En la misa a los 10 años del 11-M, Rouco señala que también esos días «el amor venció al odio»
El Arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidió este martes la Misa de sufragio en la Catedral de la Almudena, por las víctimas del atentado de Atocha, conocido como el 11M, del que se cumplen 10 años en el que murieron más de 200 personas y unas mil resultaron heridas.
El Cardenal dijo en su homilía que "hoy como en aquel día fatídico, el 11 de marzo de 2004, queridos familiares de los asesinados y los heridos en los atentados de Atocha, podéis preguntarle a Dios, el Señor de la vida y de la muerte, por ellos y por vosotros mismos como lo hizo Jesús clavado en la Cruz a punto de expirar: ´Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?´".
"No sabemos exactamente cuáles fueron los propósitos e intenciones últimos de los que pensaron, programaron y ejecutaron los atentados de Atocha; lo que sí resulta claro, es que no podrán neutralizar y menos anular los frutos de nueva y redimida humanidad, que podemos esperar de la ofrenda de las vidas de sus víctimas que con nuestra plegaria y con nuestra voluntad de conversión presentamos hoy de nuevo, con piedad y sentido fervor, a Dios Padre en el Sacrificio Eucarístico que estamos celebrando", prosiguió.
El Arzobispo de Madrid ha recordado cómo "en el mismo día del atentado y en los siguientes, el corazón de los madrileños y de España entera se conmovió y se expresó en múltiples y heroicas formas de ayuda, de socorro y de amor fraterno. Triunfaba el amor sobre el odio, la vida sobre la muerte, la confianza en el poder de la gracia de Cristo Crucificado y Resucitado sobre el sentimiento de impotencia y derrotismo humanos”.
“El terrorismo podía ser vencido. La puerta para el triunfo quedaba abierta por todos los que habían puesto alma, vida y corazón, sacrificándose hasta el agotamiento, en el servicio a las víctimas y a sus familiares. Servicio público y privado, material y espiritual prestado con una generosidad admirable".
El Cardenal Rouco ha resaltado luego que "esperamos firmemente que la tribulación pasajera, aunque desgarradora, les haya producido ´un inmenso e incalculable tesoro de gloria´" a "nuestros hermanos asesinados horriblemente el 11 de marzo en los trenes y en la Estación de Atocha".
Sin embargo, a pesar del gran dolor que todavía hoy diez años después perdura el Cardenal ha precisado que "hay que estar abierto al perdón siempre, aunque sólo se pueda hacer efectivo cuando se muestra arrepentimiento sincero por los crímenes cometidos y se reparan los daños causados".
De esta manera ha subrayado que "el sacrificio de nuestros hermanos arrancados del seno de sus familias y de nuestro pueblo por la violencia criminal de los terroristas pudiera quedar infecundo por nuestra culpa; por no haber sabido convertirnos y reformarnos de verdad y en la verdad".
El Arzobispo de Madrid junto con los Reyes de España y las autoridades del gobierno ha pedido a la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid, su intercesión para que se abra "de nuevo a ese Amor del Crucificado y Resucitado en la oración por las víctimas del atentado del 11 de marzo del año 2004, por sus queridos familiares y por España".
Estuvieron presentes también Letizia Ortiz, Princesa de Asturias y la Infanta Elena, además del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y diversos representantes de instituciones del gobierno y del estado.
La Fundación Víctimas del Terrorismo junto con la AVT, la Asociación 11 M Afectados por Terrorismo y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M han participado en la Misa, además de familiares y amigos de las víctimas del atentado de 2004.
El Cardenal dijo en su homilía que "hoy como en aquel día fatídico, el 11 de marzo de 2004, queridos familiares de los asesinados y los heridos en los atentados de Atocha, podéis preguntarle a Dios, el Señor de la vida y de la muerte, por ellos y por vosotros mismos como lo hizo Jesús clavado en la Cruz a punto de expirar: ´Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado?´".
"No sabemos exactamente cuáles fueron los propósitos e intenciones últimos de los que pensaron, programaron y ejecutaron los atentados de Atocha; lo que sí resulta claro, es que no podrán neutralizar y menos anular los frutos de nueva y redimida humanidad, que podemos esperar de la ofrenda de las vidas de sus víctimas que con nuestra plegaria y con nuestra voluntad de conversión presentamos hoy de nuevo, con piedad y sentido fervor, a Dios Padre en el Sacrificio Eucarístico que estamos celebrando", prosiguió.
El Arzobispo de Madrid ha recordado cómo "en el mismo día del atentado y en los siguientes, el corazón de los madrileños y de España entera se conmovió y se expresó en múltiples y heroicas formas de ayuda, de socorro y de amor fraterno. Triunfaba el amor sobre el odio, la vida sobre la muerte, la confianza en el poder de la gracia de Cristo Crucificado y Resucitado sobre el sentimiento de impotencia y derrotismo humanos”.
“El terrorismo podía ser vencido. La puerta para el triunfo quedaba abierta por todos los que habían puesto alma, vida y corazón, sacrificándose hasta el agotamiento, en el servicio a las víctimas y a sus familiares. Servicio público y privado, material y espiritual prestado con una generosidad admirable".
El Cardenal Rouco ha resaltado luego que "esperamos firmemente que la tribulación pasajera, aunque desgarradora, les haya producido ´un inmenso e incalculable tesoro de gloria´" a "nuestros hermanos asesinados horriblemente el 11 de marzo en los trenes y en la Estación de Atocha".
Sin embargo, a pesar del gran dolor que todavía hoy diez años después perdura el Cardenal ha precisado que "hay que estar abierto al perdón siempre, aunque sólo se pueda hacer efectivo cuando se muestra arrepentimiento sincero por los crímenes cometidos y se reparan los daños causados".
De esta manera ha subrayado que "el sacrificio de nuestros hermanos arrancados del seno de sus familias y de nuestro pueblo por la violencia criminal de los terroristas pudiera quedar infecundo por nuestra culpa; por no haber sabido convertirnos y reformarnos de verdad y en la verdad".
El Arzobispo de Madrid junto con los Reyes de España y las autoridades del gobierno ha pedido a la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid, su intercesión para que se abra "de nuevo a ese Amor del Crucificado y Resucitado en la oración por las víctimas del atentado del 11 de marzo del año 2004, por sus queridos familiares y por España".
Estuvieron presentes también Letizia Ortiz, Princesa de Asturias y la Infanta Elena, además del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y diversos representantes de instituciones del gobierno y del estado.
La Fundación Víctimas del Terrorismo junto con la AVT, la Asociación 11 M Afectados por Terrorismo y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M han participado en la Misa, además de familiares y amigos de las víctimas del atentado de 2004.
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