Hadjadj sobre la obsesión por salvar el pellejo
No voy a descubrirles a estas alturas a Fabrice Hadjadj. Su mirada a la realidad nos ayuda siempre a contemplar las cosas desde ópticas diferentes a las más trilladas.
En uno de sus últimos libros, A mí toda la gloria, he encontrado unas reflexiones que me parece que ayudan a comprender algunas de las actitudes más extendidas en estos extraños momentos que nos ha tocado vivir.
Escribe Hadjadj a propósito de una "concepción puramente utilitarista en la que todo se reduce a salvarse, a preservar el metabolismo a toda costa".
Son aquellos que "se aferran a la tesis de que lo primero es salvar el pellejo y que la razón de la vida no es otra cosa que la supervivencia". Frente a esta obsesión por no enfermar, por conservarse a toda costa y cueste lo que cueste, Hadjadj nos recuerda que "el pájaro no canta en último término para conservarse, sino que se conserva para cantar, para volar, para abrir su plumaje".
Porque "la autoconservación no puede dar un sentido. Si la vida solo tiene como meta conservarse a sí misma, solo puede encaminarse al suicidio, puesto que no puede ofrecerse a nadie más, se encierra en sí misma y así se fosiliza".
Para vivir, nuestra vida debe de tener un sentido más allá de sí misma. Sin ese sentido, nos obsesionamos por conservar una vida cuyo sinsentido nos acaba encaminando al suicidio.
Por la reacción de tantos a la pandemia, parece que son muchos aquellos cuyas vidas carecen de sentido.