Lunes, 25 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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¿Es terrible la condenación eterna?

por Juan del Carmelo

          Desde luego que sí lo es…, pero conviene, matizar sobre varios puntos y verlo desde un ángulo de visión completamente distinto al que aquí en esta vida tenemos. Una  asidua lectora, desde hace ya cerca de tres años, de las glosas que escribo, movida por una laudable compasión, me ha enviado un comentario sobre este tema,  en el sentido de que le parecía tremenda la pena que han de sufrir y están sufriendo los condenados en el infierno, pues mal que lo pese a muchos, que no quieren aceptar la realidad y practican la técnica del avestruz, el infierno existe y desgraciadamente no está vacío.

 

            Este tema, de ver que es terrible la pena de condenación eterna, le mueve a muchos y quizás más a muchas, pues ellas son más emotivas y compasivas que nosotros, a ver una gran desproporción entre el delito que le lleva al infierno a un réprobo y el tremendo tamaño de la pena. ¡Vamos! Nadie se atreve a decirle al Señor, que no es para tanto, pero en el fondo más de uno o una lo piensa. Se llega a pensar de esta forma, en función de que carecemos de una visión de carácter sobrenatural, y todo lo que miramos lo vemos con una simple visión natural o humana. Un desarrollo pleno y completo de nuestra vida espiritual en esta vida, que es lo que nos permitiría ver con plena visión sobrenatural, es muy difícil de alcanzarlo, aunque no imposible, pues hay quien lo logra marchando directamente al cielo sin pasar por la purificación que se adquiere en el purgatorio. Pero la inmensa mayoría de los que esperamos salvarnos, pasaremos por el purgatorio, aunque solo sea por muy breve el tiempo de estancia allí, si es que se ha tenido la precaución de acogerse en esta vida al Santo escapulario de la Virgen del Carmen.

 

            Son varias las consideraciones que se pueden hacer acerca del porqué, de este tema. La más extendida es la de que una ofensa, a la tremenda e infinita grandeza de Dios, justifica un tremendo castigo. Desde el punto de vista humano, en el derecho y la justicia positiva actual la pena de una ofensa, va siempre unida a la categoría del ofendido. No es lo mismo, insultar a un niño, que insultar a un adulto, que insultar al rey. Dicho de otra forma, partiendo de una completa visión sobrenatural, de la cual  todos carecemos¸ es de tener presente que como la grandeza de Dios, es infinita y eterna,  por lo tanto la pena de una ofensa a Dios, también tiene que ser infinita y eterna.

 

            Este argumento o esta argumentación, a mí personalmente no me gusta. Y no me gusta, porque estimo que no existe un castigo por parte de Dios al alma que se va al infierno. Pongamos un ejemplo; en el orden natural o humano, una persona joven con facilidades para estudiar una carrera, no utiliza estas facilidades y repetidamente es suspendido, sin lograr terminar la carrera. Su estatus social, cambia con respecto a los de sus padres y hermanos que si aprovecharon los estudios y terminaron sus carreras. Nadie culpa a sus padres de haber castigado a su hijo sin una carrera que si tienen sus hermanos. Algo similar ocurre con el reprobado que se va al infierno. Es él, el que ha querido irse al infierno, negándose a aceptar el amor que el Señor le ofrecía. Dios no lo ha castigado, él tiene lo que ha elegido.

 

            Dios hace lo posible y lo imposible para que no nos condenemos nadie y Él mismo es el primer interesado en que nadie se condene y está interesado en esto, mucho más que nosotros mismos. Hasta el último momento, nos está ofreciendo su amor, aunque hayamos sido unos locos pecadores absolutos y está siempre dispuesto a perdonar y está deseando que el pecador se acoja a su misericordia. Pero si el alma de que se trate, no acepta el amor de Dios, el Señor, le retira su capacidad de amor, y ese vacío que se produce en esa alma lo rellena la antítesis del amor que es el odio y así esa alma entra en el reino del odio por su propia voluntad. Esta  alma, al carecer de capacidad de amor, por habérsele sido retirada tal como ella deseaba, su naturaleza se le transforma y lo que antes era amor ahora es solo odio y tinieblas, pues el Señor también retira su Luz divina y eso para siempre eternamente.

 

            Lo que realmente nos pasa, es que aquí en esta vida, todos tanto los que viven en amistad y gracia de Dios, cumpliendo con sus mandamientos y aseveraciones, como los que viven de espaldas a Él, somos objeto de su amor, desde luego que unos más que otros, pero todos nadamos sumergidos en el amor divino, y no tenemos noción ni experiencia de cómo es la vida, cuando este amor no existe. Al no existir este amor, la naturaleza de cualquier criatura sea humana o angélica, se transforma. La transformación que se verifica, al carecer de la facultad de amar, para estas criaturas, lo suyo es odiar que es la antítesis de amar.

 

            Pero repito, este proceso de transformación sobrenatural que se realiza en un alma cuando definitivamente no ha querido aceptar el amor divino, es eterna y no tiene vuelta atrás, pues para que esta pudiese darse, el condenado tendría que apoyándose en la misericordia divina, hacer un acto de arrepentimiento; pero ello es imposible, ya que un acto de arrepentimiento en sí, es un acto de amor, y la naturaleza transformada del condenado le impide tener un acto de amor.

 

            En razón a lo anteriormente dicho, es imposible que se realicen eso que muchas personas llenas de buena fe dicen: Dios es tan bueno que al final sacará a todo el mundo del infierno. O también, aquello otro de que como la misericordia de Dios es tan grande e infinita, al final el infierno estará vacío. Pues no, no puede ocurrir, porque al mismo tiempo que la misericordia divina es infinita y solo para el que se arrepiente, también la justicia divina es grande e infinita.

 

            Concluyo esta glosa, no aceptando esa peregrina idea de que y tenemos que rezar por las almas que están en el infierno e inclusive por los demonios. A tenor de lo ya dicho se comprenderá fácilmente que eso es un disparate. Lo que si tenemos que hacer es rezar para que al infierno no vaya nadie y desde luego nosotros mismos, pues la caridad bien entendida empieza por uno mismo, y hasta el último momento nadie estamos seguros.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-                  Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL.- www.readontime.com/isbn=9788461179190

-                  Libro. DEL MÁS ACÁ AL MÁS ALLÁ.- www.readontime.com/isbn=9788461154913

-                  Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281

-        Vale la pena, ¿valió la pena? Glosa del 26-05-11

-        Carta de un alma condenada. Glosa del 24-11-11

-        ¿Estamos predestinados? Glosa del 08-08-11

-        El tema del infierno. Glosa del 02-09-09

-        El infierno como estado del alma. Glosa del 01-03-10

-        Limitaciones que tiene el infierno. Glosa del 15-09-11

-        Fuego del infierno y goces del cielo. Glosa del 04-12-11

-        Fuego en el infierno. Glosa del 21-02-10.


Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com



 

 

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