Domingo, 24 de noviembre de 2024

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En qué consiste la Vida Eterna

En qué consiste la Vida Eterna

por Un alma para el mundo

En qué consiste la Vida Eterna

 
 

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¿En qué consiste la Vida Eterna? La Vida Eterna es el derecho a ir al Cielo después de la muerte, que  Jesucristo nos da como regalo  a través de su sacrificio en la cruz del calvario.
El hombre fue creado para vivir eternamente pero el pecado trajo como consecuencia la muerte y la ruptura de su relación con Dios. Sin embargo, Dios en su infinita misericordia quiso darnos la oportunidad de salvarnos a pesar de todo, y darnos la Vida  Eterna después de la muerte porque en verdad nos ama demasiado.
En qué consiste la vida eterna
La Vida Eterna consiste en vivir eternamente con Dios después de la muerte. Vida Eterna es salvación y significa estar en la Gloria eterna con nuestro Creador, sin hambre, sin miedo y sin dolor después de la muerte física. Pero ¿cómo alcanzar la Vida Eterna?
La Vida Eterna  o Salvación es un regalo inmerecido de Dios al cual jamás podríamos acceder ni por todas las buenas obras que hiciéramos en nuestra vida, de tal manera que solo a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario, podremos llegar a ser salvos.
Todos heredamos de Adán la condición de pecado y como consecuencia la muerte, como lo dice en Romanos 6:23, pero nuestro Creador perfecto y Padre amantísimo se ideó un plan para salvarnos y regalarnos por gracia la Vida Eterna, sacrificando a su propio Hijo, porque Dios quiere que todos nos salvemos y tengamos la redención o Vida Eterna. Ese es el significado de la Gracia, que la Salvación es un regalo inmerecido de Dios para el hombre.
Así pues Jesús, recibe de Dios su padre la importante misión de salvar al mundo y para ello debe hacerse hombre, naciendo de una virgen pura y sin mancha, siendo además concebido por el Espíritu Santo, para vivir  como hombre aquí en la Tierra y morir en la cruz de la peor manera, cargando con todos los pecados de la humanidad, aun cuando él jamás pecó a su paso por el mundo.
Requisitos para alcanzar la Vida Eterna
Jesús pues murió y resucitó para vencer por nosotros la muerte, restaurando además el vínculo roto que durante siglos nos mantuvo separados de nuestro Creador, pero para poder alcanzar  la vida eterna, debemos arrepentirnos por supuesto de nuestros pecados y escoger a Jesús como nuestro Señor, sometiendo nuestra vida a Jesucristo y reconociéndolo como nuestro único Salvador.
Pero la esencia del verdadero arrepentimiento y el perdón de pecados es el cambio intencional de vida, dejando el pecado atrás y sometiendo nuestra vida a Dios mediante la obediencia y el cumplimiento de su Santa Palabra, como evidencia de un verdadero cristiano; y para esto debemos estar dispuestos a reconocer nuestros pecados y aceptar nuestra culpabilidad, para luego arrepentirnos y recibir el perdón de Dios y por ende la salvación.
Porque la Palabra dice en 1 Juan 1:9 que “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Mensaje de Salvación
La palabra dice en Romanos 10:910 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para Salvación”.
Así pues para poder ser salvos debemos rendir nuestra vida a Jesús, recibiéndolo en nuestro corazón, arrepintiéndonos sinceramente de  nuestros pecados y confesándolos al Señor, y pidiéndole que nos transforme a partir de ese momento, porque lo que hacemos, es entrar en un pacto con Dios, el Nuevo Pacto de Dios.
Mediante una corta oración que salga del corazón y con tus propias palabras, puedes hacerlo ahora mismo si quieres. He aquí un modelo guía pero no tiene que ser tal cual:
“Amado Jesús, hoy quiero rendir mi vida a tí. Me arrepiento de corazón de todos mis pecados y te pido que me perdones por ellos. Sé que moriste por mí en la cruz del calvario y pagaste por mis faltas, pero también sé que resucitaste para darme la Vida Eterna. A partir de hoy quiero ser una nueva persona y recibo tu Santo Espíritu para que me transformes en  quien tú quieres que yo  sea. Gracias Señor. Amen”.
Si hiciste esta oración de corazón con arrepentimiento sincero y la firme intención de dejar el pecado atrás, entonces ya eres salvo y un hijo de Dios. A partir de ahora debes congregarte en una iglesia que predique a Jesucristo como el único Salvador, y lee la Biblia a diario pues es a través de ella y con la ayuda del Espíritu Santo que ya mora en tí, que alcanzarás esa transformación que Dios demanda de nosotros. Felicitaciones y bienvenido a la Familia de Dios.
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