Realidades divinas

            El hombre súper valora su razón…, y esta no tiene el don de la infalibilidad, ella se equivoca y sobre todo en temas relacionados con el alma, que es como decir relacionados con el mundo de lo espiritual. En cambio más acierta en los temas relacionados con la materia, porque ella solo le da valor en sus apreciaciones, a los que le dicen los sentidos materiales y sobre todo la vista; en cambio el tema de los sentidos espirituales, como no ve no capta no razona, y lo que es más importante no capta ni ve, las realidades divinas, que son, las que le marcan su camino a nuestra alma. Las realidades divinas el hombre solo puede llegar a captarlas de dos formas diferentes; una con los ojos y sentidos de nuestra alma y la otra con los ojos de nuestra fe.

            La razón le obliga siempre al hombre, a tratar de conocer el porqué de todo. Necesita razonar para hallar la causa generadora de lo que le afecta o contempla. Y en el orden de la materia esto es relativamente fácil, por ser un orden inferior al del espíritu, donde todo es más complicado que el orden de la materia y en él se encuentran muchos temas y problemas que la mente humana es incapaz de comprender.

            Pongamos por ejemplo el misterio de la Santísima Trinidad. En el Kempis se nos dice: "Quien escudriña la majestad de Dios es oprimido por la pesadumbre de tu gloria” (Pr. 25,27). Es mucho más lo que Dios puede obrar, que lo que el hombre puede entender. Se tolera, en cambio, una investigación humilde y reverente de la verdad, con ánimo de aprender siempre y caminar por la senda trazada de antemano con las sólidas sentencias de los santos Padres.

            Tratar de encontrar siempre el porqué de todo, tratar de hacerle frente a la fe. Pero es verdad que la soberbia humana se levanta contra la fe, contra eso de tener que creer sin ver. La actuación basada exclusivamente en la fe no es de su agrado. En Andalucía concretamente en el Puerto de Santa María, no se ven con buenos a sus vecinos de Jerez y en el Puerto, cuando una persona no se cree algo, dicen: Anda que eres como la gente de Jerez, que hasta que no palpan no ven. Y esto es lo que nos pasa a todos nosotros, que somos como los de Jerez que necesitamos palpar, es decir tocar para creer.

            La fe es muy amada por el Seño, pero lo que es a nosotros nos cuesta un Congo tener que aceptar aquello que no podemos, ni no tocar ni siquiera ver, pero las realidades divinas son así y mucho más., complicadas, porque el tema, no se para en tener fe y creer en que Dios existe, sino que es mucho más, lo que una vez aceptada la existencia de Dios, se nos pide, porque hemos de actuar de una forma, que nuestros cuerpos se niegan a aceptar y nos aluden a lo que ellos llaman sus derechos. El problema básico de todo esto radica en la soberbia que nos acosa y la mayoría de las veces nos domina. Es la dichosa soberbia raíz de todo vicio o pecado la que nos cierra nuestros ojos a las realidades divinas.

            Las realidades divinas, dimanan de una clase de conocimiento, recibido en canales de entidad espiritual no material, circunstancia esta, por la que nuestra razón pone sus reparos a que nuestra mente acepte, lo que no ven nuestros ojos materiales de nuestra cara. Me estoy refiriendo a las Revelaciones de Dios a los hombres. Es por medio de las revelaciones divinas lo poco que conocemos de Dios, sus circunstancias y su entorno.

            Dios para nosotros es un Padre desconocido, al que por motivaciones que la razón de muchos no comprende ni acepta, hay otras personas que se entregan con tal pasión que su ejemplo, genera en los que creemos un aumento de nuestro amor al Señor. Y es que sin la ayuda del Señor el hombre nada comprende, ni entiende, ni puede salvarse, para alcanzar la vida eterna.

          Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

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