Lunes, 25 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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Pastores privilegiados

por Juan del Carmelo

           Y uno se pregunta: ¿Por qué fueron privilegiados esos tres pastores de Belén? Esta es la pregunta que puede hacerse toda persona en la que el amor, los pensamientos, los impulsos y los sentimientos de su alma, sean más fuertes que las tendencias de su cuerpo. Porque no existe mayor privilegio imaginable para esta clase de personas, que ese que tuvieron hace ya poco más de dos mil años, tres pastores del entorno de la ciudad de Belén.

 

            El privilegio que supuso a los tres pastores, poder visitar y adorar al esperado Mesías, es un algo envidiable, para todos aquellos que tenemos y vivimos en el regalo de la fe. Para apreciarlo debidamente, la categoría de este privilegió, hay que pensar acerca de lo que hubiese sido el mundo, sus habitantes y las relaciones entre ellos, si no hubiese existido: Primeramente, la esperanza de que Dios nos iba a redimir de la catástrofe en que nos metieron Adán y Eva, tirando por la borda su paradisiaca vida y la de sus descendientes y en segundo lugar el regalo del perdón que Dios ´compadecido de nuestra miserable situación, nos donó con nacimiento de nuestro esperado Redentor, que resultó ser: ¡Nada más y nada menos que el propio Hijo de Dios!

 

            La humanidad, que tiene la suerte gozar del sentido de la Navidad y dentro de ella aquellos que creen, viven y entienden cual es el verdadero significado e importancia de la Navidad, saben perfectamente que el acontecimiento mayor que ha existido y existirá en este mundo, es el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de una Virgen, que escogida por el Señor, para Madre de su Hijo, es humanamente hablando, el ser más perfecto que nadie puede imaginar, en: amor, belleza, bondad, dulzura, inteligencia, y cualquier otra perfección que podamos concebir, pues Ella lo reúne todo.

 

            Y Ella por indicación de su Hijo en la cruz, aceptó tomarnos a todos y cada uno de nosotros como si fuésemos su único hijo y así nos ama y nos protege, naturalmente con mayor empeño, en todo aquel que la acepta, la invoca y en su manto se refugia.

 

Los pastores de Belén tuvieron la dicha de poder adorar al Niño Dios y a su Madre, en la gruta donde nació. San Lucas nos relata el episodio escribiendo: “Había en la región unos pastores que pernoctaban al raso, y de noche se turnaban velando sobre su rebaño. Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvía con su luz, quedando ellos sobrecogidos de gran temor. Díjoles el ángel: No temáis, os traigo una buena nueva, una gran alegría, que es para todo el pueblo; pues os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías Señor, en la ciudad de David. Esto tendréis por señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Así que los ángeles se fueron al cielo, se dijeron los pastores unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que el Señor nos ha anunciado. Fueron con presteza y encontraron a María y a José y al Niño acostado en un pesebre, y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. Y cuantos los oían se maravillaban de los que les decían los pastores. María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho”. (Lc 2,8-20).

 

            La Beata Anne Emmerich, fue una moja agustina alemana, nacida a finales del siglo XVIII, y conocida por sus visiones y los numerosos estigmas, que recibía generalmente en Navidad. Concretamente y con referencia a los pastores, ella nos cuenta una visión que tuvo. 

 

"A legua y media más o menos de la gruta de Belén, en el valle de los pastores, había una colina. En las faldas de la colina estaban las chozas de tres pastores. Al nacimiento de Jesucristo vi a estos tres pastores muy impresionados ante el aspecto de aquella noche tan maravillosa; por eso se quedaron alrededor de sus cabañas mirando a todos lados.

Entonces vieron maravillados la luz extraordinaria sobre la gruta del pesebre. Mientras los tres pastores estaban mirando hacia aquel lado del cielo, he visto descender sobre ellos una nube luminosa, dentro de la cual noté un movimiento a medida que se acercaba. Primero vi que se dibujaban formas vagas, luego rostros, y finalmente oí cantos muy armoniosos, muy alegres, cada vez más claros.

Como al principio se asustaron los pastores, apareció un ángel entre ellos, que les dijo: "No temáis, pues vengo a anunciaros una gran alegría para todo el pueblo de Israel. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor. Por señal os doy ésta: encontraréis al Niño envuelto en pañales, echado en un pesebre".

 Mientras el ángel decía estas palabras, el resplandor se hacía cada vez más intenso a su alrededor. Vi a cinco o siete grandes figuras de ángeles muy bellos y luminosos. Oí que alababan a Dios cantando: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".

Más tarde tuvieron la misma aparición los pastores que estaban junto a la torre. Unos ángeles también aparecieron a otro grupo de pastores cerca de una fuente, al Este de la torre, a unas tres leguas de Belén. Los he visto consultándose unos a otros acerca de lo que llevarían al recién nacido y preparando los regalos con toda premura. Llegaron a la gruta del pesebre al rayar el alba."

 

            Exactamente las dos descripciones, no coinciden, pero ello no tiene nada de extraño. La de Anne Emmerich es mucho más detallada y la de San Lucas es más  escueta. Esto no tiene nada de extraño, si tenemos en cuenta que el evangelio de San Lucas, aunque hay dudas sobre la fecha en la que fue  escrito la mayoría de los autores y exégetas sitúan la fecha, en la década del año 80. San Lucas debió de conocer a la Virgen y ello explica la más detallada explicación que da de aquellos sucesos en lo que la Virgen tuvo un especial protagonismo. En este sentido San Lucas recoge el canto del Magníficat, que posiblemente le fue trasmitido por la Virgen nuestra Madre y Señora.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

 

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-                  Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461220588

-                  Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281

-                  Dogmas marianos. Glosa del 20-08-09

-                  Amar a María, nuestra Madre celestial. Glosa del 29-09-11

 

 

          

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