Domingo, 24 de noviembre de 2024

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Mártires de Pilar Primo de Rivera

por Oro Fino

Pilar esgrimió siempre, con orgullo silencioso, el martirologio de la Sección Femenina, como comprobará el lector de La pasión de Pilar Primo de Rivera (Plaza y Janés), que acaba de ponerse a la venta en toda España.
 
Mujeres jóvenes en su inmensa mayoría, con toda la vida por delante, caídas en el frente o asesinadas con increíble vileza en la retaguardia republicana; muchachas mutiladas o víctimas de las checas, donde se torturaba y mataba a placer a las infelices solo por reafirmarse en sus principios y tras resistirse una y otra vez, con la misma heroica contumacia, a la cobarde delación.
 
Joaquina Sot era una de esas aguerridas “chicas de Pilar” que cada semana se jugaba el tipo cruzando de una a otra retaguardia para recoger cartas, recibir instrucciones y proporcionar dinero a los más necesitados.
 
Era astuta, además de valerosa: se hacía llamar “Josefina Pila” y recibía los paquetes comprometidos en el domicilio de su prima Sara Jordá para no ser descubierta. Pero de poco le sirvió.

Su hermana Ana Sot, que residía en la calle Correal número 19, de Gerona, declaró tras la guerra que el 1 de abril de 1938 fueron detenidas en la estación gerundense de M.Z.A. por un grupo de siete u ocho individuos que dijeron ser policías, quienes las obligaron a regresar a su domicilio sobre las diez de la mañana.

Los dirigentes del grupo de falsos agentes eran Julián Grimau y Joaquín Rubio. Mientras efectuaban el registro de la casa, Grimau intimidaba a las dos hermanas con la pistola apoyada en la espalda de una o en la de otra, alternativamente, para que entregaran todo lo que tuvieran de valor.

Las conminaron a preparar la comida y la cena para el grupo, trasladándolas luego a Barcelona, a la checa de la plaza de Berenguer el Grande, donde las confinaron en un habitáculo, cada una en un ángulo, separadas, de pie, y sin permitirles descansar ni hablar. Así permanecieron tres días, bajo la estrecha vigilancia de Grimau y de Rubio.

A continuación fueron conducidas a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía, donde se las incomunicó y sometió a nuevos interrogatorios.
Contaba horrorizada Ana Sot que su hermana Joaquina fue torturada a manos de Grimau y arrastrada por los suelos, tirándole éste del pelo para obligarla a declarar. Cuando, antes de morir fusilada, vio a su hermana, aún tenía señales de haberle sido arrancados de cuajo varios mechones de cabello.

Joaquina había confesado a su hermana que compartió el calabozo durante tres o cuatro días con un individuo que, según frases del propio Grimau, había sido introducido allí “para que saciara sus instintos de virilidad”. Pero el tipo en cuestión se portó correctamente con ella; al parecer, era un delincuente de poca monta.

El abogado defensor Gabriel Avilés describía así a Joaquina Sot:
 
“De unos 45 años, muy delgada, usando gafas y de aspecto insignificante, albergaba una energía extraordinaria y aunque tuvo que soportar groserías incalificables de Dranguet [Alfonso Rodríguez Dranguet] durante el interrogatorio, no logró éste, como tampoco lo había conseguido la policía ni el juez rojo de Instrucción, arrancarle nombres y consignas”.
 
Antes de morir fusilada, Joaquina envió a su familia esta estremecedora carta de despedida que constituye en sí misma el más sincero homenaje a una mujer católica que supo vivir y morir por sus ideales:
 
“A José Sot Delclos y familia.
Estimadísimos hermanos:
“Hoy he recibido con mucha alegría vuestra carta y la de los niños; me ha complacido mucho leeros y me iré más tranquila sabiendo que tú estás mejor. A las dos horas de leeros me han comunicado la gran nueva. Dios lo quiere así, bendito sea. Moriré tranquila y con honra por Dios y por la Patria, que bien se lo merecen.
Perdonadme si os he ofendido; yo perdono a todos, hasta a mis verdugos. Nos lo enseñó Él en el Calvario y el discípulo no ha de ser menos que el maestro. Quedad tranquilos; en el Cielo rogaré por todos. Amad mucho a Ana y a Dolores. Enseñad a vuestros hijos a amar mucho a Jesús para les ayude en los momentos difíciles como hace conmigo.
“Os quiere más que nunca vuestra hermana Joaquina. Últimos momentos de mi vida, 10 de agosto de 1938, día de San Lorenzo”.

Más información en: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial
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