Sábado, 27 de abril de 2024

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El pasado 14 de febrero llegaba a los cines españoles la película coreana

"Nacimiento": claves históricas para verla (3)

por Victor in vínculis

[Things we do together, BSO de Nacimiento por el tenor coreano John Noh]

Sobre estas líneas, el actor surcoreano  Yoon Kyung Ho (1980) interpreta a san Carlos Hyong Song-mun. Padre de familia y catequista, pertenecía a una familia coreana que había padecido mucho por causa de las persecuciones contra los católicos coreanos. Su padre fue ajusticiado en 1801, mientras su hermana mayor santa Benedicta Ion Kyong-Nyon, fue martirizada en 1839. Su mujer y su hijo, murieron en prisión.

Realizó largos y difíciles viajes para conseguir que llegaran misioneros a Corea; fue un asistente fundamental para los misioneros: animaba a los neófitos, distribuía las limosnas y escribió un libro sobre la persecución de 1839. Cinco años después, cuando a el diácono san Andrés Kim le encargaron que fuera a Shanghái a recoger al obispo Ferréol, lo acompañó; allí Andrés fue ordenado sacerdote, el primer nativo de Corea del Sur. Cuando se estableció en Seúl para iniciar su trabajo apostólico, fue ayudado por Carlos, el cual registró a su nombre la habitación donde vivían, arriesgando de esta forma su persona.
 
Al recrudecerse la persecución, después del arresto del padre Kim en junio de 1846, fue capturado con otras cuatro mujeres que habían ido a visitarlos; no dejó de exhortar en la cárcel a sus compañeros para que soportaran los tormentos, fue decapitado en Seúl. Tenía 50 años y afrontó el martirio con fortaleza y serenidad. Fue canonizado en 1984.
 

La actriz surcoreana Cha Cheong-hwa (1980) da vida brevemente, pero creando un momento de impacto, a santa Agatha Kim A-gi. En la película se cuenta el momento en que será bautizada en la cárcel.

Kim A-gi y su esposo no tenían contacto con el cristianismo ni con la doctrina católica, pues practicaban el confucianismo. Un día la hermana mayor de Kim A-gi, una católica devota, fue a visitarlos. Observando los adornos de su fe tradicional, incluido un gran cofre de arroz con tablillas ancestrales, le preguntó a su hermana menor: -¿Por qué te aferras a estas cosas? ¡No son más que superstición! Declarando que el único gobernante verdadero del mundo es Jesucristo, le insistió: -¡Despierta de tu oscuridad, y acepta la luz de la Verdad!

La insistencia de su hermana despertó un gran anhelo. Sabiendo que sería difícil ir en contra de su esposo y la tradición de su familia, no obstante, decidió aceptar a Cristo y sufrir voluntariamente cualquier dificultad que pudiera surgir en su camino. Kim A-gi  no era muy inteligente y, por mucho que lo intentara, no podía memorizar las oraciones de la mañana y de la tarde. Con el tiempo, se le conoció como la mujer que no sabía ni conocía más que a «Jesús y María». Debido a su incapacidad para aprender la doctrina y las oraciones, Kim A-gi no se bautizó inicialmente.

En septiembre de 1836, Kim A-gi y otras dos mujeres fueron arrestadas por su fe católica. Cuando la interrogaron permaneció firme y valientemente se paró ante sus torturadores diciendo: No sé nada, solo conozco a Jesús y María. No los rechazaré. Su valiente testimonio la llevó a ser la primera en ser bautizada en prisión durante la persecución. Recibió el nombre de Agatha.

Junto con otros cristianos condenados, Agatha fue atada por los brazos y el cabello a una gran cruz erigida sobre una carroza de bueyes. En la cima de una colina empinada, los guardias obligaron a los bueyes a correr precipitadamente. El camino era brusco, con muchas piedras. Las carrozas tropezaron, causando gran agonía a los valientes prisioneros que colgaban de las cruces. Tras este calvario, al pie de la colina, los verdugos decapitaron violentamente a cada uno de los santos mártires.

Agatha y otros ocho mártires recibieron su corona de gloria a la misma hora en que Jesús exhaló su último suspiro: las tres de la tarde. Casi cien años después, Agatha Kim A-gi  fue beatificada junto con los otros mártires el 5 de julio de 1925. 60 años después fue canonizada en su Corea natal el 6 de mayo de 1984 por san Juan Pablo II.

La actriz surcoreana Song Ji Yeon (1991) representa un personaje ficticio. Se trata de una mujer creyente que aparecerá numerosa veces a lo largo de Nacimiento. Por ejemplo, en las varias escenas que tienen lugar en una hospedería, parece ser una de las dueñas, siempre atiende a san Andrés. También es la jinete a caballo con capucha de pieles que le ayuda y le espera tras la larga caminata hacia el interior de Corea. Tras ser bautizada por san Andrés Kim, finalmente, aparece en el lugar de martirio.

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