Sobre lo de hacer del aborto un derecho
por Patxi Bronchalo
En Francia empezaron por matar al rey, “el de arriba no puede tener más derechos que los de abajo”, decían. Ahora que están arriba a los que matan es a los más débiles, han hecho del aborto algo constitucional, “tenemos el derecho a hacerlo”, dicen. Eso son las revoluciones sin Dios, un reguero de sangre continuo, primero para llegar al poder, después para mantenerlo. Qué distinta la revolución de Cristo, dejándose matar Él para dar vida. Si no entendamos que el camino es ese aún no pillamos de qué va el cristianismo.
En una Europa cada vez más polarizada, donde los consensos parecen ya imposibles, resulta que es en este punto donde la derecha y la izquierda aplauden lo mismo. No te engañes: una persona secularizada de derechas y una secularizadla de izquierdas hoy son casi lo mismo. Es que esto no va de izquierdas o derechas. Ser cristiano no es ponerse de parte de ningún bando, es ponerse de parte de Cristo, quien se ha puesto de parte de los más débiles. No tengas duda: de nuevo la Iglesia, cuando hablé, quedará sola en esto.
Qué razón tenía San Juan Pablo II cuando gritaba aquellos de “¡Europa! ¡Se tu misma! ¡Vuelve a tus raíces!”. Aquí no se ve la miseria material que hay en otras partes del mundo, pero hay miserias peores que terminan por destrozar a los pueblos: las morales y las espirituales. En las raíces de Europa esta la antropología cristiana: el convencimiento de que la vida de toda persona importa y merece ser protegida desde la concepción hasta la muerte natural. Es la raíz que las leyes vuelan. Quitar a Dios tiene por fruto quitar el valor de la persona.
En el momento en que se abre la puerta al aborto empieza una pendiente resbaladiza cada vez más permisiva. Llamar al aborto derecho es solo un paso más, no será el último. Por este camino llegará un día donde a una mujer se la obligue a abortar si el estado lo dice, lo de China. Lo que vemos en Francia llegará a otros lugares. Siempre es así. En España vamos a la retaguardia en este tipo de leyes y tristemente puede quedar poco hasta que aquí se proponga algo similar. En Hispanoamérica la colonización ideológica europea querrá también llegar.
Hoy esta noticia nos recuerda la importancia de no dejar de hablar en defensa de la vida, de advertir del daño grande en el alma que sufren las mujeres que han abortado, de ayudar a aquellas que llevan adelante sus embarazos pese al abandono de sus familias y amigos. No se trata de que tenemos que “hacer un mundo más humano”. Humano ya es, y mirad por donde vamos. Se trata de “hacer un mundo más divino”, cristificarlo para elevarlo de las miserias de nuestro tiempo. El aborto es el mayor ataque del mal de nuestros días. La fe es la defensa.