Narciso y el complejo de Peter Pan

NARCISO Y ECO, EL COMPLEJO DE PETER PAN
Julián Pérez Porto nos ofrece una sucinta, y clara, definición del MITO.  Nos dice que viene del griego mythos (“cuento”), un mito refiere a un relato de hechos maravillosos cuyos protagonistas son personajes sobrenaturales (dioses, monstruos) o extraordinarios (héroes).
 
 
Se dice que los mitos forman parte del sistema religioso de una cultura, que los considera como historias verdaderas. Tienen la función de otorgar un respaldo narrativo a las creencias centrales de una comunidad.
En su origen, el mito es un relato oral. Con el correr del tiempo, sus detalles van variando de acuerdo a la transmisión del conocimiento de generación en generación. Una vez que las sociedades desarrollaron la escritura, el mito fue reelaborado en forma literaria, con lo que extendió sus versiones y variantes.
Cuando, en la antigüedad, las explicaciones científicas comenzaron a competir con las míticas, el término mito adquirió un contexto peyorativo, que comenzó a utilizarse como sinónimo de una creencia extendida pero falsa.
            Muchas de las expresiones populares que solemos utilizar con frecuencia, incluso la psicología y la sociología incorporan en sus estudios de la persona y de la sociedad, tienen su origen en mitos que muchos no conocen, pero que son aleccionadores. Uno de esos mitos es el de Narciso, de cuya historia nace la teoría del narcisismo.
            Carlos Goñi, en su excelente libro “Cuéntame un mito”, hace un exposición detallada de cada mito, con son aplicaciones psicológicas, pedagógicas, incluso morales. Uno de los capítulos lo dedica al mito de Narciso. El joven que se enamoró de sí mismo al verse reflejado en el agua del lago.  
 
 ¿Por qué Narciso dice “Ay, muchacho amado en vano”? Porque solo supo amarse a sí mismo, y no se dejó amar por Eco. De ahí viene el síndrome de narciso, o el narcisismo, muy extendido hoy en esta sociedad posmoderna que estamos sufriendo. Hoy muchos se miran demasiado al espejo, y elevan a los altares del mundo su propia imagen. Nadie hay más bello que ellos, ni más listos, ni más poderosos…, lo saben todo, son pedantes, presumidos, pasan por la vida mirando a los demás por encima del hombro. Y no se dan cuenta que  se están granjeando el desprecio de todos, porque cuesta mucho convivir con un orgulloso y soberbio. No en vano nos dice Jesucristo en el Evangelio que hay que ser como niños, sencillos como palomas.
 
Carlos Goñi se pregunta: ¿En qué consiste el síndrome de Peter Pan? Afecta a los hombres que nunca crecieron, y se caracteriza por seis síndromes fundamentales: irresponsabilidad, ansiedad, soledad, conflictos relativos al rol sexual masculino, narcicismo y machismo. Traduce lo que se llama actualmente inmadurez personal y el perfil de la persona adaptada sería el siguiente: inadaptada socialmente, ocupada en la auto exaltación de su propio yo, necesita ser aceptada por los demás para poder llegar a aceptarse a sí misma, presenta miedo al compromiso y a la libertad, actúa como un/a eterna adolescente, se encuentra falta de valor y no encuentra ningún valor en los demás. El que padece este síndrome es considerado como un pequeño hombre, una pequeña mujer, que no ha crecido, que no ha superado su infantilismo.
Nuestra sociedad está afectada de una profunda inmadurez afectiva profunda, que hace que muchos matrimonios fracasen, que otros no quieran compromisos duraderos, que se pierda el incomparable valor de la amistad. Somos niños entretenidos todos con los mismos juguetes: el móvil y la tele. Hay silencio en la calles, en las salas de espera, en los medios de trasporte… todos están hipnotizados por la pantallita que tienen en las manos como si fuera un talismán. Mayores y pequeños, ancianos y niños, todos juegan a lo mismo. Todos afectados por el complejo de Peter Pan. Y lo grave es que no se ve solución a medios y largo plazo. Estamos siendo colonizados por la electrónica. Los amigos, los libros, la familia ya no importa y, por supuesto, Dios tampoco. Gran parte de la humanidad es un mito que se ha hecho realidad. Sería bueno que rompiéramos el espejo y dejáramos de contemplarnos, y ver que arriba, y a nuestro alrededor, hay un mundo mejor que nosotros que debemos disfrutar.

Juan García Inza