Carta a los Reyes Magos

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27

Siempre he escrito una carta a los Reyes Magos. Con tiza en la pizarrilla escolar del parvulario. Con papel y pluma de gallo en el bloc de gusano del colegio. Con máquina de escribir en el papel timbrado del cargo del momento. Con ordenador cada año en la casa propia. Nunca he dejado de escribir a los Reyes Magos porque creo en ellos, porque son unos enviados por esa estrella que los condujo hasta el portal de Belén, donde adoraron al Hijo de Dios.

La misiva de este décimo noveno año del presente siglo mantiene el marco vital de siempre: No pido, a sus majestades de Oriente, nada para mí, solamente ruego tres deseos a mis queridos Reyes Magos. Los personalizo en cada uno de ellos.

A Melchor le encomiendo que no olvide rezar por la Iglesia Católica, por la unidad de su doctrina; por la salud de sus pastores; por la serenidad de sus actuaciones; por el aumento del número de los hijos de Dios; por el crecimiento vocacional en la vida sacerdotal y religiosa y por el compromiso valiente de las familias católicas atacadas por todos los flancos.

A Gaspar le ruego que rece por la unidad de España; por la paz entre los hombres y las tierras bajo la misma bandera constitucional; por la igualdad y la tolerancia entre los varios modos de componer la comunidad española; por los trabajadores, los parados, los enfermos, los pobres y todas las personas que viven con nosotros de otras culturas. Que nunca rompamos la convivencia y el bien común del pueblo más antiguo de Europa.

A Baltasar le pido que tenga presente a las tierras del Santo Reino de Jaén, donde estamos perdiendo población a chorro libre; necesitamos trabajo para tantos vecinos que carecen del mismo; deseamos una juventud sana, competitiva, orgullosa de ser de Jaén con todas las consecuencias; anhelamos personas valientes que funden y creen empresas sabiendo poner sus valores al servicio del bien común de la sociedad jaenera; y, de modo especial, luchemos por salir de nuestra indolencia ancestral huyendo de vivir de la sopa boba sembrando inquietudes traducidas en voces ante quienes sean, en Sevilla o Madrid, informando que deseamos comer de la misma tarta que el resto de vecinos del Reino de España.

Esta misiva a los Reyes Magos, reconozco que está llena de ilusiones difíciles de hacer de un día para otro, pero tengo una honda convicción que cuando no se proyectan metas a medio y largo plazo, nace el cortoplacismo que es la mentira más propia de los políticos de vuelo gallináceo, o de los católicos envalentonados por una súbita conversión a Dios, sin fundamento alguno en la madurez de la naturaleza humana, que es donde siempre se posa y sitúa la Gracia de Dios transformante y capaz de sacar panes de las piedras.

Deseo a todos los amigos lectores un feliz día de los Reyes Magos, fecha que prolongo a lo largo de los meses del año, ya que en mi casa el Belén está siempre expuesto, convencido de que las figuras de barro del misterio navideño son tan importantes como la Cruz que preside la mesa donde está situado el ordenador, donde firmo esta carta a los Reyes Magos en el día de la fecha que llega a las manos de los fieles lectores del diario decano de la prensa jaenera.

Tomás de la Torre Lendínez