusos del clero?
-Creo que es muy positivo que este tipo de informaciones salgan a la luz, pues de lo contrario es muy difícil que la Iglesia tome las medidas adecuadas para que estas cosas no sucedan. Todas las instituciones necesitan transparencia para poder mejorar. El problema es que la prensa se está centrando en los abusos sexuales en el entorno de la Iglesia que, según la Fiscalía General del Estado, afectan solo al 0,45% de los casos de abusos sexuales actualmente.
»Desde el punto de vista informativo, los medios están ofreciendo una realidad muy distorsionada que ayuda muy poco a que se solucione el problema real de los abusos sexuales a menores en todos los ámbitos que, por otra parte, no dejan de crecer.
-¿Este tipo de desinformación ocurre igual en otros países?
-Desgraciadamente sí, sin duda. En el caso de los abusos de la Iglesia este modus operandi se da en todos los países. Y ocurre lo mismo con el sensacionalismo en el ámbito de la información religiosa. Por ejemplo, Associated Press, en Estados Unidos, publicó un extensísimo reportaje sobre la pujanza de las posiciones conservadoras dentro de la Iglesia y, en el Reino Unido, el Financial Times ha sacado a la luz dos supuestas investigaciones sobre el Opus Dei.
»Se trata de artículos poco equilibrados en los que se escucha sobre todo a una parte de los implicados, dando la sensación de que hay un conflicto enorme y simplificando la parte espiritual que está detrás de estas realidades, de modo que es imposible que las personas no creyentes entiendan mínimamente la vivencia real que perciben las personas de fe que participan de esos contextos.
Así es el diseño de la newsletter gratuita que envía García Herrería.
-Entonces, ¿es posible acceder a una buena información religiosa?
-En cierto sentido sí, por lo menos en la medida en que uno acude a fuentes diversas y, sobre todo, no está pendiente únicamente de las noticias negativas. En la información religiosa también ocurre que suelen ser noticia los aviones que se caen, no todos los que llegan a su destino. Por eso, los pecados de los miembros de la Iglesia ocupan muchos más titulares que las acciones positivas que realizan.
»La buena noticia es que todos somos libres de elegir si queremos tener una visión esperanzada o una visión triste de la Iglesia, por lo menos en la medida en que acudimos a fuentes que reflejen lo positivo. Este medio de comunicación, o los documentales de "Hagan lío", son buenos ejemplos de cómo mostrar lo mucho positivo que hay en la Iglesia.
-¿Cómo tratas de tener este equilibrio entre las noticias positivas y negativas en tu boletín?
-En primer lugar, nunca oculto las noticias más desfavorables que suceden en la Iglesia cada semana. Por eso tengo una sección dedicada a las noticias de abusos sexuales o de cristianofobia. Tampoco eludo los problemas que generan algunos comentarios del Papa o algunos documentos vaticanos. No son temas agradables, pero hay que conocerlos si uno quiere estar bien informado y no quiere caer en interpretaciones buenistas o en la propagación de posturas equívocas.
»Por otro lado, también dedico dos secciones a historias y recursos positivos. Tras leer la newsletter, algunas personas se quedan más animadas y otras no tanto, pero trato de que los lectores no pierdan la perspectiva de la acción de la gracia a pesar de los pecados de los hombres.
-¿Qué aspectos positivos crees que es necesario que los cristianos no pierdan de vista cuando piensan en la salud de la Iglesia?
-Se me ocurren muchos. Nunca ha habido tantos laicos tan bien formados y que practiquen tanto la fe y esto porque hay muchos movimientos e instituciones volcadas en el crecimiento espiritual de los laicos; porcentualmente, en occidente desciende la práctica de la fe, pero una parte más grande que nunca de los que practican lo hacen por amor, no por temor. Digamos que somos pocos, pero bien avenidos (aunque ojo que la polarización se nos está metiendo en la Iglesia a pasos agigantados).
»Más ejemplos, hay instituciones religiosas pujantes y con vocaciones. En España son conocidas las hermanas de Iesu Communio, las Hermanas del Amor Misericordioso o las del Hogar de la Madre. Pero hay muchísimas otras en todo el mundo. Aunque muchas universidades católicas han perdido su fuerza hay otras que son apostólicamente vibrantes: en Estados Unidos están las universidades de Dallas, Ave María, Steubenville. Y aquí en España tenemos la Francisco de Vitoria, Navarra o las del CEU.
»No olvidemos la proliferación de retiros que no deja de aumentar: Effetá, Emaús o los pertenecientes a realidades carismáticas nuevas. La formación de grupos de apoyo a la familia, por ejemplo, el Proyecto Amor Conyugal o la proliferación de Centros de Orientación Familiar en las parroquias no son fenómenos aislados, sino una prueba.
»Y hablando de parroquias, aunque muchas languidecen, se cierran o cuentan con un clero y unos fieles muy mayores, otras están desarrollando una explosión de iniciativas de evangelización bastante creativas. Quizá la muestra más sorprendente es el crecimiento de adoraciones al Santísimo que está habiendo en muchas partes del mundo, también en España. Esto sin duda es un enorme signo de esperanza.
-De acuerdo, me convences, hay muchas cosas buenas en la Iglesia y habitualmente no las tenemos presentes.
-Pues si te digo la verdad hay una que me parece enormemente importante y casi nunca advertimos. Hace tres décadas se publicó un Catecismo universal que actualizó el anterior, que tenía más de cuatrocientos años. Aunque hoy día parece que hay poca claridad doctrinal en algunos asuntos de fe, me parece una gracia enorme tener la referencia de ese catecismo, con el valor dogmático y la seguridad que le acompañan.
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