Amar más intensamente
Este es siempre el deseo de todo amante verdadero…, y ello es así, porque los goces que le produce su amor siempre desea ampliarlos y este deseo de ampliación, puede ser un vehemente deseo que convierte su amor en un fuego de pasión. Lógicamente me estoy refiriendo, a los gozan del amor sobrenatural que nace del corazón de todos los amantes del Señor. Son estos, los que se sienten enganchados en el fuego de su amor y que nunca se encuentran satisfechos, porque siempre desean amar más ardientemente. Es este el amor que aquí nos interesa, no el amor humano que se desarrolla entre nosotros, pero que si bien en parte, es semejante al amos sobrenatural en otra parte no lo es. El amor humano se establece entre criaturas que aunque su alma sea de vida eterna, no lo son sus cuerpos que tiene un periodo de vida limitada y consecuentemente se trata de amor también limitado en su vida.
El deseo de amar con más intensidad, con ardor y pasión de fuego, solo se da plenamente en el amor sobrenatural, que los humanos podemos tener hacia el Señor, ya aquí durante nuestra vida caduca en la tierra y es este un amor que nunca fenecerá, será eterno porque eterno es el Señor y eterna es nuestra alma. Me estoy imaginando la pregunta que puede ser que más de uno o una se haga, ¿Entonces en el cielo no querré, a mis hijos ni a mi marido? Pues si los querrá pero con una clase de amor distinto mucho más perfecto, porque amará con amor sobrenatural y siempre en función del amor al Señor. El deseo de amar más intensamente, se puede dar en el amor humano si este se fundamente en el amor que ambos cónyuges tengan al Señor, pero siempre esta intensidad será mucho más leve y no tan perfecta, como la que se puede dar entre cualquiera de nosotros entregándonos plenamente al amor del Señor.
En el amor humano, lo perfecto es amar a la esposa, o al marido siempre en función del amor que ambos han de tener al Señor, porque el matrimonio es cosa de tres no de dos, pero desgraciadamente, esto no se tiene muy en cuenta y así vemos las catástrofes matrimoniales que se suceden a nuestro alrededor.
Y es cosa de tres, porque se administra por medio de un sacramento y ya sabemos que los sacramentos son canales por donde discurren las gracias que recibimos. Un matrimonio canónico solo es efectivo en sus gracias, si los contrayentes son conscientes, de lo que están haciendo, que es recibir un conjunto de gracias divinas que les facilitaran la supervivencia de su matrimonio. Pero difícilmente esas gracias actuarán si solo se casa uno por la Iglesia por razones sociales y por el que no se diga.
El deseo de amar más intensamente, es lo propio de un alma entregada al Señor, y que habiendo probado ya un poco de bizcocho, aunque este sea muy poco, ya no le gusta el pan que le ofrece este mundo. Es la persona que ha empezado a dar los primeros pasos en el camino de la santidad. El adjetivo “santus” significa o quiere decir “puesto aparte”, y poner aparte, es hacer una elección. Así como el Señor puso aparte al pueblo de Israel, que pasó a ser el pueblo elegido, el Señor pone aparte aquellos de sus hijos que le han amado ardientemente más que los demás. El santo es siempre un elegido del Señor.
El que se encuentra en esta situación de haber empezado a amar al Señor, cada día que pasa, siente un deseo de amar más intensamente al Señor, no cabe la menor duda de que es un alma elegida. Pero si entramos en el tema de las elecciones del Señor, para muchos esto una especie de injusticia, ¿Porque eso, de que Dios elija a unos si y a otros no? Henry Nouwen contesta a esta pregunta diciendo: “En nuestra sociedad ser elegido siempre implica que hay otros que no lo son. Pero esto no sucede con Dios. Dios elige a su Hijo para revelarnos a nosotros, que nosotros también somos elegidos. En el Reino de Dios no hay competencia ni rivalidad. El Hijo de Dios comparte su elección con nosotros. En el Reino de Dios cada persona es preciosa y única, y a todos se les ha dado ojos para ver la elección de otros y regocijarse en ella”. Si miramos esta cuestión terrenalmente hablando, vemos que la luz del sol brilla igualmente para todos, pero brilla mucho más en un espejo limpio que en un espejo sucio. El que se queja es el que está sucio y la solución es muy sencilla, hay que lavarse. Thomás Mertón, Escribe: “Dios se busca a si mismo en nosotros, y la aridez y la tristeza de nuestro corazón es la del Dios que desconocemos, que no puede encontrarse a si mismo en nosotros porque no nos atrevemos a creer o a confiar en la increíble verdad de que Él pueda vivir en nosotros y que podamos ser objeto de su predilección”.
En deseo de amar más intensamente a Dios, es la evidente señal de que el fuego del amor del Señor, está ya abrasando nuestro corazón, pero ni mucho menos esto quiere decir que hemos llegado o estamos llegando al final de nuestro camino espiritual. El camino espiritual en esta vida, nunca se acaba, dura lo que la misma vida dure y la maduración espiritual es siempre lenta, muy lenta. El que se inicia está ansioso de quemar etapas, pero en el camino de nuestra alma hacia el Señor no hay etapas, solo hay el deseo diario de amar con mas intensidad de la de ayer se tenía y la intensidad hay que estar perseverantemente alimentándola si es que se quiere crecer en amor al Señor. Hay un dicho que dice: Dios está con el lento, las prisas son de satanás. Los parámetros de tiempos resultados, estadística… no son los propios de la vida espiritual donde nunca es posible saber donde se encuentra uno. Quizás con suma impresión, el único indicador que podemos tener es precisamente la intensidad de nuestro amor al Señor, pero sin ninguna posibilidad de hacer comparaciones, porque nadie sabe espiritualmente hablando donde se encuentra el vecino, ya que nadie puede ver el interior del alma humana ajena.
El buen fruto de la vida espiritual, madura siempre pacientemente y por eso por eso la vida no es nunca demasiado larga para madurar en buena muerte. Para la formación de un fruto espiritual, es necesaria siempre la perseverancia y esta a su vez, necesita para darse debidamente del factor tiempo.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. BUSCAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461164516
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Imposible, no amar a Dios. Glosa del 26-07-10
- Verdaderamente, ¿yo amo a Dios? Glosa del 28-07-10
- ¿Es puro nuestro amor? Glosa del 14-09-10
- Sin amor es imposible. Glosa del 14-10-10
- ¿Qué hacer para amarte, Señor? Glosa del 11-12-10
- Todo lo puede, el que ama al Señor. Glosa del 29-12-10
- Ensanchad el corazón. Glosa del 21-10-11
- ¿Qué es amar? Glosa del 26-12-11
- Nuestros deseos de amar a Dios. Glosa del 23-01-12
- Querer tener deseos de amarte, Señor. Glosa del 19-12-10
- Señor, ¿qué más puedo hacer yo por Tí? Glosa del 15-01-12
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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