Facultades y potencias del alma
por Juan del Carmelo
Aunque haya quien lo niegue, por encontrarse totalmente materializado…., la realidad es tozuda y nos dice que tenemos cuerpo y alma. Y que conste que esto de tener alma, no es un invento ni de la Iglesia ni de los curas, porque ya antes de que el Señor llegase a este mundo para redimirnos, todos los pueblos primitivos reconocían la existencia de un espíritu interior, en el cuerpo de cada persona. Y avanzando cronológicamente más, tenemos a Platón y Aristóteles, los cuales ya se ocupaban en sus días, de este tema del alma.
Nadie se ha visto su alma con los ojos de su cara, pero todos sabemos que la tenemos. A título de curiosidad, mencionaré que cuando era joven estuve en África varias veces, y una vez tropecé con un negro que casi me mata, porque lo había fotografiado; él creía que le acababa de robar su espíritu, es decir, su alma y no se crean Vds. que se calmó con dinero, que en África los hay de esta clase y son los más abundantes, no este era auténtico y el dinero no lo calmaba. Es decir, de la misma forma que creemos en Dios y nunca lo hemos visto, pero tenemos la absoluta convicción de que existe, bueno no todos por supuesto, también tenemos la convicción de la existencia de nuestra alma. El alma, nuestra alma es el bien más preciado que tenemos, el único que es perdurable eternamente y nunca morirá y siendo el que más deberíamos de cuidar y desarrollar, es al que menos atención le prestamos.
En el Catecismo de la Iglesia católica, nos encontramos con varios parágrafos, entre ellos los que van del 1703 al 1706, en los que se trata del tema del alma y textualmente en el 1703 se nos dice que: “Dotada de un alma "espiritual e inmortal" (GIS 14), la persona humana es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (GIS 24, 3). Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna.
Nosotros, perfectamente sabemos que nuestro cuerpo pertenece al orden de lo visible, al orden de la materia, pero nuestra alma pertenece a un orden superior e invisible o incorpóreo, al cual pertenece Dios creador de todo lo visible e invisible, porque Dios es espíritu puro. Y sabemos también que tenemos alma, porque ella se nos manifiesta en su actuación, y ella para poder actuar, necesita y dispone del uso de una serie de facultades y de potencias de nuestro cuerpo, de las que vamos a tratar. Así Edith Stein, antigua catedrática de filosofía de raza hebrea, antes de tomar el hábito de carmelita descalza y posteriormente después de su muerte como mártir y ser, por lo tanto canonizada, nos dice que: “A través de la actividad de sus potencias, sale el alma de sí misma para encontrarse con el mundo exterior, en una actividad puramente sensible y que está por debajo de sí misma”.
Para seguir avanzando en este complicado pero importante tema, es de ver que muchos confunden las facultades del ama con sus potencias. Pues bien siguiendo también a la santa carmelita Edith Stein, actualmente Santa Teresa Benedicta de la Cruz, esta nos dice que: No confundamos potencias del alma con las facultades de esta. Las potencias son tres: memoria inteligencia y voluntad. Las facultades son dos: la facultad de conocer y la facultad de amar. Conocer a Dios equivale a estar ya unidos a Él, tratar de conocerle es querer llegar a la unión con Él. Esta unión, generalmente pensamos, que es la manifestación divina del amor en nuestras almas, es decir, se realiza a través del amor, de la segunda facultad que tiene el alma humana y así efectivamente es.
Y este amor que se manifiesta en nuestras almas; el amor de Él a nosotros y de nosotros a Él, a su vez, se nos hace efectivo, es decir se nos comunica por mediación de las potencias de nuestra alma. Pero Dios según la persona hiere más, a una potencia que a otra, porque algunas veces se siente más la inteligencia que el amor y otras veces más el amor que la inteligencia y a veces también todo es inteligencia sin ningún amor y a veces todo es amor sin ninguna inteligencia. Porque Dios, y de acuerdo con San Juan de la Cruz, se puede comunicar al alma en solo una potencia sin la otra. Y así puede inflamar la voluntad con el toque del calor de su amor, aunque no entienda el entendimiento ni tenga razón alguna para comprender: tal como una persona puede ser calentada por el fuego sin ver a este en ninguna parte.
En términos menos sofisticados intelectualmente, veamos que son potencias y que son facultades. ¿Qué son las potencias del alma? El DRAE, genéricamente nos dice que potencia es: Capacidad para ejecutar algo o producir un efecto. Y en base a esta aseveración y como definición para andar por casa, podemos decir que, las potencias del alma son: Las capacidades o herramientas de que dispone el alma humana para realizar su cometido más trascendente, cuál es el de obtener su salvación. Con respecto al término facultad el DRAE, nos proporciona dos acepciones 1.- Aptitud, potencia física o moral, y 2.- Poder, o derecho para hacer algo. Por lo que podemos concluir que, este caso que nos ocupa y completando la anterior definición de potencia, podemos decir que la facultad o facultades del alma, en otra definición para andar por casa, es: La actitud o poder que tiene el alma usando de sus potencias para realizar su cometido más transcendente, cual es el de obtener su salvación.
Las facultades sólo actúan por medio del impulso que les da la energía del alma; ellas no tienen energía propia, porque no son los agentes que las lanzan; que en este caso son las potencias del alma. San Juan de la Cruz escribía: “La fuerza del alma está en sus potencias, pasiones y apetitos, dirigido todo por la voluntad. Cuando la voluntad dirige todas las potencias pasiones y apetitos a Dios y las desvía de todo lo que no es Dios, es cuando guarda la fuerza del alma para Dios y entonces ama a Dios con todas sus fuerzas. Y estas potencias de nuestro espíritu, cuando lleguen a su eterno destino, se verán penetradas, transformadas e iluminadas por una nueva luz, luz que se enciende al contacto con la llama de la divinidad.
La facultad que tiene alguien, siempre se apoya en su capacidad para poder ejercer la facultad. Si se carece de capacidad no se puede tener facultad de ejercicio de aquello a lo que la capacidad le permite a uno realizar. Una persona carece de capacidad para poder elevarse sin más, luego no tiene la facultad de volar, pero si tiene capacidad de desplazarse, porque tiene piernas, luego tendrá la facultad de andar, facultad esta que no tendría si careciese de piernas.
El obispo Sheen, distingue perfectamente entre potencias y facultades y escribe: “Nuestra alma tiene dos facultades. Una de ellas es la facultad e conocer y la otra es la facultad de amar. Somos como los animales, en tanto en cuanto tenemos sensaciones y pasiones, pero el conocimiento y el amor son específicamente humanos. El conocimiento pertenece al entendimiento o razón del ser humano, el amor pertenece a su voluntad. El objeto del intelecto es la verdad. El objeto de la voluntad es la bondad o amor”.
En la eternidad al carecer del dogal del tiempo, que ahora todos tenemos puesto, todo será para nosotros presente, y entonces de la misma forma que de las virtudes teologales desaparecerán la fe y la esperanza, porque la fe se transformará en evidencia y la esperanza en realidad, también de nuestras potencias desaparecerá la memoria porque al estar en la eternidad todo en nosotros será presente, no existirá ni el pasado ni el futuro y también la voluntad, pues al habernos entregado plena y perfectamente al amor divino, nuestra voluntad estará totalmente identificada con la divina. En resumen solo nos perdurarán de las virtudes teologales el amor y de las tres potencias del alma solo el entendimiento, el cual se verá enriquecido por la sabiduría del Señor.
Santo Tomás de Aquino, por su parte, nos ofrece una detallada exposición de las facultades de la persona, distinguiendo entre:
· las incorpóreas: que no necesitan de órganos corpóreos para ejercer su actividad: el entendimiento y la voluntad. Son las que corresponden al alma.
· las corpóreas: que necesitan un órgano corporal para ejercitarse y son meros actos de órganos corporales: las potencias sensitiva y vegetativas. Son las que corresponden al cuerpo.
FACULTADES HUMANAS |
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Facultades incorpóreas o del alma |
Vida intelectiva |
Entendimiento |
Teórico o Práctico |
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Voluntad |
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Facultades corpóreas o del cuerpo |
Vida sensitiva |
Sentidos externos |
Son los cinco sentidos corporales |
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Sentidos internos |
Sentido común, imaginación, estimativa y memoria |
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Apetito sensible |
Deseos sensibles, instintos |
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Facultad locomotriz |
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Vida vegetativa |
Generativa |
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Aumentativa |
Crecimiento |
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Nutritiva |
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No podemos extendernos aquí, sobre las menciones de Santo Tomás, por lo que dejaremos este tema para otra ocasión.
Concluiremos esta glosa, con un párrafo del Libro de Juan Pablo II, “La fe según San Juan de la Cruz”, en el que podemos leer: “El esquema de correspondencia, entre las virtudes teologales y la potencias del alma, se ajusta así: A la fe le corresponde el entendimiento; a la esperanza le corresponde la memoria; y a la caridad la voluntad. En cada virtud teologal debe de actuar la unión con Dios en la `potencia correspondiente. Las tres virtudes teologales, han de ser las que han de poner en perfección las tres potencias del alma… Mediante las virtudes teologales cada potencia es informada de modo sobrenatural según las exigencias de su propia entidad”.