La Iglesia aprueba las apariciones en Ruanda (2)
La Iglesia aprueba las apariciones en Ruanda (2)
ALGUNOS ACONTECIMIENTOS ESPECIALES
Desde el comienzo de las apariciones se produjeron conversiones, reuniones de oración, peregrinaciones, curaciones y fenómenos fuera de lo corriente.
El 16 de enero la Virgen invitó a Alphonsine a caminar con ella por un campo de flores dándole la posibilidad de tocar las varias especies de flores. La gente presente durante la aparición recuerda que Alphonsine pasaba entre ellos tocando la cabeza de cada uno, de modo que el campo de flores era simplemente un símbolo para imponer las manos, dar el mensaje de María y lograr la conversión. María le dijo: “Estas flores vendrán robustas y bellísimas si se les da suficiente agua”.
En una ocasión los peregrinos pidieron que la Virgen bendijera sus Rosarios. Entonces Alphonsine se lo propone a María. Alphonsine, que no sabía de quien era cada rosario; presentaba un rosario a María, si el Rosario era de una persona con suficiente Fe la vidente decía una Ave María y la virgen extendía la mano para bendecirlo, pero cuando el Rosario pertenecía a una persona con poca fe, Alphonsine no podía articular bien la plegaria ni levantar bien el brazo para pedir la bendición de la Madre, y ésta hacía un gesto de desaprobación según la vidente. Más tarde, cuando se hizo tal la cantidad de Rosarios que Alphonsine tenía en el brazo como para presentar de a uno, los Rosarios de la gente de poca fe se le caían al suelo.
En otra oportunidad los peregrinos vieron la danza del sol como en Fátima.
LA ADVERTENCIA SOBRE LA MASACRE
El 19 de agosto de 1982 es un día muy especial, la Virgen se aparece a las jóvenes y todas la ven muy triste y sumamente contrariada. Ella llora y las videntes lloran con Ella, tiemblan. Más de una vez se las ve caerse pesadamente.
Las apariciones duraron, ininterrumpidamente, más de ocho horas. Ella les mostraba imágenes terroríficas del futuro: personas que se mataban entre ellas, terribles batallas, ríos de sangre, cadáveres abandonados, insepultos, un abismo abierto, un árbol todo de fuego, cuerpos decapitados. Ese día había 20.000 personas presentes. En la multitud quedó una fuerte impresión de miedo, de pánico, de tristeza.
María advirtió a los videntes que si el pueblo rwandés no se convertía y alejaba del pecado, el odio y la corrupción, una masacre iba a azotar a la Nación.
Todo esto ocurrió muchos años antes de la masacre de 1994, e incluso se escribieron libros y filmaron documentales referidos a estas visiones escalofriantes, antes de que la realidad confirmase las profecías que el Cielo realizó allí.
LA MASACRE
Cuando el 6 de abril de 1994, Habyarimana (presidente de Rwanda) y el presidente de Burundí fallecieron en un accidente aéreo (no del todo libre de sospechas de ser un atentado), la violencia recrudeció entre los Tutsis y los Hutus. Se desató entonces una de las mayores masacres de la historia de la humanidad en Rwanda. Doce años después de la advertencia de María.
En los años siguientes, se lee que han sido exterminadas más de un millón de personas, incluyendo 3 obispos, 123 sacerdotes y más de 300 religiosos, cientos han sido quemadas vivas en Butare, ciudad cercana a Kibeho; más de dos millones (un tercio de la población) huyó hacia el Zaire, y el cólera y la malaria hicieron estragos en los campos de refugiados.
Miles de cadáveres yacían sin sepultura por todas partes, muchos de ellos decapitados; cientos de cadáveres fueron echados al rió Kagera ensangrentando sus aguas.
En Kibeho fueron masacrados 10.000 Tutsis que se habían refugiado en la Iglesia parroquial, y un año después otros 8.000 fueron asesinados en la plaza en que las videntes tuvieron la visión de la masacre.
No se sabe el paradero de todos los videntes. Se dice que la familia de Alphonsine fue asesinada y ella pudo refugiarse en Zaire. Se piensa que Marie Clarie, Emmanuel y otros videntes fueron asesinados.
La Iglesia Católica fue perseguida a partir de entonces, disminuyendo en gran medida el índice de católicos en el país.
EL RECONOCIMIENTO DE LA IGLESIA
En 1982, el obispo nombró una comisión médica y luego una teológica, manteniendo una postura favorable hacia los sucesos.
El 15 de agosto de 1988, el obispo Jean Baptiste Gahamanyi aprobó la devoción pública, mediante la dedicación del Santuario de Kibeho a “Nuestra Señora de los Dolores”.
Finalmente las apariciones son aprobadas en junio de 2001. En la “Declaración acerca del juicio definitivo sobre las apariciones de Kibeho”, dada a conocer el 29 de junio por la Sala de Prensa de la Santa Sede, el obispo de Gikongoro, Augustin Misago, declaró creíbles las afirmaciones de al menos tres de los siete videntes: Alphonsine Mumureke, Nathalie Mukamazimpaka y Marie Claire Mukangango, que aseguran haber visto a la Virgen. Dijo el Obispo Misago: “Sí, la Virgen María se ha aparecido en Kibeho el día 28 de noviembre de 1981 y en el curso de los seis meses siguientes”.
Sin embargo, el obispo ruandés aclara que no puede afirmar la veracidad de todas las personas que dicen haber recibido apariciones.
Según su declaración, “han correspondido satisfactoriamente a todos los criterios establecidos por la Iglesia en materia de apariciones y revelaciones privadas”.
“Por el contrario, la evolución de los presuntos videntes sucesivos [otras cuatro personas], sobre todo tras acabar sus apariciones, deja ver situaciones personales inquietantes, que han reforzado las reservas ya existentes respecto a ellos”.
El Vaticano publicó la declaración del Arzobispo Misago el 29 de junio del 2001, lo cual es un signo del apoyo de la Santa Sede a las apariciones de Kibeho.
La Iglesia de Rwanda aprueba la aparición en medio de una persecución iniciada por el gobierno local contra la Iglesia. En mayo de 2001 el Obispo Monseñor Misago (quien reconoció las apariciones) es encarcelado por el gobierno rwandés, acusado de haber participado en la masacre de 1994.
En 2003, el entonces prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos –el cardenal Crescenzio Sepe- consagró en el lugar de las apariciones el santuario mariano dedicado a Nuestra Señora de los Dolores en Kibeho, y manifestó su esperanza de que el punto de peregrinación se transformara en un lugar en el que naciera un pueblo ruandés renovado en la fe y en el perdón.