Blue Monday… ¡Prefiero el Paraíso!

Hace dos días leía una de esas noticias que intentan abrumarnos de pesimismo y obligarnos a ver la vida lo más negra posible. El lunes de 19 de enero era llamado Blue Monday, porque estadísticamente era el día más triste de todo el año, según una fórmula matemática que algún aguafiestas, desabrido y cenizo quiso aplicar. El tema es arrojar en una coctelera el melancólico recuerdo de las fiestas navideñas ya pasadas, combinándolo con unas dosis de cuesta de enero y añadiendo la oscuridad de los largos días de invierno para obtener el mejunje más depresivo que uno  pueda ser capaz de ingerir.

Es cierto que han pasado ya 20 días de este 2015, pero todavía quedan, contando el de hoy, 345 por vivir. ¡Todo un año por delante! Yo prefiero afrontarlo con ilusión a resignarme y adormecerme con la receta Blue Monday. Para ello, os sugiero algo simple y gratis: hacer los propósitos para este año que está comenzando. Así de fácil.

Como ejercicio, os sugiero viajar en el tiempo únicamente 20 días y volver a ese espectacular primero de enero. Sí, ya sé que hubo muchas cosas bellísimas: las gambas, las uvas, las campanadas, los turrones, los gintonics, la juerga, la celebración, el concierto de Viena, más gambas, más turrones, más gintonics, los saltos en la nieve… Sin embargo hubo una por la que tenemos que dar la enhorabuena a 13TV –y perdón por hacerlo tan tarde-: la emisión de la película Prefiero el Paraíso, la impresionante vida de Felipe Neri, un Santo ante todo alegre, que tenía las cosas claras y que jamás tuvo que ingerir un Blue Monday.

La película eclipsó en casa a los valses de Strauss y retrasó la comida hasta después de las cuatro de la tarde. “Prefiero el Paraíso”, respuesta que da Felipe Neri al Papa cuando le propone ser Cardenal. “Prefiero el Paraíso” es la base sobre la que el Santo educa y forma a los niños de la calle que recoge.

“Prefiero el Paraíso” es una frase contundente, llena de significado, capaz de dar sentido a toda una vida y por supuesto a un año. “Prefiero el Paraíso” nos ayuda a mantener el rumbo y a tener las cosas claras. “Prefiero el Paraíso” debería ser la respuesta que surgiera de nuestros labios o nuestra mente cuando cualquier cosa, por pequeña que sea, nos aleje del camino. “Prefiero el Paraíso” puede perfectamente resonar en nuestro interior cuando tengamos reveses, sinsabores y creamos desfallecer.

En fin, y volviendo al tema, “Prefiero el Paraíso” es un excelente lema para ir de la mano con mis propósitos del año nuevo.

Yo me propongo escribir en este blog cada miércoles y sábado. Lo siento por aquellos que me tengáis que soportar. Y, cuando la pereza apriete, cuando las palabras no surjan, cuando cueste enfrentarse a ese enemigo escenificado por una hoja de papel en blanco, vacía, os prometo decirme a mí mismo: “Prefiero el Paraíso”.