Lunes, 25 de noviembre de 2024

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Un camino peligroso

Un camino peligroso

por Un alma para el mundo

 UN CAMINO PELIGROSO

                Es un tema que no me gusta tocar, pero que de alguna manera hay que afrontar porque puede tomar una deriva peligrosa. Me refiero a la unidad de la Iglesia, a la fidelidad al Papa.

                Observo que en Internet circulan comentarios agresivos, por parte de católicos, que tienen como objetivo, por lo que veo, de minar la autoridad suprema del Sumo Pontífice. Casi todos tienen su origen a raíz de las teorías progresistas del Cardenal Kasper en relación con la admisión a los sacramentos de los divorciados y vueltos a casar. El tema es serio. Sobre todo al constatar el aplauso del Papa en su  momento concreto a las audaces propuestas del cardenal alemán.

         Algunos, en especial los de FSSPX, emprenden una campaña con la que pretenden justificar su oposición a las consecuencias –para ellos funestas- que trajo consigo el Concilio Vaticano II. Y por si faltaba poco, arremeten contra el Papa Francisco criticando duramente su estilo y, según ellos, sus “atrevidos” apoyos a cierta corriente aperturista un tanto descontrolada. Yo no juzgo nada. La Iglesia goza fde la necesaria Gracia de Dios para dejar siempre la Verdad en su sitio. Solo aporto algunos datos por si puede aclarar las dudas de bastantes. Sobre todo en relación con los divorciados y los sacramentos.

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Vaticano: Divorciados vueltos a casar deben ir a Misa y comulgar espiritualmente

 

Mons. Jean Laffitte

ROMA, 30 Jul. 12 / 10:08 am (ACI/EWTN Noticias).- El Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Jean Laffitte, recordó que las personas divorciadas vueltas a casar deben participar de la Santa Misa y participar en la Comunión solamente de manera espiritual.

En entrevista concedida a ACI Prensa el 25 de julio en Roma, Mons. Laffitte señaló, que las personas divorciadas que contrajeron segundas nupcias, aunque no puedan recibir la comunión eucarística "siguen estando plenamente dentro de la Iglesia" y "siempre pueden tener una comunión espiritual fructífera".

Al recordar la Exhortación Apostólica del Beato Juan Pablo II, Familiaris Consortio, el Prelado explicó que existe una distinción entre la comunión espiritual y la comunión eucarística, que afirma que sin la primera, no puede existir la segunda.

En este sentido, Mons. Laffitte indicó que la comunión espiritual es la forma en la que la persona se une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio, para así, después, recibir la comunión eucarística.

En esta perspectiva, "las personas que por una u otra razón no pueden recibir la Santa Comunión, o comulgar, siempre pueden tener una comunión espiritual fructífera", remarcó.

"Esto no es una disciplina inventada por la Iglesia", recordó, y por lo tanto, en el matrimonio, "los cónyuges hacen un pacto con Dios, y Dios hace un pacto con ellos", que crea un sacramento indisoluble. Una segunda unión "lo convertiría en algo contradictorio y contrario a lo sacramental".

Finalmente, Mons. Laffite explicó, que para la comunión hace falta preparar el corazón para recibir al Señor, y de este modo, cuando los divorciados vueltos a casar se abtienen de recibirla, "dan mucho más honor al Señor con su sacrificio y ofreciéndose ellos mismos, a través del dolor que tienen en sus corazones, en el sacramento de la Eucaristía".

"Ellos sufren por esto, pero, hay más honor dado por el cuerpo de Cristo en esta situación, que en cuando los bautizados van de manera superficial y a veces, de manera poco digna, a tomar la Comunión, sea cual sea el estado de sus almas", concluyó.

Los divorciados vueltos a casar y el sacramento de la Comunión

La Congregación de la Doctrina para la Fe expresó en su carta a todos los obispos del mundo de octubre de 1994, que una persona divorciada vuelta a casar no puede participar de la Comunión, porque el matrimonio "es la imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia".

En ese aspecto, la Iglesia explica que los divorciados vueltos a casar sin un decreto de nulidad para el primer matrimonio, se encuentran en una relación de adulterio que no les permite arrepentirse honestamente, para recibir la absolución de sus pecados y por consiguiente, la Santa Comunión.

Dentro de este marco, para acercarse a los Sacramentos de la Penitencia y a la Eucaristía, deben resolver la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales u otros procedimientos que se aplican a los matrimonios de los no bautizados, de ser el caso.

Al respecto el Beato Juan Pablo II señala que "la Iglesia desea que estas parejas participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible (y esta participación en la Misa, adoración Eucarística, devociones y otros serán de gran ayuda espiritual para ellos) mientras trabajan para lograr la completa participación sacramental".

 

¿Pueden comulgar los divorciados vueltos a casar?

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Los miembros de la Congregación de la Doctrina para la Fe, en una carta a todos los obispos del mundo de fecha octubre 14, 1994 dice:

"La creencia errónea que tiene una persona divorciada y vuelta a casar, de poder recibir la Eucaristía normalmente, presupone que la conciencia personal es tomada en cuenta en el análisis final, de que, basado en sus propias convicciones existió o no existió un matrimonio anterior y el valor de una nueva unión. Esta posición es inaceptable. El matrimonio, de hecho, porque es la imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia así como un factor importante en la vida de la sociedad civil, es básicamente una realidad pública.

Con este documento la Santa Sede afirma la continua teología y disciplina de la Iglesia Católica, de que aquellos que se han divorciado y vuelto a casar sin un Decreto de Nulidad, para el primer matrimonio (indistintamente si fue realizado dentro o fuera de la Iglesia), se encuentran en una relación de adulterio, que no les permite arrepentirse honestamente, para recibir la absolución de sus pecados y recibir la Santa Comunión. Hasta que se resuelva la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales, u otros procedimientos que se aplican a los matrimonios de los no bautizados,no pueden acercarse a los Sacramentos de la Penitencia ni a la Eucaristía.

Como menciona el Papa Juan Pablo II en el documento de la Reconciliación y de la Eucaristía, la Iglesia desea que estas parejas participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible (y esta participación en la Misa, adoración Eucarística, devociones y otros serán de gran ayuda espiritual para ellos) mientras trabajan para lograr la completa participación sacramental.

Sólo podrían acercarse a comulgar si, evitado el escándalo y recibida la absolución sacramental, se comprometen a vivir en plena continencia, ha dicho la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.

En el discurso del Papa Juan Pablo II en la clausura del Sínodo celebrado en Roma en octubre de 1980, dijo que había que mantener la práctica de la Iglesia de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar. A no ser que cuando no puedan separarse, prometan vivir en total continencia, siempre que no sea motivo de escándalo. En todo caso, añade el Papa, deben perseverar en la oración para conseguir la gracia de la conversión y de la salvación . Sin embargo esto no lleva consigo el que no puedan bautizar a sus hijos. Hay que estudiar cada caso y ver qué posibilidades ofrecen de educar en católico a sus hijos .

Por otro lado las personas casadas sólo por civil y divorciadas pueden comulgar. El divorcio civil, no es un obstáculo para recibir la comunión. Por ser un acto civil, todo lo que hace, es lograr un acuerdo sobre los resultados civiles y legales del matrimonio (distribución de las propiedades, custodia de los hijos etc.).

La comunión de los divorciados y el Papa

Cuando escribo estas líneas para el número del 1 de mayo del quincenal Siempre P’Alante lo hago desde una grave preocupación. Por lo que los medios dicen que el Papa Francisco ha dicho a una argentina divorciada y vuelta a casar sobre la comunión. No podemos dar crédito, sin más, a lo que una señora y su nuevo marido manifiesten sobre una conversación telefónica que ni siquiera sabemos si se ha producido. Ni en qué términos, caso de que hubiera ocurrido. Al magisterio extraordinario y ordinario del Papa no vamos a añadir ahora el magisterio telefónico. Ése de momento no existe.

Pero hay un hecho incuestionable. Infinidad de medios se han hecho eco de lo que atribuyen al Papa, aunque por ahora sin ninguna constancia fehaciente, y éso es muy grave. Espero que pronto alguien con representación se manifieste al respecto. Aclarando que es lo que de verdad ha sucedido, si es que ha sucedido algo, y en qué términos.  Porque si lo que se dice fuera verdad hay tres sacramentos que habrían quedado gravemente tocados. El matrimonio, la eucaristía y la confesión. ¿Puede un Papa, siempre en el caso de que fuera cierto lo que se dice, alterarlos tan gravemente? ¿Y por teléfono?

Desde el respeto y el amor al Vicario de Cristo pienso que en breve aparecerá un desmentido de lo que se le atribuye al Papa. Uno más. Y ya van no sé cuántos. Los católicos no nos merecemos esa perplejidad permanente ante sus palabras. Dichas, no dichas, mal interpretadas, atribuidas, desmentidas, explicadas, contextualizadas, puntualizadas… Reclamo, Santo Padre, vivir tranquilo en mi fe y en mi afecto y respeto por su persona y no en una zozobra permanente. Misericordiéenos al respecto.

Creo que no son correctas eclesialmente dos actitudes que la dichosa conversación telefónica, caso de que se hubiera producido, y si se produjo si hubiera sido de ese modo, han trascendido. La de que el Papa que eso dice no es un Papa y la de los que han ya interpretado que todo católico divorciado y vuelto a casar puede acercarse a la comunión. Los Papas no sentencian doctrina por teléfono. Aunque si lo dicho por teléfono fuera cierto, tampoco conocemos las peculiaridades del caso, es verdaderamente grave la interpretación de que el recibir el cuerpo de Cristo la tenemos ya por cuestión abierta a todos los divorciados vueltos a casar.

Un Papa no se puede cargar la doctrina secular de la Iglesia al respecto en una conversación telefónica. Dudo que pueda hacerlo tras madura consideración y oídos  quienes tienen sobre ellos la sucesión apostólica. Habrá que ver las consideraciones sobre ello y si son admisibles o no por la Iglesia. Y la Iglesia ciertamente no soy yo aunque sea parte de ella. Me niego a creer que tengamos un cisma en el horizonte. Pero grave es ya que algunos piensen en él. No es mi caso.

Olvídese, Santo Padre, del teléfono que ya ve los líos que le arma aunque el lío lo recomiende Su Santidad. Mida sus palabras, cosa difícil en quien tanto habla y muchas veces sin atenerse a un texto, pues ya ve los follones que causan. Y lo complicado que es volver a introducir la pasta de dientes derramada en el recipiente. Tenga misericordia de infinitos católicos que quieren ser fieles a la Iglesia y que no nos merecemos, por nuestra fidelidad, tanto susto.

Terminando de redactar estas líneas me llega la rectificación vaticana. Qué ciertamente la esperaba. Me parece flojita pero eso es lo que hay. Y de algún modo pone las cosas en su sitio. Del que no deberían haber salido. No voy a hacer aquí un perfil psicológico del Papa. No soy quien para ello. Y excede de mis saberes. Creo que es autoritario y voluntarista. Supongo que le sabrán a rejalgar tantas rectificaciones de lo que le han atribuido. No suelen gustarles a quienes ejercen el mando en plaza. Pues en lo sucesivo dígnese Su Santidad el evitárnoslas. Ni Su Santidad queda bien ni sus hijos, que le amamos, nos las merecemos.

Esta es la rectificación vaticana del P. Lombardi:

“Declaracion del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede

En el ámbito de las relaciones personales pastorales del Papa Francisco ha habido diversas llamadas de teléfono.

Como no se trata absolutamente de la actividad pública del Papa no hay que esperar informaciones o comentarios por parte de la Oficina de Prensa.

Las noticias difundidas sobre esa materia -ya que están fuera del ámbito propio de las relaciones personales- y su amplificación mediática no tienen por lo tanto confirmación alguna de fiabilidad y son fuente de malentendidos y confusión.

Por lo tanto hay que evitar deducir de esta circunstancia consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia”

Estoy seguro de que esta declaración ha sido consultada con el Papa y que se ha hecho encaje de bolillos para redactarla. Así ha salido. A algunos les parecerá insuficiente. Era necesaria y a mí me basta. Aunque no me entusiasme. Lo que me entusiasmaría es que en lo sucesivo nos ahorre Su Santidad más desmentidos, exégesis, puntualizaciones, rectificaciones y demás. Tantas cosas buenas como nos dice es lástima que periódicamente otras nos suman en la perplejidad. Aunque luego se aclaren. Más o menos.

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            Estarían en disposición de recibir los sacramentos aquellas parejas de divorciados y vueltos a casar, o no, que vivieran estrictamente como hermano y hermana, y siempre evitando llamar a atención en su entorno social y eclesial.

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