Sentido del pecado
No son muchos los que se plantean esta cuestión…, Tener sentido del pecado, es tener conocimiento de cual es la voluntad del Señor, pero una auténtica voluntad divina, no la que nosotros nos imaginemos que ella es, como la más conveniente a nuestros propios deseos y voluntad. Y cuando hemos acomodado la voluntad del Señor a lo que deseamos que ella sea, nos decimos: Yo estoy libre de pecado, puedo tirar la primera piedra. Pero se equivocan y lo que es peor, incurren en un pecado mayor, del que tratan de obviar la realidad y emprender el camino que le llevará a la pérdida del sentido del pecado.
En su primera epístola, San Pablo nos dice: "Si decimos: No tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: No hemos pecado, le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros”. (1Jn 1,810). Claro que cualquiera que lea esto enseguida me va a decir: ¿Y como sé yo si tengo pecado o no lo tengo? Yo cumplo los mandamientos voy a misa y me tengo por ser un buen creyente. ¿Acaso no es esto cumplir?
Pues mire Vd. conforme a su conciencia es indudable que Vd. se cree que está libre de pecado y posiblemente lo esté, porque el sentido de pecado que Vd. puede tener quizás sea más bien laxo y si su conciencia no le pide nada más: Apaga y vámonos. Lo que si le puedo decir, es que en esta vida, tanto en el orden material como en el espiritual, nadie puede vivir continuamente caminando por el borde sin que acabe cayendo del lado que trata de evitar. Hay que ser siempre generoso, porque la generosidad siempre tiene su recompensa, en cuanto a la tacañería, solo voy a recordar el refrán que dice: El dinero del tacaño va y viene dos veces.
El Señor nos dejo dicho con el carácter de una obligación ineludible: “Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,48). Y la perfección no se adquiere limitándose uno a lo estrictamente indispensable. Por otro lado no es más perfecto el que se comporta de una forma irreprochable, sino el que ama más, pues lo nuestro aquí abajo es superar una prueba de amor. Nosotros somos tanto más perfectos, cuanto más amamos. Y aquí conviene recordar la frase de San Juan del Cruz que nos dijo: “Hasta que los amantes se funden en la unidad y se transfigura el uno en el otro el amor no es perfecto”. Y el amor humano solo puede ser perfecto cuando se funda en la divinidad.
El teólogo dominico Royo Marín, apropósito de la perfección a la que estamos todos obligados a buscar, decía: “Donde falta una voluntad enérgica no hay hombre perfecto. Para serlo no basta un indolente quisiera, es preciso llegar a un enérgico quiero…. Solo las almas esforzadas y enérgicas, con ayuda de la divina gracia, logran escalar la cumbre de la montaña del amor”. Lo que a sensu contrario, nos obliga a escribir: El indolente y el que se acomoda a su estado actual nunca llegará a ser perfecto, ni cumplirá con el mandato del Señor.
El deseo de llegar a ser perfectos, es una meta, que es difícil que un ser humano logre alcanzarla en su plenitud. Cierto es, escribía San Alfonso María Ligorio, que ni aún las personas espirituales se hallan libres de faltas ligeras; pero estas, van siempre disminuyendo en número y peso, hasta que acaban por destruirlas, los actos de amor a Dios. Quien obra así, acabará por santificarse y sus defectos no le impedirán tender a la perfección.
Tener sentido del pecado, es una cualidad espiritual por la que hemos de luchar. No debemos de aceptar como no pecado, el sin fin de practicas y conductas de la mayoría de las personas que nos rodean. El hecho de que todo el mundo lo hace, si nosotros amamos al Señor, eso jamás puede ser una escusa para que nosotros hagamos lo mismo. Y si somos los únicos que no lo hacemos, no demos oído a los comentarios de los demás, que lo único que pretenden es anular, el toque de atención que tu actitud les está dando a su conciencia. Nosotros deformamos cada vez más nuestra conciencia, porque cuando actuamos mal, acallamos nuestra conciencia, con razonamientos como. ¡Pero si lo hace todo el mundo…,! ¡Pero si es una chuchería de escaso valor…! ¡Pero si a nadie le importa…¡ ¡Pero si el dueño tiene muchos…! ¡Pero si es una mentira piadosa…! ¡Pero si a nadie le hace daño…! Pues te equivocas si hace daño y a ti más que a nadie. Esta es una delas varias formas, en que queremos acallar nuestra conciencia y siempre encontramos mil argumentos para auto justificarnos, pues de ello bien que se encarga el maligno de hacernos el suministro de los elementos necesarios para tratar de matar de una vez por todas, el grito de nuestra conciencia. Y a fe mía, que hay veces en las que desgraciadamente lo logra.
Escribe Slawomir Biela y dice: “Con el tiempo la conciencia deformada lava mis suciedades, de manera tan hábil que ya casi ni siquiera se ven. Por eso no percibo la resistencia tan grande que opongo a la gracia. En este proceso que se realiza de forma gradual e imperceptible construyo el pedestal ficticio de mi propia irreprochabilidad. De este modo comienzo, al final, a creerme de verdad que estoy muy bien y que si todavía me falta algo para llegar a la perfección, dentro de poco tiempo seguramente lo alcanzaré. Progresivamente va desapareciendo de mi vida el Padre misericordioso que me ama. ¡Pero que me ama siendo yo pecador! En su lugar aparece en mi mente una imagen falsa de Dios que me sugiere inconscientemente, que me ama por mis méritos y mis esfuerzos. Y así me adentro cada vez más por el camino del hijo mayor hermano del hijo pródigo, camino que cierra la conciencia del hombre a la verdad de la Redención”. Es indudable que Dios no nos ama mas, por nuestros méritos y nuestros esfuerzos, sino por el amor que a Él le profesemos.
Nosotros cuando caminamos por esta senda de creernos buenos, nos apartamos de Dios, porque antes nos hemos entregado a falsos ideales o a bienes engañosos. Ya no hay lugar para Dios en nuestros corazones, que están ocupados por el maligno y sus mentiras que nos ponen de relieve lo bueno que somos, pues no robamos ni matamos y además vamos a misa y también por la fascinación de engañosas apariencias que nos presenta.
Y en esta situación en la que cómodamente vivimos y nos creemos buenos, Fulton Sheen, nos dice: Los pobres humanos llegan a estar tan avezados al pecado, que no se dan cuenta de su horror. Los inocentes comprenden el horror del pecado mucho mejor que los pecadores. Para el obispo Sheen: Lo peor que hay en el mundo no es el pecado, sino la negación de este que hace, por razón de la falsa conciencia. Porque tal actitud hace que el perdón sea imposible. El pecado imperdonable es la negación del pecado”…. Una persona puede negar el pecado pero nunca escapa a sus efectos.
Solo si llegamos a ser lo suficientemente humildes, Dios descubrirá ante Ti toda tu pecaminosidad, te mostrará que eres peor que otros pecadores, aún peor que los más grandes, a quienes antes despreciabas. Te permitirá descubrir el fondo más horroroso de tu miseria. Solo la humildad y el amor al Señor nos pueden arrancar de esta extendida situación en la que muchos se encuentran.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Nuestra conciencia. Glosa del 19-0312
- Tormentos que dan los escrúpulos. Glosa del 31-0712
- Abominable repugnancia del pecado. Glosa del 29-0410
- Pecado contra el Espíritu Santo. Glosa del 25-0612
- Codiciar los bienes ajenos. Glosa del 05-0611
- Pecado de presunción. Glosa del 11-09-09
- Pecado original. Glosa del 0210-09
- Fomes pecatti y reato de culpa. Glosa del 27-0911
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