Arturo Mari entró como fotógrafo en el Vaticano en 1956, durante el pontificado de Pío XII, y se jubiló en tiempos de Benedicto XVI. Es más de medio siglo dejando constancia del día a día de seis Papas, pero sobre todo de uno, de San Juan Pablo II, de quien guarda los recuerdos más especiales, como cuenta él mismo a Rome Reports.