¿Podrían los medios servir mejor a los pobres?
por Un obispo opina
Personalmente suelo ver la televisión: telediarios, partidos importantes de tenis o de fútbol, sobre todo del Valencia y alguna película importante. Sobre todo, los telediarios, casi siempre los de TVE. En lo que voy a decir, me referiré a todos los medios, especialmente a la Televisión y a los telediarios, normalmente fuentes de noticias.
Me da la impresión de que los telediarios están muy cargados de noticias económicas y de cantidad de datos que sólo entienden los economistas, no la mayoría de los televidentes, entre los que me incluyo. Mucho se habla en los medios de economía, mucho de delincuentes, mucho de juzgados, mucho de política, mucho de señores de corbata…; pero poco de ejemplos para ayudar; lo digo porque van apareciendo acciones ejemplares populares que, aunque no solucionen los grandes problemas, sí van aliviando a mucha gente que sufre y que pide ser ayudada. Y si los medios lo diesen a conocer, indudablemente contribuirían a que en muchos sitios se imitasen esas maneras de ayudar y serían más las personas atendidas.
Ciertamente, la solución ha de venir de decisiones que no están en manos de la gente normal y corriente, sino en las decisiones de elevadas instancias a las que no llegamos personalmente; aunque sí podemos llegar a una ayuda de tú a tú en cualquier parte, porque en cualquier parte hay pobres y algunos muy pobres.
Están proliferando algunas iniciativas para ayudar a gente necesitada, promovidas no sólo por entidades eclesiásticas o civiles, sino por grupos de personas que se han unido voluntariamente y, sin distinciones de religión, de cultura o de nivel social, están atendiendo a pobres dándoles un plato caliente y un cariño que quizá no encuentran en otra parte. Es de notar que se están adhiriendo a estos servicios como voluntarios muchos jubilados y parados. Gente sencilla y caritativa, conscientes de que pueden ayudar y ayudan. Son capaces de dedicar tiempo y buscar medios para esas actividades, a pesar de que muchos de ellos padecen necesidad. La gente es más buena de lo que creemos
Lo bueno siempre atrae y si los medios, especialmente las televisiones, diesen a conocer hechos positivos de ayuda, tengo la convicción de que se irían abriendo nuevos caminos para ayudar a los que necesitan de la ayuda de todos, bien imitando lo que otros hacen, bien ingeniándoselas aportando nuevas iniciativas.
También está la ventaja de que en estas actividades participan hombre y mujeres con distintos criterios en materia de religión y de política. El hecho de participar en tareas humanitarias, deja al margen muchos criterios un tanto enfrentados, y se promueva la unión cuando se trabaja por el hombre. El hombre necesitado es punto de convergencia en las divisiones que hay en nuestro mundo. Si el Señor nos dijo que lo que hagamos por los necesitados lo estamos haciendo por Él y a Él, seguro que la unidad entre todos nos vendrá más por la caridad que por argumentos teológicos.
Es cierto que los medios programan según lo que ven que interesa a la gente. No hace muchos días, nos cansamos de ver la celebración de la victoria de España sobre Italia, proclamándose aquélla campeona del fútbol de Europa. Y me pregunto: ¿Es más importante dar una exagerada cobertura a ese triunfo, que dar cobertura a algo tan urgente y necesario para nuestro pobres (y son millones) como es la promoción de acciones que están ayudando y que pueden seguir ayudando, durante un tiempo más o menos largo, a los necesitados?
Supongo que los medios tienen sus espacios muy concretos y determinados en programas, tiempos, criterios… y que puede resultar difícil encajar algún espacio nuevo; es posible que entre anuncios y preferencias no se encuentre fácilmente el camino y se considere inviable; pero ¿no sería esto más importante que otros apartados de modas, canciones, artistas…? ¿No es posible que hubiese anuncios que subvencionasen un programa o un apartado para esta obra de caridad y de justicia?
Con ello no quiero decir que se eliminen algunos espacios, pero sí que se añadan otros como ése al que acabo de aludir, aunque debido al tiempo que duran los programas, no pudiesen suprimirse, pero sí reducirse.
Y no estaría de más que se aprovechase algún momento en las televisiones para poner al alcance del público el gran drama que hay, y también el que se avecina, pero sembrando siempre esperanza.
José Gea
Me da la impresión de que los telediarios están muy cargados de noticias económicas y de cantidad de datos que sólo entienden los economistas, no la mayoría de los televidentes, entre los que me incluyo. Mucho se habla en los medios de economía, mucho de delincuentes, mucho de juzgados, mucho de política, mucho de señores de corbata…; pero poco de ejemplos para ayudar; lo digo porque van apareciendo acciones ejemplares populares que, aunque no solucionen los grandes problemas, sí van aliviando a mucha gente que sufre y que pide ser ayudada. Y si los medios lo diesen a conocer, indudablemente contribuirían a que en muchos sitios se imitasen esas maneras de ayudar y serían más las personas atendidas.
Ciertamente, la solución ha de venir de decisiones que no están en manos de la gente normal y corriente, sino en las decisiones de elevadas instancias a las que no llegamos personalmente; aunque sí podemos llegar a una ayuda de tú a tú en cualquier parte, porque en cualquier parte hay pobres y algunos muy pobres.
Están proliferando algunas iniciativas para ayudar a gente necesitada, promovidas no sólo por entidades eclesiásticas o civiles, sino por grupos de personas que se han unido voluntariamente y, sin distinciones de religión, de cultura o de nivel social, están atendiendo a pobres dándoles un plato caliente y un cariño que quizá no encuentran en otra parte. Es de notar que se están adhiriendo a estos servicios como voluntarios muchos jubilados y parados. Gente sencilla y caritativa, conscientes de que pueden ayudar y ayudan. Son capaces de dedicar tiempo y buscar medios para esas actividades, a pesar de que muchos de ellos padecen necesidad. La gente es más buena de lo que creemos
Lo bueno siempre atrae y si los medios, especialmente las televisiones, diesen a conocer hechos positivos de ayuda, tengo la convicción de que se irían abriendo nuevos caminos para ayudar a los que necesitan de la ayuda de todos, bien imitando lo que otros hacen, bien ingeniándoselas aportando nuevas iniciativas.
También está la ventaja de que en estas actividades participan hombre y mujeres con distintos criterios en materia de religión y de política. El hecho de participar en tareas humanitarias, deja al margen muchos criterios un tanto enfrentados, y se promueva la unión cuando se trabaja por el hombre. El hombre necesitado es punto de convergencia en las divisiones que hay en nuestro mundo. Si el Señor nos dijo que lo que hagamos por los necesitados lo estamos haciendo por Él y a Él, seguro que la unidad entre todos nos vendrá más por la caridad que por argumentos teológicos.
Es cierto que los medios programan según lo que ven que interesa a la gente. No hace muchos días, nos cansamos de ver la celebración de la victoria de España sobre Italia, proclamándose aquélla campeona del fútbol de Europa. Y me pregunto: ¿Es más importante dar una exagerada cobertura a ese triunfo, que dar cobertura a algo tan urgente y necesario para nuestro pobres (y son millones) como es la promoción de acciones que están ayudando y que pueden seguir ayudando, durante un tiempo más o menos largo, a los necesitados?
Supongo que los medios tienen sus espacios muy concretos y determinados en programas, tiempos, criterios… y que puede resultar difícil encajar algún espacio nuevo; es posible que entre anuncios y preferencias no se encuentre fácilmente el camino y se considere inviable; pero ¿no sería esto más importante que otros apartados de modas, canciones, artistas…? ¿No es posible que hubiese anuncios que subvencionasen un programa o un apartado para esta obra de caridad y de justicia?
Con ello no quiero decir que se eliminen algunos espacios, pero sí que se añadan otros como ése al que acabo de aludir, aunque debido al tiempo que duran los programas, no pudiesen suprimirse, pero sí reducirse.
Y no estaría de más que se aprovechase algún momento en las televisiones para poner al alcance del público el gran drama que hay, y también el que se avecina, pero sembrando siempre esperanza.
José Gea
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