Mickey Rourke participa en la película, dirigida por Yelena Popovic
«Hombre de Dios»: las humillaciones y sufrimientos del obispo ortodoxo Nectario llegan al cine
La Iglesia ortodoxa oriental venera como santo a Nectario de Egina (1846-1920), un obispo de vida penitente y orante sobre cuya vida se está rodando una película, Man of God [Hombre de Dios], dirigida por Yelena Popovic con la participación de Mickey Rourke. Lo cuenta James Day en Catholic World Report:
Una mujer de fe dirige "Hombre de Dios"
"Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy pecador". El obispo Nectario (Anastasios Cefalas era su nombre real), venerado como San Nectario de Egina en la Iglesia ortodoxa oriental y personaje principal de Man of God [Hombre de Dios], repite continuamente esta sencilla oración a lo largo de la película. Escrita y dirigida por Yelena Popovic, Man of God no es tanto una película biográfica tradicional como un enfoque sobre las injustas persecuciones y humillaciones que sufrió Nectario como sacerdote y asceta totalmente entregado a la voluntad de Dios.
Es una película espiritual y cinematográfica. Con sus logros técnicos en la dirección de fotografía, el montaje, el maquillaje y el diseño de producción, Hombre de Dios está por encima de las películas religiosas estándar, lo que hace que esté al nivel del cine de autor, similar a las obras de Terrence Malick.
El ascetismo y la humildad de Nectario desconcertaban y avergonzaban tanto a las autoridades seculares como a la jerarquía eclesiástica. Su servicio a los pobres como obispo en Egipto estaba mal visto porque se consideraba un despilfarro de fondos, por lo que fue enviado a una comunidad alejada como predicador.
Cuando encontró su objetivo enseñando en Atenas, provocó la ira del director de la escuela, porque este vio en Nectario una paz que le faltaba en su propia vida. Cuando Nectario alcanzó su cima espiritual fundando el Monasterio de la Santísima Trinidad para monjas en la isla de Egina, un escándalo innecesario cayó sobre Nectario y las monjas.
Nectario (Nektarios) de Egina (1846-1920), venerado como santo por las comunidades ortodoxas orientales.
En cada periodo de prueba Nectario mantuvo fija su mirada en Cristo, como si la persecución no solo fortaleciera su vida espiritual, sino que también la hacía más parecida a Cristo. Incluso cuando el cáncer de próstata estaba acabando con su vida (murió en Egina en 1920), sus últimos momentos terrenales fueron lecciones para vivir como Cristo.
Aquí, el beneficiario del ejemplo del sufrimiento de Nectario fue un paciente que estaba en la cama de al lado, un hombre paralítico. Esta escena, interpretada de forma memorable por el actor estadounidense Mickey Rourke, refleja hechos de la vida real: al morir Nectario, el manto que llevaba puesto acabó en la cama del paralítico, que salió del hospital caminando.
Nectario fue reconocido santo por la Iglesia ortodoxa oriental en 1961.
Yelena Popovic, directora de la película, regala un icono a Mickey Rourke al finalizar su participación en el rodaje.
Hombre de Dios es la segunda película de Yelena Popovic como guionista y directora. La vida y el ejemplo de Nectario la cautivaron cuando leyó un libro sobre este personaje. Era el año 2012, y fue el comienzo de una sinuosa e inesperada odisea que desembocó en la producción de Hombre de Dios en Grecia, en pleno confinamiento mundial a causa de la Covid-19. La incertidumbre causada por una crisis sanitaria sin precedentes y la perseverancia en la realización de la película pusieron a los cineastas en la piel del propio Nectario.
Una mujer de fe
"El mundo parece alejarse de la fe y la espiritualidad", afirma Popovic desde Grecia en una entrevista realizada a través de Zoom: "Hollywood tiene que ver con eso. Podría ser porque Hollywood no entiende ese mundo".
Popovic sabe algo de Hollywood. Nacida y criada en la antigua Yugoslavia, se aventuró en Nueva York como modelo, encontrando a menudo consuelo en la catedral de San Patricio, antes de trasladarse a Los Ángeles para trabajar como actriz. Aprendió su oficio en la prestigiosa escuela de interpretación Playhouse West, impregnada del método defendido por los legendarios formadores de actores Sanford Meisner, Konstantin Stanislavsky y Lee Strasberg. La fe y la práctica de la religión no se fomentaron en su infancia, pero Popovic sabía que tenía una espiritualidad inherente que debía alimentar. "La fe, en última instancia, es un don", dice.
Un profundo despertar religioso transformó su vida. Se confesó y comulgó en una iglesia serbia de Alhambra, en las afueras de Los Ángeles. En 2011, tras la muerte de su padre en Belgrado y el nacimiento de su segundo hijo, Nikolai, Popovic descubrió la persona de San Nectario en el monasterio ortodoxo de San Antonio el Grande, en Phoenix.
La idea de representar la vida de este hombre santo en la pantalla fue calando en ella. Vio en sus luchas y virtudes un reflejo de su padre, ingeniero civil de Belgrado. Esa conexión personal con el personaje, tal y como se realiza en Hombre de Dios, se pone de manifiesto en la forma en que Popovic y su director de fotografía, Panagiotis Vasilakis, decidieron filmar las escenas: la mayoría en una sola toma, o con muy pocos cortes. La cámara se mantiene cerca, como si formara parte de la mente y el mundo de Nectario. Es como si se quisiera sumergir al espectador en el sufrimiento de Nectario, para ver cómo vive su vida, completamente conformada por Cristo y la voluntad de Dios.
Una película "católica", en el sentido de "universal"
Hombre de Dios supera los escollos de la mayoría de las películas religiosas al tratar de contar una historia universal de superación de la hostilidad más allá de las fronteras de una fe concreta. Así, se convierte en una película "católica", universal. De hecho, muchos católicos se identificarán con la representación de los ritos religiosos y la oración en la película, en particular una poderosa escena en la que un Nectario ya enfermo reza a la Santísima Virgen, "mi madre", como él la llama.
Hombre de Dios cuenta con la ayuda de una partitura discreta pero conmovedora de Zbigniew Preisner, con la contribución vocal de Lisa Gerrard. La mezcla de sonido es especialmente crucial para subrayar la soledad de la existencia cotidiana de Nectario. Es una ilustración de lo que el cardenal Robert Sarah ha llamado "el poder del silencio".
"La oracion de Jesús"
"Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy pecador". Es una oración sencilla, pero de gran hondura. Nacida de la tradición mística de la oración contemplativa conocida como hesiquía [que significa "quietud", "calma"], es conocida también como "la Oración de Jesús". Fue llevada por primera vez al Monte Athos, el centro monástico de Grecia, por Gregorio del Sinaí (1260-1346). Para los que practican la oración de Jesús, conocidos como los hesicastas, el control de la respiración es primordial.
Para los hesicastas no se trata de un simple proceso de repetición verbal cuyo resultado es una trascendencia instantánea, sino de una experiencia que exigía una concentración total en cuerpo, mente y alma. "Que tu recuerdo de Jesús se convierta en uno con tu respiración; entonces conocerás la utilidad de la hesiquía, 'la paz interior'", dijo San Juan Clímaco, citado por el Papa Benedicto XVI en una Audiencia General de 2009.
Tranquilo y sereno, lento a la hora de enfadarse, con la mirada siempre puesta en Cristo: así fue como San Nectario, un hombre justo, perseveró en un mundo injusto. Hombre de Dios lo transmite de forma serena pero convincente a través de las herramientas del cine, y nos enriquece e inspira gracias a ello.
Traducción de Elena Faccia Serrano.