El Papa pone como ejemplo de esperanza a la Virgen María, para quien «el mañana de Dios es el hoy»
La figura de María, "el ícono más expresivo de la esperanza cristiana", fue central en la meditación dictada por el Papa Francisco en la visita que este jueves realizó al Monasterio de San Antonio Abad de las Monjas benedictinas camaldulenses en el Aventino, con ocasión de la Jornada por la Vida Contemplativa y del Año de la Fe, que termina el domingo próximo.
"No sabemos esperar el mañana de Dios, queremos el hoy, no como María, para la cual el mañana de Dios es el hoy", aseguró el Santo Padre.
Con las 21 monjas de la comunidad, el Papa ha celebrado las Vísperas según la regla camaldulense: se rezó, entre otras intenciones, por las víctimas de los desastres naturales de Filipinas y de Cerdeña, así como por los cristianos perseguidos en tantas partes del mundo.
"Preguntaos: ¿Por qué?"
De la tragedia de Filipinas, el Papa había hablado un poco antes de dejar el Vaticano, cuando se encontró en la basílica de San Pedro a un grupo de filipinos. "En estos momentos de tanto sufrimiento no se cansen de decir. ¿Por qué? Como los niños... Y así elevaréis los ojos hacia nuestro Padre sobre vuestro pueblo, atraeréis la ternura del papá del cielo sobre ustedes. Como cuando un niño dice y pregunta: ¿por qué?, ¿por qué?".
Durante la visita del Papa a las monjas benedictinas, la atmósfera espiritual fue muy intensa. Las religiosas, envueltas en sus hábitos blancos, entonaron cantos alrededor del Papa.
El total confiar de María
El Pontífice habló de María, la vida de la cual es un total confiar desde la anunciación del Ángel. "La vemos, cuando Aquel que fue anunciado como Mesías nace en la pobreza... luego en la profecía de la espada que le traspasaría el corazón... y, sobre todo, en el Gólgota. María es la mujer del dolor", afirmó el Papa.
El Papa explicó así su constante confianza en Dios: "Todo parece terminado, hubiese podido decirle a las promesas de la anunciación: fui engañada". Pero su fe no vacila, "sobre esta fe ve apoyado el futuro, sabe esperar el mañana de Dios. Para ella el mañana de Dios es el hoy".
"La única lámpara encendida en el sepulcro es la lámpara de la Madre". "Me pregunto- agrega- si en los monasterios, ¿está encendida aún esta lámpara?, si en los monasterios, ¿se espera el mañana de Dios?"
"Debemos mucho- fue la conclusión del Papa- a esta Madre de esperanza, que nos sostiene en los momentos oscuros, de dificultad, de aparente derrota, de derrotas humanas".
"No sabemos esperar el mañana de Dios, queremos el hoy, no como María, para la cual el mañana de Dios es el hoy", aseguró el Santo Padre.
Con las 21 monjas de la comunidad, el Papa ha celebrado las Vísperas según la regla camaldulense: se rezó, entre otras intenciones, por las víctimas de los desastres naturales de Filipinas y de Cerdeña, así como por los cristianos perseguidos en tantas partes del mundo.
"Preguntaos: ¿Por qué?"
De la tragedia de Filipinas, el Papa había hablado un poco antes de dejar el Vaticano, cuando se encontró en la basílica de San Pedro a un grupo de filipinos. "En estos momentos de tanto sufrimiento no se cansen de decir. ¿Por qué? Como los niños... Y así elevaréis los ojos hacia nuestro Padre sobre vuestro pueblo, atraeréis la ternura del papá del cielo sobre ustedes. Como cuando un niño dice y pregunta: ¿por qué?, ¿por qué?".
Durante la visita del Papa a las monjas benedictinas, la atmósfera espiritual fue muy intensa. Las religiosas, envueltas en sus hábitos blancos, entonaron cantos alrededor del Papa.
El total confiar de María
El Pontífice habló de María, la vida de la cual es un total confiar desde la anunciación del Ángel. "La vemos, cuando Aquel que fue anunciado como Mesías nace en la pobreza... luego en la profecía de la espada que le traspasaría el corazón... y, sobre todo, en el Gólgota. María es la mujer del dolor", afirmó el Papa.
El Papa explicó así su constante confianza en Dios: "Todo parece terminado, hubiese podido decirle a las promesas de la anunciación: fui engañada". Pero su fe no vacila, "sobre esta fe ve apoyado el futuro, sabe esperar el mañana de Dios. Para ella el mañana de Dios es el hoy".
"La única lámpara encendida en el sepulcro es la lámpara de la Madre". "Me pregunto- agrega- si en los monasterios, ¿está encendida aún esta lámpara?, si en los monasterios, ¿se espera el mañana de Dios?"
"Debemos mucho- fue la conclusión del Papa- a esta Madre de esperanza, que nos sostiene en los momentos oscuros, de dificultad, de aparente derrota, de derrotas humanas".
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