Felicidades
por Guillermo Urbizu
Ana. Amor. Ana. Enamorada compañía. Tu mano me señala las estrellas. Tus manos me envuelven la existencia. Ana. Amor. Alma que me enseña la vida. Alma que me ama, que me respira. Enamorada alma que se funde a la mía, que paseas conmigo por las olas y avenidas. Ana, que acaricias mi pelo y la piel y la mirada. Te miro expectante, con ganas de estar más cerca, más dentro de tu corazón, de tu pensamiento. No tengo más memoria que tú. Eres lo que soy y tengo. Amor. Cuéntame, dime, háblame de tus sueños. No seas tímida. Adivina mis deseos, lo que quiero. Lo que te quiero. Corre, vamos a enamorarnos más juntos. Ana, vamos a investigar lo que se insinúa, lo que nos roza, lo que amanece. Ven conmigo. Vamos a ver la hermosura del amor, el embeleso de regalarnos el alma. Vamos a juntar en un beso el vuelo de las nubes o la razón del universo. No te entretengas ante el espejo. Ven a estos labios, tráeme tu cuello, tu rutina, tu esfuerzo. Dámelo todo. Hasta tu color favorito (el verde) o los pájaros de tus pasos. Yo te lo guardo. Ana. Amor. Ana. Me gusta tomar del talle las palabras y ceñirlas a ti, al canto que eres. A la poesía que eres. Y es que me gusta leerte, y releer una y mil veces tus brazos y los destellos de tus gafas y el relámpago de tu alma. Tan femenina, con esa elegancia tuya que no termina, que se alza, que se sueña, que me lleva en volandas por el centro de la ciudad, de aliento en aliento, de orilla en orilla. Vivo de verte. Vivo de ti, mi vida, mi alma. Contigo vivo sin miedo. Sólo tengo miedo de no estar contigo. De no encontrar tus besos en un descuido. Y perderme y dejar de ser yo, sin ti. Ana. Amor. Ana. Enamorada aurora, celeste luz, llama. Cumpleaños de mi felicidad, de tu alegría. Henchida pujanza, ternura, sonrisa, puerto, ninfa. Eres la que eres: la que me eres. Eres la medida exacta de mis días.
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