Inhabitación Trinitaria espiritual y corporal
Todos los que creemos sabemos que…, desde el día de nuestro bautismo, recibimos todos la inhabitación de la Santísima Trinidad en nuestras almas y mientras vivamos en gracia divina, la inhabitación trinitaria permanecerá siempre en nosotros. Solo la perderemos si cometemos una ofensa mortal y se llama así precisamente por que ella mata el alma de la persona que la comete. Mediante el sacramento de la confesión, se vuelve a reanudar nuestra situación anterior y la Santísima Trinidad volverá otra vez a inhabitar en nuestra alma.
Todo este proceso corresponde al orden espiritual, al orden de nuestro espíritu. Nosotros no podemos verlo con los ojos de nuestra cara, ni percibirlo por el resto de nuestros sentidos corporales, pero si podeos captar los frutos, que se generan en nuestra alma, por esta inhabitación Trinitaria. El Señor nos indicó una forma de apreciar lo que no ven los ojos de nuestra cara y así por ejemplo nos dijo: “Guardaos de los falsos profetas: se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces, por sus frutos los conoceréis”. (Mt 7,15-20). En otras ocasiones empleó el Señor esta sencilla forma de controlar la bondad y la maldad que se oculta a los ojos de nuestra cara. Así también nos dijo: “Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán”. (Mt 7,17-20).
Los ojos de nuestra cara, nos periten ver nada más que lo que es y pertenece al reino de la materia. Es nuestra alma y sus sentidos ,los únicos capacitados para apreciar todo lo referente al reino del espíritu, porque es ahí donde nos penetra la luz divina. Los ojos de nuestra alma son siempre iluminados por la luz divina y mayor será la iluminación en cuanto mayor sea el desarrollo espiritual de nuestras almas. Así vemos que es nuestra alma la que sabe si estamos en gracia y amistad con Dios y ello lo conoce entre otras razones por los frutos, que la inhabitación Trinitaria crea en nuestra alma, un de ellos es por ejemplo nuestra paz interior, quien no vive en gracia de Dios carece de paz interior y si él cree que la tiene se equivoca si vive en pecado, quizás su paz sea la de los cementerios, en este caso la de los cementerios del alma que gobierna muy inteligentemente el demonio.
Pero además de nuestra inhabitación Trinitaria interior, que es y pertenece al orden del espíritu, el Señor, a través del misterio de la Transubstanciación, nos ha regalada la posibilidad de ver y poder comer su cuerpo y beber su sangre. Así en la última cena instituyó la Eucaristía: "Mientras comían, tomó pan, y bendiciéndolo, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, éste es mi cuerpo. Tomando el cáliz, después de dar gracias, se lo entregó, y bebieron de él todos. Y les dijo: Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos”. (Mc 14,22-24).
Ya anteriormente en la sinagoga de Cafarnaúm, en abril del año 28 antes de subir a Jerusalén, el Señor había dicho: “Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo. Jesús respondió: Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo. Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les respondió: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”. (Jn 6,30-35)
Más tarde y en la misma fecha y también en el sinagoga de Cafarnaúm el Señor produjo una conmoción entre los que le escuchaban cuando dijo: “En verdad, en verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitare el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre esta en mi y yo en el. Así como me envió mi Padre vivo, y vivo yo por mi Padre, así también el que come vivirá por mi. Este es el pan bajado del cielo; no como el pan que comieron los padres y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”. (Jn 6,53-58). Algunos dijeron: ¡Duras son estas palabras! ¿Quien puede oírlas? E incluso le abandonaron algunos de sus discípulos, por lo que el Señor les dijo a los doce: “¿Queréis iros vosotros también? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quien iríamos? Solo Tu tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y sabemos que tu eres el Santo de Dios”. (Jn 6,67-70).
San Pablo también nos menciona lo que es y representa comer el cuerpo de Cristo y beber su sangre y nos dice: “Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo”. (1Cor 11,26-29). Tomar el cuerpo y la sangre del Señor, exige una absoluta limpieza espiritual del alma y el que comulga en pecado se come y se bebe su propia condenación Y no existen disculpas de comulgar los divorciados y los que están en pecado en bodas, bautizos y otras ceremonias, para no producir escándalo no comulgando, que es una disculpa muy utilizada.
Para aquellos que ponen en duda el misterio de la Transubstanciación, los textos anteriores no pueden ser más claros. Cuando comulgamos la carne y la sangre material del cuerpo de nuestro Señor, entra e inhabita en nuestro cuerpo material, es una inhabitación de la materia en la materia y en la justificación que Fulton Sheen, le da a este hecho nos dice el obispo de Nueva York: “Todo amor anhela la unidad. Así como en el orden humano la cima más elevada del amor consiste en la unidad del marido y la mujer en la carne, de la misma manera en el orden divino la más elevada unidad estriba en la del alma y Cristo en la comunión”.
La sagrada Eucaristía es el sacramento de la unión. Comunión significa eso: unión, hacerse uno solo. Toda la corporeidad y el alma de Cristo entre en nuestro cuerpo y en nuestra alma cuando recibimos la sagrada comunión se verifica una unión maravillosa, sobrenatural, entre el Señor, que se nos da en alimento, y nuestra alma. “Santo Tomas de Aquino, afirma que la virtud de este sacramento de la Eucaristía consiste en llevar a cabo cierta transformación del hombre en Cristo por el amor”. Porque comulgar es un canto de amor, para Santo Tomás Moro comulgar es el encuentro de dos que se aman. Donde no hay amor no puede haber Eucaristía, ella es el elemento que activa y profundiza en el amor.
Para Jean Lafrance, cada vez que comulgamos, la gloria invade un poco más nuestro ser…. Existe un vínculo misterioso entre lo que sucedió en la Encarnación y la Pasión y lo que sucede en la Eucaristía: la gloria de Dios se ha hecho fluida y se ha licuado para cambiar nuestros corazones de piedra en corazones de carne”. Y para Juan Pablo II: “La Eucaristía se manifiesta, pues, como culminación de todos los Sacramentos, en cuanto lleva a perfección la comunión con Dios Padre, mediante la identificación con el Hijo Unigénito, por obra del Espíritu Santo. Un insigne escritor de la tradición bizantina expresó esta verdad con agudeza de fe: en la Eucaristía, con preferencia respecto a los otros sacramentos, el misterio de la comunión, es tan perfecto que conduce a la cúspide de todos los bienes: en ella culmina todo deseo humano, porque aquí llegamos a Dios y Dios se une a nosotros con la unión más perfecta”. Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. MILAGROS EN LA EUCARISTÍA.- www.readontime.com/isbn=9788461179091
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- ¿Son dos o son más? Glosa del 12-02-12
- Contacto físico afectivo. Glosa del 17-08-10
- La lucecita roja. Glosa del 09-02-10
- Gloria de la Santa Misa. Glosa del 05-07-11
- Transubstanciación. Glosa del 05-12-09
- Misterio de la Transubstanciación. Glosa del 19-09-11
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