Frente al totalitarismo de pensamiento pide más debate
El obispo Rey, de Toulon, pide que no se imponga el matrimonio gay sin pasar por un referéndum
En Estados Unidos se han dado 32, y el matrimonio gay siempre perdió. Pero en Francia, como en España, no parece que dejen votar al pueblo.
En una entrevista en la publicación conservadora "Nouvelles de France", el obispo de Toulon, Dominique Rey, ha lamentado "el totalitarismo de pensamiento", que se descalifique a los opositores al matrimonio del mismo sexo sin dar argumentos racionales y ha pedido que se someta la cuestión a referendum.
"Debe organizarse un referéndum para permitir un verdadero debate y que el gobierno no vaya a remolque de los lobbies", ha declarado.
Dominique Rey, autor hace años de un libro sobre la masonería y su incompatibilidad con el catolicismo, admite no estar seguro de que exista un lobby gay organizado pero añade que "sí sé que hay una presencia de personas que quieren imponer ciertas reivindicaciones" y "de lo que estoy seguro es que hay homosexuales en distintos niveles del trabajo político y su presencia no es neutra".
No menciona a nadie, pero no hace falta ser un investigador para pensar en personalidades como el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoe, homosexual declarado y gran promotor del matrimonio del mismo sexo.
Los sondeos no son referendos
Un referendum sería un evento emocionante. Según un sondeo de France24.com, un 65% de los franceses apoyan el matrimonio homosexual, pero si se especifica acerca de entrega de niños en adopción a parejas homosexuales (que es lo que el Gobierno socialista francés pretende) ya se reduce a un 53%. Como dice el obispo: "el matrimonio del mismo sexo practica la discriminación contra los niños a los que no se les concede el derecho a tener un padre y una madre".
Dominique Rey afirma que una cosa son los sondeos y otra la realidad de la gente que realmente va a votar. "Pese a todo, la mayoría de la población no quiere el matrimonio homosexual. El papel de los gobernantes, además, es buscar el bien para el hombre, no hacer lo que digan los sondeos", afirma el obispo de Toulon.
Dominique Rey coincidiría con Lawrence Jacobs, director ejecutivo del Congreso Mundial de las Familias, que a su paso por Madrid la pasada primavera dijo: "allí donde hay leyes de matrimonio del mismo sexo es siempre por imposición de jueces activistas, nunca por voto popular. Más aún, a menudo la gente en las encuestas dice estar a favor del matrimonio del mismo sexo, pero luego, cuando vota, gana el matrimonio natural".
Poligamia desde la francofonía africana
Dominique Rey apoya los comentarios del Primado de las Galias, el cardenal Barbarin, de Lyon, quien afirmó que el matrimonio gay abre la puerta al incesto y a la poligamia. En Francia este argumento es especialmente potente, porque varios países africanos francófonos, fuente de numerosos inmigrantes, permiten la poligamia. ¿Con qué criterio la Francia laica bloquearía a sus inmigrantes, y sus hijos y nietos, y al resto de la población, algo que ejercen varios países hermanos en la francofonía?
"Esta ley abre la puerta a la caja de Pandora", dice el obispo, "remite la causa del orden natural de las cosas a una voluntad prometeica de reconstruir la humanidad", "una especie de mutación antropológica".
Para el obispo, el referéndum sería una ocasión para debatir y educar a la población, hacerla reflexionar: al menos, no se aplicaría el mero rodillo del poder político.
Lo que es el matrimonio ¿es votable?
Pero hay sectores contrarios al referendum. El argumento del homosexualismo político es que el matrimonio del mismo sexo es un derecho humano, y que los derechos humanos no se votan, simplemente se reconocen y aplican: la voluntad de la ciudadanía no importa. Además, el homosexualismo político francés está molesto con la propuesta socialista porque aunque les permite adquirir niños ya nacidos, no les permite acceder a las tecnologías de reproducción asistida ("encargar" niños por FIV, vientres de alquiler y otras técnicas que han usado divos ricos como Miguel Bosé o John Lennon).
También le ponen pegas al referendum algunos sectores cristianos: el matrimonio es una institución natural, dicen, y el Estado, pero también la ciudadanía, carece de competencias para votar que un matrimonio sea cualquier cosa distinta a una unión de hombre y mujer. Sería como votar que el día es noche o el agua es arena. Sería mala pedagogía dar la sensación de que la Iglesia piensa que sea un tema opinable, que se pueda someter a votación.
Estados Unidos, donde dejan votar
En Estados Unidos, se han celebrado ya 32 referendos en distintos estados sobre la redefinición del matrimonio para que incluya las uniones del mismo sexo: siempre ha ganado el matrimonio natural.
En España no se permitió ningún referendum, y se aprobó sin ningún consenso: con una mayoría simple en el Congreso, con el voto en contra del Senado y dictámenes contrarios del Consejo de Estado (dictamen 2628/2004), la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, el Consejo General del Poder Judicial, la oposición de 700.000 firmas avaladas por la Junta Electoral Central y una manifestación de 700.000 personas (según la prensa italiana, por ejemplo) que colapsó Madrid con el lema "La familia sí importa".
El obispo de Toulon es un reputado especialista en la Nueva Evangelización y su aplicación práctica en Europa y ha sido designado por el Papa como uno de los padres sinodales en el Sínodo de la Nueva Evangelización que se celebrará en Octubre en Roma.
"Debe organizarse un referéndum para permitir un verdadero debate y que el gobierno no vaya a remolque de los lobbies", ha declarado.
Dominique Rey, autor hace años de un libro sobre la masonería y su incompatibilidad con el catolicismo, admite no estar seguro de que exista un lobby gay organizado pero añade que "sí sé que hay una presencia de personas que quieren imponer ciertas reivindicaciones" y "de lo que estoy seguro es que hay homosexuales en distintos niveles del trabajo político y su presencia no es neutra".
No menciona a nadie, pero no hace falta ser un investigador para pensar en personalidades como el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoe, homosexual declarado y gran promotor del matrimonio del mismo sexo.
Los sondeos no son referendos
Un referendum sería un evento emocionante. Según un sondeo de France24.com, un 65% de los franceses apoyan el matrimonio homosexual, pero si se especifica acerca de entrega de niños en adopción a parejas homosexuales (que es lo que el Gobierno socialista francés pretende) ya se reduce a un 53%. Como dice el obispo: "el matrimonio del mismo sexo practica la discriminación contra los niños a los que no se les concede el derecho a tener un padre y una madre".
Dominique Rey afirma que una cosa son los sondeos y otra la realidad de la gente que realmente va a votar. "Pese a todo, la mayoría de la población no quiere el matrimonio homosexual. El papel de los gobernantes, además, es buscar el bien para el hombre, no hacer lo que digan los sondeos", afirma el obispo de Toulon.
Dominique Rey coincidiría con Lawrence Jacobs, director ejecutivo del Congreso Mundial de las Familias, que a su paso por Madrid la pasada primavera dijo: "allí donde hay leyes de matrimonio del mismo sexo es siempre por imposición de jueces activistas, nunca por voto popular. Más aún, a menudo la gente en las encuestas dice estar a favor del matrimonio del mismo sexo, pero luego, cuando vota, gana el matrimonio natural".
Poligamia desde la francofonía africana
Dominique Rey apoya los comentarios del Primado de las Galias, el cardenal Barbarin, de Lyon, quien afirmó que el matrimonio gay abre la puerta al incesto y a la poligamia. En Francia este argumento es especialmente potente, porque varios países africanos francófonos, fuente de numerosos inmigrantes, permiten la poligamia. ¿Con qué criterio la Francia laica bloquearía a sus inmigrantes, y sus hijos y nietos, y al resto de la población, algo que ejercen varios países hermanos en la francofonía?
"Esta ley abre la puerta a la caja de Pandora", dice el obispo, "remite la causa del orden natural de las cosas a una voluntad prometeica de reconstruir la humanidad", "una especie de mutación antropológica".
Para el obispo, el referéndum sería una ocasión para debatir y educar a la población, hacerla reflexionar: al menos, no se aplicaría el mero rodillo del poder político.
Lo que es el matrimonio ¿es votable?
Pero hay sectores contrarios al referendum. El argumento del homosexualismo político es que el matrimonio del mismo sexo es un derecho humano, y que los derechos humanos no se votan, simplemente se reconocen y aplican: la voluntad de la ciudadanía no importa. Además, el homosexualismo político francés está molesto con la propuesta socialista porque aunque les permite adquirir niños ya nacidos, no les permite acceder a las tecnologías de reproducción asistida ("encargar" niños por FIV, vientres de alquiler y otras técnicas que han usado divos ricos como Miguel Bosé o John Lennon).
También le ponen pegas al referendum algunos sectores cristianos: el matrimonio es una institución natural, dicen, y el Estado, pero también la ciudadanía, carece de competencias para votar que un matrimonio sea cualquier cosa distinta a una unión de hombre y mujer. Sería como votar que el día es noche o el agua es arena. Sería mala pedagogía dar la sensación de que la Iglesia piensa que sea un tema opinable, que se pueda someter a votación.
Estados Unidos, donde dejan votar
En Estados Unidos, se han celebrado ya 32 referendos en distintos estados sobre la redefinición del matrimonio para que incluya las uniones del mismo sexo: siempre ha ganado el matrimonio natural.
En España no se permitió ningún referendum, y se aprobó sin ningún consenso: con una mayoría simple en el Congreso, con el voto en contra del Senado y dictámenes contrarios del Consejo de Estado (dictamen 2628/2004), la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, el Consejo General del Poder Judicial, la oposición de 700.000 firmas avaladas por la Junta Electoral Central y una manifestación de 700.000 personas (según la prensa italiana, por ejemplo) que colapsó Madrid con el lema "La familia sí importa".
El obispo de Toulon es un reputado especialista en la Nueva Evangelización y su aplicación práctica en Europa y ha sido designado por el Papa como uno de los padres sinodales en el Sínodo de la Nueva Evangelización que se celebrará en Octubre en Roma.
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