Parábola: Ser sin estar
Nunca se puede estar sin ser. La vieja escolástica decía: operari sequitur ese. Es decir: el obrar sigue al ser.
Pretender estar en un lugar geográfico manteniendo un ser de otro diverso, es vivir de modo desquiciado.
Este desequilibrio conduce a enfrentamientos con los naturales del terreno donde pisas, porque pretender a hacer a los demás al modo y manera particular y subjetiva, es un papel imposible.
Por eso, el paso por los lugares varios supone vivir en un permanente teatro, donde aplauden los bufones solamente. El resto de espectadores está deseando que acabe pronto la función, de la que procurarán olvidar sus contenidos cuanto antes.
Cuando llega el final inevitable, quedarse en la única "tierra" es la mejor solución, y demuestra cómo toda una vida ha sido un puro teatro de estar sin ser, de aparentar sin convencer, de vivir con careta de cartón piedra.
Tomás de la Torre Lendínez