El cardenal Krajewski, cerca del frente en Ucrania: en un refugio con nombre hispano y mulato
El cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, pasa las Navidades en Ucrania, no lejos del frente, como signo de la cercanía del Pontífice al pueblo ucraniano.
En febrero se cumplirán 3 años de guerra abierta en Ucrania. Las cifras de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) a fecha 30 de noviembre eran de 12.340 civiles civiles muertos y casi 28.000 heridos. En Adviento y Navidades se han recrudecido los bombardeos y asaltos.
Una ambulancia y seis ecógrafos para hospitales dañados
Krakewski visita aldeas dañadas por la guerra, junto con el Nuncio Visvaldas Kubolkas. Han entregado en Leópolis (Lvov) una furgoneta medicalizada del servicio de caridad pontificia, y también seis ecógrafos dedicados a hospitales golpeados por las bombas y drones rusos. Las aldeas que recorren ahora están a unos 80 km al suroeste de Kiev.
En Fastiv, ciudad de 60.000 habitantes, el cardenal inauguró un comedor social y se hizo fotos con los niños del lugar, con trajes tradicionales para una obra navideña. Algunos niños eran huérfanos de guerra.
El cardenal Krajewski en la fiesta infantil de Navidad en Ucrania, con varios niños huérfanos por la guerra.
"La otra tarde, cuando volví a Kiev, el Santo Padre me telefoneó, quería saber cómo se lleva a cabo esta misión que, como sabemos, es un poco peligrosa", explica el cardenal de origen polaco a VaticanNews.
En Fastiv también visitó una "casa social" de ancianos. Según la costumbre navideña de varios países eslavos, visitó a los enfermos partiendo pan blanco.
Un santo hispano y mulato
En Fastiv conocen el nombre de un santo hispano y mulato: San Martín de Porres, "fray Escoba", milagroso fraile dominico del siglo XVI-XVII en Lima, Perú. Es el nombre del centro de los padres dominicos, donde están muchos refugiados y también muchos voluntarios, incluyendo donantes y voluntarios llegados de Polonia.
El centro San Martín de Porres funciona desde hace 19 años, acogiendo a niños enfermos de familias desestructuradas, ancianos, madres solteras y personas sin hogar.
Al inaugurar el nuevo comedor social con los dominicos, Krajewski les dijo: "El Papa me envió a recorrer 3.000 kilómetros para compartir con vosotros la alegría de que Dios ha nacido, esperemos que ésta sea la última Navidad de guerra. La fe y la oración pueden mover montañas. Por eso, si confiamos en Dios, esta guerra absurda terminará".
Recordó el mandato de Jesús ante la muchedumbre hambrienta: "Dadles vosotros de comer". Eso se vive hoy con la generosidad de los voluntarios y donantes, con cada persona que aporta comida para los pobres y desplazados.
Con los capellanes en el frente
VaticanNews se hace eco también de la experiencia de los capellanes militares en el frente ucraniano, cuando ya se acercan los 3 años de guerra. ¿Cómo celebrar la Navidad y al tierno Niño Dios en las trincheras, bajo las bombas, con amigos muertos y heridos, disparando al enemigo?
El obispo Manyshyn, jefe de capellanes grecocatólicos, con soldados en el frente de Ucrania.
Los capellanes militares intentan humanizar, y divinizar, la experiencia de los soldados, lejos de casa y golpeados por horrores. Bohdan Manyshyn, obispo auxiliar grecocatólico de la Eparquía de Stryi, es el jefe de los capellanes grecocatólicos.
"Es importante que el capellán sepa dar sentido al sufrimiento de los soldados, no debe permitir que gane la desesperación", explica al digital vaticano.
Ellos piden que la guerra no se convierta en una negación de la vida, sino más bien en una celebración de la vida mediante actos de extrema generosidad. El obispo ya ha pasado las Navidades entre soldados y allí ve pequeños milagros. Un día, por ejemplo, se averió su coche y quedó en una zona remota. Pero allí encontraron "un soldado angustiado que acababa de regresar del frente y que necesitaba confesarse y recibir la Comunión. Todos le decían que nunca encontraría un sacerdote en esos lugares".
El obispo castrense grecocatólico también se inspira en un santo llamado Martín, pero en este caso es San Martín de Tours, el soldado de caballería romano que partió su capa para dársela a un pobre. "Nos convertimos en testigos de cómo Dios actúa en la historia de cada vida humana y cómo la transforma”.
Al frente hay una delgada línea entre el bien y el mal. "Y el capellán tiene el deber de recordar al soldado que debe ser siempre humano y que las circunstancias no le han de superar".
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218 .